En el año móvil cerrado en junio la economía uruguaya registró un ingreso neto de capitales del exterior por U$S 527 millones, a través de inversión directa e inversión de cartera, y mediante la entrada de otros fondos no relevados por la Balanza de Pagos. Como, al mismo tiempo, el déficit de la cuenta corriente se redujo, se necesitaron menos fondos para financiar el intercambio de bienes, servicios y rentas con el exterior, por lo que buena parte de esos capitales que entraron al país terminaron engrosando los activos de reserva del Banco Central del Uruguay (BCU).
La cuenta corriente de la balanza de pagos, que mide el saldo de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, los cobros y pagos por concepto de renta (intereses y utilidades) y las transferencias unilaterales, registró en el segundo trimestre de 2005 un superávit de U$S 20 millones, de acuerdo con la información de carácter preliminar que divulgó el BCU el pasado 30 de setiembre.
Se trató del primer resultado trimestral positivo de la cuenta corriente desde abril-junio de 2004, lo cual fue posible gracias a que se transfirieron menos rentas netas al exterior, mientras el resultado de la cuenta comercial se mantuvo estable. Otro factor que influyó fue la llegada de más transferencias corrientes, donde se incluyen las remesas enviadas al país por familiares de uruguayos en el exterior.
El superávit del segundo trimestre permitió que la cuenta corriente, medida sobre año móvil, redujera su déficit a U$S 178 millones en los 12 meses a junio, una cifra equivalente al 1,1% del Producto Interno Bruto (PIB).
Este rojo fue menor que el del año móvil finalizado en marzo —1,3% del PIB— y se alejó aún más de los déficits de hasta 3,2% que llegó a mostrar la economía uruguaya en los momentos más álgidos de la última crisis económica.
Con una perspectiva de largo plazo, el resultado de la cuenta corriente puede interpretarse como la diferencia entre el ingreso nacional bruto de un país y el gasto de sus agentes residentes. Un gasto interno o absorción (consumo más inversión de los sectores público y privado) mayor que el ingreso nacional se corresponde con un déficit de cuenta corriente, o, lo que es lo msimo, con una inversión superior al ahorro doméstico.
En este sentido, el saldo de la cuenta corriente se puede expresar como la suma del desequilibrio (ahorro menos inversión) del sector público y del sector privado. Dado un determinado superávit privado, un menor déficit fiscal se corresponde con un déficit de cuenta corriente también menor.
La economía uruguaya presentó niveles de déficit fiscal del entorno de 4% del PIB entre 1999 y 2002, tras lo cual esta variable se fue reduciendo de forma sistemática. En los 12 meses a junio fue equivalente al 1,5% del producto.
En tanto, el resultado de la cuenta corriente, que entre 1999 y 2002 presentó fuertes déficit, se volvió positivo entre mediados de 2002 y 2003, para luego volverse nuevamente deficitario pero manteniéndose en niveles cercanos al equilibrio.
Esta divergencia entre el déficit de la cuenta corriente —que permaneció relativamente estable desde fines de 2003— y el déficit fiscal —que evolucionó a la baja—refleja un mayor gasto de los agentes privados.
De acuerdo al informe que publicó el BCU al divulgar las cifras de Balanza de Pagos, el sector privado "ha tendido a recomponer su gasto después del marcado ajuste que realizó a raíz de la crisis de 2002", tendiendo a alinearlo "próximo a sus niveles de ingreso desde el segundo semestre de 2004". Según las Cuentas Nacionales, el gasto final de consumo privado creció 8,4% en el primer semestre de 2005.
El Banco Central afirma que el ingreso privado creció "considerablemente" impulsado por "los mayores niveles de actividad productiva". Esta suba del ingreso estuvo acompañada de un aumento del consumo privado en una proporción "ligeramente superior", y de un incremento más fuerte de la formación bruta de capital fijo (inversión). Conforme a los cálculos de la autoridad monetaria, esto determinó que el excedente por transacciones corrientes del sector privado se redujera a niveles cercanos a medio punto porcentual de su ingreso.
