La meta de nuestros fundadores fue crear repúblicas, pero estos nuevos estados carecían de reconocimiento social a los "pueblos de abajo", como se decía entonces. Por eso, no supieron generar una democracia de los pueblos. Se limitaron a fundar un conjunto de repúblicas basadas en los principios de libertad, igualdad y fraternidad, afirmó el abogado, diplomático y escritor argentino Abel Posse. El entrevistado agregó que los historiadores argentinos, en general, se niegan a reconocer la ideología monárquica del Gral. San Martín por no entender que el hombre que había logrado la independencia de la mitad de Sudamérica, creía al mismo tiempo en el puente de unión con el continente europeo, que era la fuente de cultura en esa época. A continuación un resumen de la entrevista.
-Al conmemorarse el bicentenario del proceso independentista en Hispanoamérica, observamos que los países del subcontinente no han podido alcanzar el nivel de desarrollo en materia política, social y económica de la América anglófona. A grandes rasgos, ¿cuáles son los orígenes de esa brecha enorme entre ambas regiones?
-Hay que remontarse a la raíz cultural de las dos grandes corrientes colonizadoras del mundo occidental. Una proveniente del norte europeo que es protestante y calvinista, cuya filosofía de la realidad reconoce que el dinero, las ganancias y el triunfo en el aspecto material de la vida son un beneficio casi de dimensión teológica. La otra corriente del mundo mediterráneo y católico plantea una visión crítica ante la realización material por considerarla una fuente de pecado.
La colonización nórdica va a alcanzar su realización con un progreso tecnológico extraordinario en Norteamérica, mientras que la ibérica va a sembrar una riqueza espiritual y cultural que a veces no valoramos en América Latina. Es probable que, con el tiempo, ambas culturas se unifiquen y, en su convergencia, asimilen mutuamente las riquezas que generaron sus fundadores.
-Mientras que las trece colonias originales que formaron los Estados Unidos avanzaron de acuerdo con su Destino Manifiesto, que expresaba la creencia en que esa nación estaba destinada a expandirse desde las costas del Atlántico al Pacífico, ¿por qué se produjo la balcanización de la América española?
-En el universo de la América anglosajona triunfó un concepto de unidad que los hispanoamericanos no supimos tener. No se puede olvidar que la Corona española estableció una división territorial de las Indias muy rígida. En cierto modo, esa política reflejaba una realidad existente en la metrópolis. Incluso en la historia contemporánea, hemos visto emerger en la propia España el surgimiento de gobiernos autónomos en regiones muy disímiles entre sí y que, en ciertos casos, existe una confrontación con el gobierno central. En la Hispanoamérica del período independentista, se vivió también ese espíritu de divisiones regionales pese al ideario unificador de los Libertadores.
La quiebra de la unidad de los antiguos virreinatos obedeció en parte a los elementos raciales, como es el caso de la América indígena andina. Esos pueblos no tenían demasiada afinidad con las élites criollas más cercanas culturalmente a la realidad española, como ocurría en las provincias del Río de la Plata. Así es que nuestra balcanización es, en cierta medida, un producto cultural.
Ideologías
-¿Tenían los próceres independentistas hispanoamericanos una concepción democrática cuando concibieron la formación de los nuevos estados hace doscientos años?
-La meta de nuestros fundadores fue crear repúblicas, pero estos nuevos estados carecían de reconocimiento social a los "pueblos de abajo", como se decía entonces. Por eso, no supieron generar una democracia de los pueblos. Se limitaron a fundar un conjunto de repúblicas basadas en los principios de libertad, igualdad y fraternidad. En realidad, ese ideario sirvió para las minorías criollas, pero faltó concebir la dimensión de la democracia real basada en los derechos del pueblo, que requieren un acercamiento a las necesidades humanas. En resumen, las repúblicas hispanoamericanas nacieron imbuidas del elitismo de las llamadas "ideas francesas".
-Llama la atención que las ex colonias españolas terminaron convirtiéndose en repúblicas pese a que la monarquía constitucional, como existía en Inglaterra, era la forma de gobierno más recomendable en el mundo posnapoleónico. ¿Por qué prevaleció el concepto republicano al monárquico en América?
-Es evidente que nuestros próceres estaban influidos por las nuevas ideas en boga por la Revolución Francesa. Su visión estaba enfocada en la transformación política de los territorios americanos más que en la aplicación práctica de la ideología revolucionaria a la realidad social de sus pueblos. En este sentido, eran en su abrumadora mayoría republicanos, salvo el caso especial del Gral. José de San Martín.
Monarquismo
-En este sentido, ¿dónde radicaban las mayores diferencias entre el ideario de Bolívar y de San Martín?
