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El giro de Martín Inthamoussú: de la presidencia del Sodre a ser consultor en Economía Creativa en el BID

El asesor, reconocido por su trayectoria en el mundo de la danza, narra cómo fue su transición a un rol ejecutivo en el organismo internacional con sede en Washington

Martín Inthamoussu. Foto: Leonardo Mainé

Por Alejandra Pintos

Martín Inthamoussú se define como «nómade», y en cierto sentido lo es. Nació en Uruguay, pero estudió en Reino Unido y Holanda, además vivió en Italia y Alemania, donde estuvo 12 años.

Por eso, cuando vio que había una oportunidad de ingresar al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no dudó en presentarse. Después de un riguroso proceso de selección fue aceptado y en cuestión de un mes dejó su cargo comopresidente del consejo directivo del Sodre. En mayo de 2022 se mudó con su esposo a Washington, EE.UU., para asumir como consultor en Economía Creativa.

Foco en la gestión

Gran parte de los uruguayos conoce a Inthamoussú como bailarín, pero en los últimos años el artista ha dejado la danza de lado para formarse en gestión cultural y administración. Ahí, cree, hay terreno fértil para generar un cambio.

«Cuando estaba dedicado a la parte de la creación escénica observaba cosas que no sucedían del lado de la gestión, eso me generaba un interés de pasar para el otro lado y estar en el lugar de la acción. La gestión cultural necesita personas preparadas en eso y no de artistas que hacen gestión sin preparación. Para eso estudié Gestión Cultural, hice la maestría en Comunicación y Cultura, un MBA y un posgrado en Relaciones Culturales Internacionales en la Universidad de Girona», repasó en conversación con El Empresario desde las oficinas del BID.

Luego añadió: «No hay otra manera de entender los desafíos, especialmente los del desarrollo, si no los pensás de una manera intersectorial. Las respuestas no están solamente en tu área».

La creatividad y la cultura son grandes motores de América Latina y el Caribe

En su sector trabajan solo tres personas, pero el uruguayo está «orgulloso del impacto» que tiene el organismo. Desde ese lugar aplican conceptos tradicionalmente asociados a los negocios, como metodologías para la innovación, a las industrias creativas.

«La creatividad y la cultura son grandes motores de América Latina y el Caribe: aportan valor al desarrollo de los países a nivel económico y social, es una herramienta que empezó a ver como clave. Está la gastronomía, la moda, los videojuegos, el mundo audiovisual. Son muy importantes, es más o menos el 3,1% del PIB. Soy un gran defensor del relevamiento de datos para tomar decisiones coherentes y relevantes, tanto en el sector público como el privado. Por eso estoy tan orgulloso de trabajar acá», afirmó.

Vista Martín Inthamoussú
Vista del obelisco de Washington desde el apartamento de Martín Inthamoussú.

Soft landing

A pesar de que la mudanza sucedió en cuestión de un mes (incluyendo el desarmado del apartamento de Montevideo, la búsqueda de un hogar en Washington y el traslado de su perra y su gata) el uruguayo asegura que tuvo un «soft landing», o aterrizaje tranquilo. En parte se lo atribuye al BID, que está integrado principalmente por funcionarios latinoamericanos, acostumbrados a recibir a otros compatriotas. Además le asignó una colega para que lo acompañara en su adaptación. «Todos los que estamos acá pasamos por el proceso de llegar a una ciudad que no es la tuya», contó. A su llegada uno de los mayores desafíos fue, como consumidor de actividades culturales, encontrar dónde estaban las propuestas alternativas y el circuito under, que en Montevideo conocía a la perfección.

En cuanto a la gestión de las grandes instituciones culturales -como el John F. Kennedy Center- no encontró diferencias «importantes» con las políticas que se aplican en Uruguay, salvo por su forma de financiación y modelo de negocios, que responde a «sociedades diferentes y es como para escribir una tesis».

«Washington es una ciudad donde hay muchas embajadas, varios organismos internacionales y eso hace que muchas personas estén de paso. El washingtonian no se abre tan fácilmente a quienes creen que se van a ir pronto, hasta que da con las personas indicadas», reflexionó Inthamoussú.

A un año de su mudanza, el consultor se encuentra integrado a la ciudad y no tiene planes de irse. «Supongo que tiene que ver con mi pasado, pero nunca me cuestiono si voy a volver o dónde voy a ir después. No me puse un plazo para este trabajo. Voy a estar donde me haga feliz», remató.

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