CAPITALES. Mientras esto sucedía con las transacciones corrientes de Uruguay con el exterior, la cuenta Capital y Financiera de la balanza de pagos exhibía un superávit de U$S 14,6 millones en los 12 meses a junio, denotando una entrada neta de capitales. Este resultado positivo se compuso de una inversión directa de U$S 350 millones y una inversión de cartera de U$S 159 millones, lo que se vio contrarrestado en parte por el resultado neto negativo de U$S 494 millones en otras inversiones. En este último rubro se incluyen otros derechos y obligaciones con el exterior, tales como créditos comerciales, préstamos y depósitos.
Pero donde realmente se percibió la entrada neta de capitales al país fue en el rubro Errores y Omisiones, que refleja los movimientos financieros no relevados por la Balanza de Pagos. En el año móvil que finalizó en junio esta cuenta alcanzó un resultado positivo de U$S 512,7 millones.
Si bien no se puede identificar con claridad cuáles fueron las transacciones que provocaron dicho resultado, es posible estimar que éstas están vinculadas con operaciones financieras, tal como sucedió en los trimestres previos. Así lo indica el BCU en su informe, basando su apreciación en el hecho de que "el intenso crecimiento de la actividad productiva no haya sido acompañado por similar comportamiento del crédito bancario".
Al hacer, entonces, el supuesto de que todos los movimientos del rubro Errores y Omisiones corresponden a transacciones financieras, es posible sumar su saldo con el de la cuenta Capital y Financiera y obtener una aproximación al ingreso de capitales al país. Esta suma indica que el ingreso total de capitales del exterior en los 12 meses a junio alcanzó los U$S 527 millones.
En tanto, si se hace foco sólo en lo sucedido en el primer semestre de 2005, se observa que el rubro Errores y Omisiones tuvo un saldo positivo de U$S 325 millones, mientras que la cuenta Capital y Financiera mostró una salida neta de capitales de U$S 204 millones, tras un resultado negativo de U$S 347 millones de enero-marzo y uno positivo de U$S 143 millones en abril-junio.
El saldo negativo de la cuenta financiera se explicó por una salida de divisas del sector público por U$S 394 millones, que se vio compensada sólo en parte por el ingreso de divisas del sector privado por U$S 190 millones.
El resultado del sector público se explicó por la cancelación de bonos Brady a tasa fija, la amortización neta de deuda con organismos multilaterales, y la constitución de activos en el exterior como contrapartida de la emisión de bonos realizada por el gobierno central en mayo.
Pero estas operaciones, más la ganancia de activos de reserva del BCU —que en enero-junio fue de U$S 60 millones— y el "fortalecimiento de la posición externa del Banco de la República", contribuyeron —afirma la autoridad monetaria— a mejorar la posición de inversión internacional del sector público.
En cuanto al ingreso de divisas del sector privado, el Banco Central indica que está vinculado fundamentalmente a la Inversión Extranjera Directa (IED) estimada.
INVERSIÓN. Si bien las cifras definitivas de IED del año 2005 recién podrán conocerse con precisión después que finalice el año, sí se dispone de los datos de 2004, a través de la Posición de Inversión Internacional que fue divulgada el 30 de setiembre por el BCU.
Este registro muestra que en 2004 la inversión directa en el país se incrementó en U$S 348,5 millones, alcanzando un total de U$S 2.148 millones. El aumento fue algo inferior al de U$S 400 millones que se había registrado en 2004 en relación al año previo, y marca el segundo período de recuperación después de la caída de U$S 1.000 millones de 2003.
Los principales componentes del crecimiento de la inversión directa en 2004 fueron el financiamiento de las casas matrices a sus empresas subsidiarias en Uruguay, la reinversión de utilidades por parte de firmas productivas y financieras, y las aportaciones de capital para la compra de tierras e inmuebles.
En tanto, la inversión en cartera (principalmente títulos de deuda pública) se situó en U$S 4.309 millones en 2004, contra U$S 2.739 millones en 2003. De este aumento, U$S 291 millones correspondieron a transacciones efectivas realizadas durante el año, y U$S 1.279 millones a variaciones por ajustes de los precios de los bonos, que se registran a precios de mercado.
Las cifras de inversión en cartera surgen de la Encuesta Coordinada de Inversión de Cartera que se realiza en Uruguay y en otros 85 países de forma coordinada con el Fondo Monetario Internacional (FMI).