-Sin duda la ideología de Bolívar enfocada en la guerra por la liberación de los pueblos hispanoamericanos tenía una gran influencia napoleónica, mientras que el ideario de San Martín, pese a haber luchado por la independencia, apuntaba a la creación de monarquías en estos países porque ellas iban a permitir la conexión que los nuevos estados debían tener con la civilización europea. Si bien el Libertador era partidario de independizarse de España, no creía conveniente romper con la cultura dominante. En ese sentido, tuvo una profunda divergencia con Bolívar, que se manifestó en la Reunión de Guayaquil en julio de 1822 (N.del R.: Todo lo allí conversado fue bajo un estricto secreto), tras lo cual San Martín cedió al militar caraqueño la iniciativa y conducción de la campaña libertadora. Poco después renunció a todos sus cargos y decidió volver a Buenos Aires.
-¿Cuándo se manifiesta esa concepción monárquica del prócer argentino?
-Luego de haber luchado por la creación de varias repúblicas, San Martín comienza a transformarse claramente en un monárquico liberal, pensando en evitar que el continente quede a la deriva de la civilización. En general, los historiadores argentinos se niegan a reconocer esta ideología monárquica de nuestro prócer por no entender que el hombre que había logrado la independencia de la mitad de Sudamérica, creía al mismo tiempo en el puente de unión con el continente europeo, que era la fuente de cultura en esa época.
El factor militar
-Al terminar la Guerra de la Independencia en Hispanoamérica no desapareció la gravitación de los militares, quienes obligaron a las élites criollas urbanas a compartir el poder. ¿En qué medida el mantenimiento de esos numerosos cuerpos de oficiales fue, desde un principio, un elemento político desestabilizador en las jóvenes repúblicas?
-No se puede afirmar que los militares fueran elementos desestabilizadores desde el momento en que no había estabilidad civil en los nuevos estados sudamericanos. Por ejemplo, cuando San Martín llegó a Perú, que tenía una tradición gubernativa muy superior a la del resto de las excolonias españolas, se encontró con una serie de personajes locales que eran verdaderos dictadores en cada una de las ciudades peruanas. Por eso, las ideas nuevas que traían consigo los ejércitos de Bolívar y San Martín tuvieron que conjugarse con una realidad civil de oligarquías locales que no respondían a los principios republicanos. Desde entonces, esa situación llevó a que se generara una tutoría tácita y nunca confesada del factor militar sobre la sociedad civil.
-Durante más de 170 años los militares latinoamericanos se erigieron en un poder de facto, que a menudo estuvo por encima de los tres poderes clásicos del Estado. Pero, ¿qué balance arrojan las experiencias de las Fuerzas Armadas adjudicándose la responsabilidad de reformar las estructuras económicas y sociales en América del Sur?
-El caso más curioso es el del general Juan Velasco Alvarado en Perú, que asumió la presidencia en 1968 al derrocar al presidente constitucional Belaúnde Terry y gobernó hasta 1975. Ante el anquilosamiento de las oligarquías peruanas, el ejército se sintió en la obligación de renovar la sociedad en un sentido constructivo. Se pretendió garantizar no solo una política de mero poder, sino una política de contenido social mediante la instrumentación de programas de desarrollo económico. También en Venezuela el coronel Hugo Chávez razonó de manera similar para llevar adelante su frustrado golpe de Estado en 1992. Desgraciadamente, el ejercicio del poder de las fuerzas armadas termina, como dijo San Martín, en la fortuna de un militar afortunado. Por esa misma razón, es que el Libertador renunció al poder total en Perú.
Educación
-¿Qué elementos podrían contribuir al verdadero despegue socioeconómico de Sudamérica en el correr de la década actual dadas las condiciones favorables que existen para las economías de la región?
-Sin duda la mejor contribución sería el mejoramiento del sistema educativo, que es fundamental para la capacitación tecnológica y profesional de los estudiantes, pero no hay que descuidar la dimensión espiritual. Esa impronta cultural que heredamos de la corriente colonizadora latino-mediterránea debe ser cultivada para consolidar nuestro destino como una gran nación iberoamericana.
-¿Cómo se puede mejorar la educación para la construcción de la sociedad latinoamericana del siglo XXI?
-Hay que empezar con una afirmación individual del niño desde temprana edad, valorando sus dotes que son distintas en cada uno, de modo que le permitan elegir su propio camino en la vida adulta. Nos falta avanzar mucho en ese sentido porque nuestra educación todavía sigue siendo un episodio general que no contempla la unicidad de cada estudiante.
-¿Cómo se podría implementar ese proyecto de educación?
