Agustín Tafernaberry repasa los buenos resultados de los dos últimos años en el negocio bancario y proyecta una leve alza para 2026. El principal ejecutivo del mayor banco privado de plaza, destaca especialmente el fuerte empuje del crédito en las pymes y también el crédito minorista. El banco reflejó en sus indicadores una desaceleración de la economía de julio a setiembre, aunque mantuvo sus perspectivas en cuanto al nivel de actividad para 2026. Tafernaberry dijo que se cubrieron de la baja de tasas, “con mayor flujo de negocios”, puso atención en el incremento del gasto en el presupuesto y fue muy claro respecto a los cambios propuestos en el secreto bancario: “es importante que no se modifique”. A continuación, un resumen de la entrevista.
—¿Luego de los exitosos números de 2024, el 2025 cierra con tan buenos resultados para la banca?
—Para ITAU es un muy buen año. Vamos a estar cerrando en los guarismos esperados, con un Rentabilidad sobre Patrimonio Neto en el entorno del 30% y resultados por encima de los 200 millones de dólares. Pero más allá de los números, lo importante es que continuamos liderando los resultados en el sistema financiero, dando las respuestas que demandan nuestros clientes.
—¿En qué líneas de negocios se apoyan esos resultados positivos?
—En términos generales, estamos creciendo en todas las líneas de negocios. Cerramos el mes de noviembre con el máximo histórico de stock de crédito en la banca corporativa, por ejemplo. Son casi 4.000 millones de dólares de stock en todas las verticales que conllevan al mundo corporativo.
El área minorista también siguió creciendo fuerte en sus operaciones de crédito a nivel de personas, de créditos hipotecarios, de consumo de tarjetas de crédito. En definitiva, estamos teniendo un crecimiento a nivel de depósitos en el entorno de un 14% y en créditos, al 19%.
En el área corporativa, hemos tenido mucha presencia en agro y agroindustria, pero también en comercio, servicios, construcción y real estate, entre otros segmentos. Con algunas notas muy relevantes para nosotros, por ejemplo, el crédito en el agro crece 8%. En las empresas grandes, el crédito creció 14,5%, y entre empresas medianas, se expandió un 27%.
Hay que tener en cuenta que son números que se lograron en un año de gran volatilidad internacional, también en lo regional, con un cambio de gobierno en lo local, donde los negocios continuaron fluyendo, continuaron creciendo, y la confianza de los clientes hacia nosotros también creció.
Una vertical que nos sorprendió satisfactoriamente, donde el crédito hasta hace poco tiempo no lo veíamos crecer tanto, es lo que nosotros llamamos “empresas”, que antes definíamos como “pymes”. En este sector, el crédito creció 34% este año.
—¿Hay una mayor profundización de la bancarización de estas empresas?
—Sí, hay mayor bancarización, hay más oportunidades, mayor apertura, llegada de nuevos jugadores, de nuevas demandas. Y sobre todo a nivel país, no solamente en la zona metropolitana.
—¿Cómo ha incidido en el negocio el comportamiento de las tasas de interés internacionales?
—La banca viene de años donde la tasa de interés estuvo muy alta, y después empezó a retroceder, lo que va en detrimento de los resultados. Pero desde ITAU nos hemos vuelto mucho más “principales” en la mirada hacia los clientes.
—¿Qué significa?
—Más principalidad, mucha más interacción con el cliente, mucho más productos, estando permanentemente en la vida de cada jornada de esos clientes, familias y empresas, lo que trajo mucho más flujo de negocios, y por ahí compensamos, desde el punto de vista de los resultados, la caída de tasas.
—¿En qué medida les ha afectado el tipo de cambio a la baja?
—El tipo de cambio no es un fenómeno solamente local, es un fenómeno global y con la continuidad de la caída de la tasa de interés podríamos esperar un tipo de cambio en estos niveles o incluso un poco más débil.
Nosotros creemos que el dólar debería mantenerse en estos niveles o incluso caer un poco más, pero en definitiva no va a traer mucho más impacto sobre los resultados, porque no estamos hablando de grandes cambios, por lo menos lo que esperamos nosotros aquí en adelante.
Hay otros asuntos que nos preocupan, que pasan por los costos del sector. Claramente, Uruguay continúa siendo un país caro, cualquiera lo puede ver.
