EE.UU. endurece sus reglas y las empresas de cambio de criptomonedas miran fuera de fronteras

La ola de medidas del gobierno de EE.UU. contra las empresas de criptomonedas está comenzando a rehacer la industria.

Coinbase, el intercambio de criptomonedas más grande del país, abrió un negocio en las Bermudas. Gemini, una empresa rival con sede en Nueva York, está buscando una licencia en Emiratos Árabes Unidos. Y Bittrex, un exchange en Seattle, cerró sus operaciones en EE. UU.

Después de años de tratar de dar forma a la regulación federal en EE.UU., un número creciente de criptoempresas, en particular los intercambios de compra y venta de tokens, exploran desarrollar sus negocios en el exterior. Se expanden a nuevos países y evalúan la posibilidad de dejar el país.

Los movimientos son una respuesta a una creciente represión que ha convertido a EE.UU. en uno de los reguladores de criptografía más estrictos del mundo. El martes 6, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) presentó una demanda contra Coinbase, argumentando que estaba vendiendo valores sin el registro adecuado. Un día antes, el organismo demandó al intercambio internacional Binance, buscando excluir a su fundador, Changpeng Zhao, del mercado bursátil local.

En estos días, la posibilidad de irse de EE.UU. es «lo más importante de lo que hablan y piensan las startups de criptomonedas», dijo Nic Carter, fundador de Castle Island Ventures, una firma de capital de riesgo. «Pueden mudarse a las Islas Caimán, Londres o las Bermudas, o tener una facción significativa de sus ejecutivos allí, Hong Kong o Dubái».

En teoría, un gran éxodo podría dificultar que los estadounidenses intercambien monedas digitales y experimenten con nuevos productos criptográficos.

Las tensiones entre la industria y los reguladores han escalado desde 2021, cuando Gary Gensler, un acérrimo crítico de las criptomonedas, asumió como presidente de la SEC. A partir de entonces, el regulador ha dicho que las criptomonedas deberían clasificarse como valores, lo que obligaría a las criptoempresas a registrarse en la agencia y someterse a estrictos requisitos de divulgación.

Una nueva ronda de hostilidades comenzó en noviembre tras la caída de la plataforma FTX. Desde entonces, la SEC demandó a firmas de criptomonedas y aplicó medidas contra un producto de inversión comercializado por Kraken, una popular bolsa de EE.UU.

Al mismo tiempo, varios de los principales reguladores financieros emitieron comunicados advirtiendo a los bancos sobre los riesgos de las criptomonedas.

«Las cosas dieron un giro tras el colapso de FTX», explicó Perianne Boring, directora de la Cámara de Comercio Digital, un grupo de defensa de las criptomonedas. «Tuvimos esfuerzos de buena fe en marcha en la SEC y otros reguladores que ahora son grandes críticos».

En abril, el CEO de Coinbase, Brian Armstrong, dijo que EE.UU. necesitaba reglas más claras que rijan las criptomonedas. «Sin eso, estas empresas se construirán en paraísos fiscales», reconoció.

Una historia de fricciones y cambios de estrategia

Después de su fundación en 2012, Coinbase saltó a la fama al posicionarse como el intercambio de criptomonedas más confiable y compatible.
Hace dos años, salió a la bolsa, un momento decisivo que pareció señalar el papel cada vez más mayor en el comercio de EE.UU.
Desde entonces, Coinbase se ha enfrentado repetidamente con los reguladores federales. En septiembre de 2021, después de que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) impidiera que la empresa ofreciera un producto de inversión popular, el CEO de Coinbase, Brian Armstrong, acusó a la agencia de «comportamiento sospechoso».
En Washington, Coinbase y otras importantes empresas de criptografía de EE.UU. han luchado contra el régimen regulatoria cada vez más intenso, presionando a los legisladores para que creen reglas a medida para su industria. Pero a medida que esos esfuerzos se desmoronaron, algunas empresas de criptomonedas comenzaron a mirar al extranjero.