-Se requiere una renovación de la formación educativa basada en las generalidades de ciertas áreas como las ciencias, las artes, etc. y de allí pasar a la enseñanza personalizada, donde el maestro desempeñe un rol mucho más importante para que cada alumno se sienta afirmado en la vida a pesar de los problemas que puedan existir en su familia o en su medio social. Este rescate psicológico de la posición del niño en sus primeros años no es una novedad, sino que se remonta a la época de los mandarines en China.
-¿Cuál es el gran problema de la educación en los países de la región?
- Lamentablemente, la afirmación espiritual de los jóvenes es prácticamente desconocida por la pedagogía ideológica que se aplica en nuestras escuelas. Crear técnicos en una sociedad tecnológica es muy necesario, pero formar técnicos que carezcan de la dimensión de la vida cultural, emocional y espiritual es un error gravísimo. Por eso, en el Primer Mundo hay un quiebre de los jóvenes que enfrentan a una sociedad tecnológica que los margina, generándose movimientos contestatarios como el de "los indignados".
-¿No obedecen los conflictos que han tenido como protagonistas a los jóvenes europeos a que los objetivos del sistema educativo no están alineados con las necesidades reales de las sociedades del Primer Mundo?
-Las necesidades de la sociedad son muy importantes, pero también es muy necesario conservar los valores espirituales que enriquezcan nuestra vida.
No basta la democracia electoral
-En 2004 una investigación del PNUD concluyó que los países latinoamericanos tienen democracias electorales, pero no democracias de ciudadanos. A su juicio, ¿qué se requiere para alcanzar un grado más avanzado de democracia en nuestra región?
-Omitiría a Uruguay de esta generalización. También Chile ha hecho progresos notables y Brasil está avanzado en ese sentido. En realidad, nuestros padres fundadores nos dieron una matriz republicana que se transforma en una sustitución del poder absoluto al poder de los ciudadanos, lo cual ya es un paso muy importante porque es un factor de contención del factor militar.
Hoy nos hemos quedado, tal como señala el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en la democracia electoral, pero no hemos alcanzado un sistema democrático que llegue en profundidad al respeto de los derechos de los individuos. En consecuencia, se ha generado un "clasismo interno", es decir hay segmentos de la sociedad que no están integradas al concepto de una verdadera democracia.
En síntesis, aún no nos hemos preparado culturalmente para instituir el respeto del otro, no solo en la dimensión electoral que tiene lugar cada cuatro años, sino en la voluntad de integrar socialmente a quienes se hallan en inferioridad de condiciones y llevarlos a un nivel superior de vida. Por eso, no basta la democracia electoral para justificar la carencia de una democracia real.
Mayor estabilidad institucional en Brasil
-Mientras que las jóvenes repúblicas hispanoamericanas desde Argentina hasta México sufrieron innumerables guerras intestinas durante todo el siglo XIX, ¿cómo se explica la mayor estabilidad institucional de Brasil?
-La negativa del Príncipe Regente, don Pedro, de retornar a la corte en Portugal y la consiguiente declaración de independencia del Imperio del Brasil en 1822 hicieron que ese país se transformara con el devenir del tiempo en "el padre de su madre", que es un fenómeno único en la historia. El espíritu monárquico brasileño permitió que esa nación incipiente siguiese en contacto con el universo de las grandes potencias europeas. Además, le evitó transitar la etapa de la "mala república" que vivieron los estados hispanoamericanos en el siglo XIX, quienes se desgastaron en un sinfín de guerras intestinas inútiles y se marginaron en buena medida de los progresos de Europa. Durante ese período, Brasil se fue consolidando como nación, pese a una infinidad de dificultades, como producto de su acercamiento continuo a los centros de poder.
-¿Es factible que se consolide el liderazgo político de Brasil en Sudamérica?
-Desde su nacimiento mismo, los brasileños tuvieron clara la idea de convertirse en un estado de primer nivel basándose en la convicción de que habitaban un país-continente. Sus políticas de gobierno, especialmente en materia de relaciones exteriores, han mantenido una coherencia admirable durante casi dos siglos y hoy le permiten eclosionar con toda justicia como una potencia, lo cual es beneficioso para todos los países de la región.
Ficha técnica
Abel Parentini Posse, argentino, es abogado egresado en la Universidad de Buenos Aires, habiendo cursado el doctorado en la Universidad de la Sorbona, París. Fue profesor de Derecho Político en la UBA. Ingresó por concurso en el Servicio Exterior en 1965, culminando su carrera diplomática en 2004. Fue Ministro de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2009. Como ensayista y escritor ha publicado 19 obras, destacándose sus novelas "Los Bogavantes", "Los Perros del Paraíso" galardonada con el Premio Internacional Rómulo Gallegos en 1987 y "El Inquietante Día de la Vida" que obtuvo el Premio de la Academia Argentina de las Letras en 2002.