El trabajador rinde más si no se deja dominar por lo urgente

| La jornada laboral es más productiva si la planificación es semanal y no día a día

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La productividad de los trabajadores es un tema que preocupa a las empresas, ya que no todos aprovechan de igual manera su tiempo durante la jornada laboral. Están los que dejan todo para último momento y trabajan bajo presión y aquellos que logran una correcta planificación de sus tareas y son dueños de su tiempo.

Carlos Herman, fundador y director de Managerial Escuela de Negocios, ofreció en febrero un seminario titulado "Organización de tareas laborales y gestión de prioridades", en el que enfatizó uno de los puntos clave que deben tener en cuenta los trabajadores para organizarse: distinguir lo urgente de lo importante.

"La productividad en cada puesto de trabajo depende de que la persona gestione las prioridades de forma eficaz. Están los que priorizan lo urgente y los que priorizan lo importante", explicó Herman.

El experto aseguró que si bien la urgencia no se va a erradicar nunca, sí se puede tener un mayor control sobre el tiempo cuando existe una planificación. "Esto demuestra el fracaso de la agenda convencional, porque sólo me permite ver el lunes en el contexto del lunes", aseguró Herman.

"Quienes trabajan sobre lo urgente verán a la próxima semana como más de lo mismo. Si vos ves el lunes lo que tenés que hacer ese día perdés la perspectiva que se logra al ver una semana por adelantado", sentenció.

DIVISIÓN DEL TIEMPO

El experto explicó que las tareas se pueden dividir en cuatro cuadrantes, el primero agrupa lo que es importante y urgente, el segundo lo importante y no urgente, en el tercero están las tareas urgentes y no importantes y el cuarto lo que no es ni urgente ni importante.

Si una persona acciona y reacciona basada en el paradigma de que lo primero es lo urgente, probablemente siempre irá corriendo detrás de las urgencias, bajando su carga de adrenalina cuando estas hayan desaparecido y volverá así a repetir el círculo, explicó Herman. "Aquellas personas que basan su comportamiento sobre el paradigma de la importancia atacarán primero lo que es importante y muchas veces lo que es importante y urgente", agregó.

El objetivo es, entonces, incrementar el tiempo que se pasa en el cuadrante dos -el cuadrante de la calidad-, bajar el tiempo en el cuadrante uno y tratar de no pasar por el tres; el cuatro es el cuadrante del deterioro.

Según Herman, la gente está generalmente acostumbrada a trabajar en el cuadrante uno, "donde aumenta la adrenalina y se siente importante" pero donde comienza a vivir, a su vez, "en una especie de ficción y con menor calidad de vida".

Por otra parte, aseguró que nadie está concentrado un 100% en su tiempo laboral. Está comprobado que el 80% de los trabajadores manda mensajes de texto a familiares desde el trabajo y eso implica necesariamente una baja en la productividad. Sin embargo, los buenos ambientes laborales, donde los trabajadores se sienten a gusto y valorado por sus pares y la empresa, son aquellos donde se promueven los chistes, las bromas y las historias breves que le permiten a la persona una vía de descanso.

El bajón anímico a veces rinde

El estado emocional repercute directamente en la performance del trabajador, para bien y para mal. Al contrario de lo que se piensa, un trabajador que está mal anímicamente puede elevar sus niveles de productividad porque evita pensar en sus conflictos concentrándose más en el trabajo.

El problema es que en esta situación, la persona puede buscar adrenalina para cubrir su vacío abocándose a lo urgente y no a lo importante, afectando su calidad de vida dentro y fuera del trabajo.

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