Desde la banca, si contratamos a una persona que le vamos a pagar 4.000 pesos por mes, nos sale 6.000 y la persona recibe 2.000. Ese es un costo que tiene un montón de implicancias adentro.
Es un problema importante, de los que más nos hemos ocupado desde la Asociación de Bancos Privados.
—¿Y qué han logrado?
—Por ejemplo, a nivel de la caja bancaria, avanzar en la búsqueda de soluciones. Una salida costosa, donde los bancos han actuado de forma importante para superar una situación difícil.
A nivel de costo país, tenemos conversaciones de forma permanente con el Ministerio de Economía o con el Banco Central, llevándole las preocupaciones que tenemos todos los bancos. Y esas preocupaciones son atendidas, pero todos entendemos que no son de resolución inmediata. De alguna manera, venimos conviviendo hace mucho tiempo con esos temas.
—En un banco internacional, se comparan los indicadores de las operaciones en cada país. En materia de rentabilidad, ¿son bajas las obtenidas en Uruguay?
—No. Son buenas; podrían ser mejores. En el caso de ITAU, si nos comparamos con la región, estamos bien, y de hecho estamos mirando hacia 2026 y nos animamos a pensar en una leve mejora de la rentabilidad en relación a este 2025.
En términos generales, proyectamos un año 2026 levemente superior a las cifras de este año.
—¿Cómo imagina el negocio bancario en una década?
—En el plano local, seguiremos viendo una consolidación del sistema, no esperamos la llegada de nuevos jugadores. Aunque lo que vimos por ejemplo con una operación que todavía está pendiente de aprobación del Banco Central (Scotia-BTG Pactual), está demostrando que igualmente aparecen interesados en ingresar a la plaza uruguaya.
A nivel general, ITAU está consolidando su apuesta por la innovación tecnológica, con un fuerte enfoque en la inteligencia artificial (IA) aplicada a la optimización de procesos internos y la mejora de la experiencia de sus clientes.
Claramente apostamos a la tecnología y hacer mucho más eficiente la intermediación financiera, con más productos y más agilidad, que van a van a contribuir al cambio del dinamismo del negocio.
—Si observamos la coyuntura económica, el IDAT, indicador que han elaborado en base a información generada en las tarjetas de crédito y débito, registró un crecimiento de 0,2% para el tercer trimestre, yendo de más a menos. Sin embargo, han mantenido la perspectiva de crecimiento para la economía…
—Es así. En el tercer trimestre se observa una desaceleración, pero mantenemos nuestras perspectivas de crecimiento de la economía en el año en 2,2%.
El IDAT se basa en la información de las tarjetas de crédito y débito del grupo, que nos permite una aproximación al consumo, ya que representan el 51% del total, si sumamos las tarjetas de crédito que emite el banco y OCA, y un 16% en débito.
Es una herramienta útil para la predicción inmediata de la demanda de los hogares. Claro que hay otras cosas en el consumo en general que no están capturadas ahí. Entonces, si bien puede mostrar un patrón, una tendencia de comportamiento, Hay otras variables que inciden.
—¿El motor de la economía ha sido el consumo?
—El comportamiento al alza se ha visto en los créditos personales, pero también en créditos hipotecarios, la utilización de tarjeta de crédito, etc. Todas las variables que nosotros miramos en torno al consumo y básicamente de tarjetas de crédito y débito, son todos crecientes con respecto al año pasado, en el entorno de un 20%.
Es importante tener en cuenta que, al parecer, estamos entrando en una buena temporada de turismo, básicamente por efectos de la región, sobre todo por el nivel del dólar en Argentina, además de otras señales de la economía que nos hacen pensar que vendrán a veranear a la costa uruguaya. Eso va a traer un consumo realmente importante. Con quien hablemos del sector turístico, la expectativa es alta. Y eso va a contribuir al crecimiento de los primeros meses del año que viene.
—Los resultados del banco muestran también el crecimiento importante del crédito corporativo. ¿A partir de esto, intuyen que hay una mayor inversión?
—A diferencia de lo que veíamos en años anteriores, no vemos un dinamismo tan importante desde el punto de vista de la infraestructura, pero sí continuamos viendo dinamismo en el mercado inmobiliario, real estate, consumo en general, agro, esos sí son segmentos destacados.
—El banco ha desarrollado productos de cobertura en materia de tipo de cambio y también para commodities, ¿los inversores uruguayos están usando estos instrumentos?
—Cada vez más. Todo lo que implica derivados y commodities estamos con crecimientos de 15 % por encima del año anterior. Hay un entendimiento de la importancia de los instrumentos para cubrir ese tipo de riesgos. Si miramos un año atrás, el dólar valía alrededor de 5 pesos más; todos quienes utilizaron instrumentos, hoy ven mucho más alivianados sus costos.
Son instrumentos que el banco tiene disponible, que realmente se usan cada vez más. Estamos arriba de mil millones de dólares de utilización de derivados, es un volumen importante y ha crecido bastante.
Pero hay mucho para crecer y reducir la exposición al riesgo por parte de lasa empresas, incluso las empresas públicas deberían incorporarlo.
—¿Qué opina del primer año de gobierno?
—Quiero responder a partir de un tema específico. Con ITAU participamos de la última emisión de deuda que hizo el gobierno a nivel internacional; la ampliación de un bono ya existente en dólares pero fundamentalmente, la emisión de un nuevo bono en pesos a 10 años. Esa emisión tuvo una muy alta demanda y con una tasa históricamente baja, y el apetito no fue solamente a nivel internacional, sino también local. ¿Por qué destaco eso especialmente? Porque el mantenimiento de la confianza y la receptividad que hubo de parte de los inversores es una señal que puede estar definiendo el primer año de gobierno. Hay cosas que tienen continuidad, que muestran a un país confiable, y los sucesivos gobiernos han estado en esa línea. Nosotros hacemos muchas rondas con inversores a lo largo del año. Particularmente, nos acompañan autoridades en varias de ellas y el feedback que reciben de los inversores va en esa línea.
Otra muy buena señal es la relacionada con la inflación. El Banco Central continúa el trabajo de desarrollo para mantener la inflación en niveles bajos. Hay cambios de gobierno, pero hay verticales que se siguen manteniendo y la inflación, nada más ni nada menos, es una de ellas.
—Del otro lado de la línea podemos encontrar el frente fiscal.
—El resultado fiscal siempre fue un desafío en Uruguay en los últimos años.
Hay asuntos que se pueden mirar con particular atención, claro. Acaba de votarse el presupuesto; naturalmente el crecimiento del gasto no es algo bueno para el país, visto desde las condiciones fiscales actuales, pero de todas formas, estamos hablando de niveles de déficit que más o menos, continúan la trayectoria que viene de la administración anterior.
Son cifras desafiantes, claro. No es confortable tener el déficit en esos niveles, pero es un desafío que está instalado y sobre el cual entendemos que se está trabajando.
—En el presupuesto se incluyó la modificación al secreto bancario; si bien su definición se postergó, es intención del gobierno retomar la propuesta. ¿Cuál es su lectura?
—La economía necesita crecer y para ello, depende la confianza de los inversores, que demandan previsibilidad. Creemos que el secreto bancario entra dentro de estas consideraciones. Es un tema largamente discutido, sería sano que el secreto bancario continuara preservándose de la forma que se aplica en la actualidad.
—¿Cualquier cambio es un riesgo?
—Hay que analizarlo. Desde el banco decimos que es importante que el secreto bancario continúe como está operando hasta el día de hoy.
—En el debate parlamentario se manejaron alternativas. ¿Alguna de esas propuestas les parece una mejor solución?
—Nosotros preferimos que se mantenga como en la actualidad.
—El país tiene problemas en materia de pobreza. ¿Qué se puede hacer desde un banco en esa línea?
—Desde ITAU, tanto el banco como la Fundación, estamos con proyectos, por ejemplo, de apoyo en la primera infancia, en la educación. Apoyamos más de 50 centros educativos en sectores vulnerables.
Participamos del Fondo de Integración Social y Urbana (FISU) el año pasado haciendo una contribución también importante de varios millones de dólares. Estamos con una mirada súper atenta a esos ámbitos, porque entendemos que es importante acompañar la evolución de estas situaciones para que sean cada vez menos en el país.