HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN
Uno de los puntos de preocupación para el próximo año es el difícil escenario por el que le tocará transitar a la industria manufacturera. Hay sectores de actividad que ya están enfrentando problemas y recurriendo al seguro de paro. Otros miran cómo las órdenes de compra desde el exterior se empiezan a caer debido al contagio del sector real por parte de la crisis financiera en los países desarrollados. Los que tienen un pie dentro de la región, comprueban día a día la aplicación de barreras proteccionistas de Argentina y Brasil.
Al pronóstico pesimista sobre las condiciones de demanda se debe agregar una preocupación general sobre la evolución que pueden tener los precios.
Esta se puede leer desde dos ángulos distintos. Por un lado, el atraso cambiario abre las puertas a los productos importados y reduce el valor de los exportados que solo se salvan si los precios internacionales son extraordinarios. Por otro, los acuerdos salariales aprobados en 2010 son un lastre muy pesado para encarar las turbulencias que se esperan en el 2012 por la fuerte indexación al comportamiento macroeconómico, que nada tiene que ver con cada realidad sectorial.
La semana pasada, el equipo económico puso énfasis en que hay que hacer foco en la productividad, en particular de la mano de obra.
De todas formas, se trata de medidas con impacto en el largo plazo y el "mientras tanto" parece ser muy grave. Se abre, por lo tanto, un paréntesis de expectativa sobre posibles medidas que mitiguen los impactos que se comienzan a sentir en el sector real de nuestra economía.
VOLUMEN. La producción total de la industria manufacturera creció en el tercer trimestre del año 4,5%, pero si se excluye la refinería de petróleo que justo detuvo su actividad por refacciones en dicho trimestre, el aumento es muy alto (8,8%) contradiciendo las preocupaciones reseñadas.
En el Gráfico N° 1 se observa la evolución de la tendencia de la producción industrial sin refinería y cómo, luego del freno en 2009 producto de la crisis global, se retomó la trayectoria ascendente.
Sin embargo, este pantallazo general encierra comportamientos disímiles que vale la pena analizar en detalle. Para ello, se tomará como referencia el período de 12 meses terminados en septiembre de 2011 y se comparará con un período similar inmediato anterior. La producción industrial sin refinería registra una tasa de crecimiento del 5,3% en el último año y sobre esta referencia es que se analizarán los principales sectores.
El principal agregado de producción es el de alimentos y bebidas. En este conjunto se observa un comportamiento por debajo de la media (solo 2,2%) a pesar del repunte que se constata en el tercer trimestre (6,2%).
Esta evolución es el resultado de dos puntales en el crecimiento como lo han sido la producción de lácteos y de molinos de arroz con variaciones del 15,7% y del 7,2% respectivamente. A la buena disponibilidad de materia prima se suma una creciente demanda externa que provoca que, medidas en dólares, las exportaciones hayan aumentado 42% en leche y natas concentradas y 18% en arroz.
A estos dos casos positivos se agrega uno negativo por el lado de los frigoríficos. En el caso de la preparación de carnes de animales y aves, la caída en el último año fue del 3,7%. El principal problema es de disponibilidad de materia prima ya que los precios han sido excelentes.
En el mercado externo la venta en toneladas equivalentes bajó 18% en los primeros ocho meses del año mientras que los dólares que ingresaron fueron 12% superiores a los acumulados en el mismo período del 2010. Por lo tanto, la preocupación a futuro radica en la recuperación del stock bovino para faena y que se pueda satisfacer la capacidad instalada en la industria.
El segundo agrupamiento de sectores es el vinculado a los textiles y la vestimenta. Este es uno de los motivos de preocupación para la política industrial. En el Gráfico Nº 2 se observa la evolución de los tres principales componentes. La caída en la producción de hilados y tejidos es muy abrupta y llega al 23,3%, los tops de lana registran una merma en la producción del 6,8% y la vestimenta, que había caído abruptamente desde 2008, se frena en un nivel bajo.
La conducta observada es similar a la de las exportaciones donde se aprecia que cada vez es más difícil incorporar valor agregado a la materia prima y sostener la competitividad internacional.
La maduración de la producción forestal y las inversiones en empresas industriales para la materia prima determinaron el surgimiento de un tercer grupo relevante de sectores manufactureros.
En este caso, la situación es la siguiente: hay una producción creciente de materia prima pero la realidad de los mercados internacionales, los crecientes costos internos y el atraso del tipo de cambio hacen insostenible el agregado de valor a la materia prima para aserrados.
A todos estos elementos negativos por el lado de los precios para los productos de madera aserrada, se suma un cambio en las reglas de juego en contra de la producción real que se viene produciendo gradualmente en los últimos siete años. Estas inversiones industriales requieren una escala grande y un nivel de exigencia de calidad mundial. Para justificar tales proyectos hay una condición necesaria: el control sobre la disponibilidad de materia prima. Este último acontecimiento entra en conflicto con el deseo del gobierno de gravar las grandes concentraciones de tierras que en este caso son una necesidad para viabilizar los proyectos de industrialización y no un sinónimo de mala distribución de la riqueza.
La producción de pasta de celulosa también está afectada por el cambio en las reglas de juego. Sin embargo, en este caso, una vez iniciada la producción la misma debe continuar. Hace varios trimestres la rama alcanzó un nivel de producción con la entrada en funcionamiento de Botnia que sigue relativamente estable en lo que va de 2011.
Por su parte, los sectores de producción de productos de papel, cartón, imprentas y otros están orientados al mercado interno y muestran un leve crecimiento. Esta variación, por debajo de lo que aumentó la demanda interna, es reflejo de importaciones crecientes de productos finales que le restan mercado a la producción nacional.
Un cuarto conjunto de sectores tiene que ver con productos y sustancias químicas y plásticos. En este caso, la producción es creciente por el lado de la demanda interna y algunos casos de exportación. Sobresale la demanda interna de abonos y plaguicidas para la producción agrícola, pinturas para la construcción y refacción de hogares y medicamento.
La producción de insumos para la construcción también está teniendo un empuje de demanda y responde con cantidades crecientes en cerámicas, cemento, vidrios, hierro y sus derivados.
La contribución al crecimiento de la industria por parte de la producción de automóviles más que ha compensado la caída observada en la producción de bicicletas y otros medios de transporte. La producción de autos en nuestro país lleva siete trimestres consecutivos de crecimiento y la tasa en el último año es del 62%. El gran problema con este crecimiento es que tiene algo de artificial y siempre pueden aparecer trabas para exportar a los países vecinos.
A pesar de la baja ponderación en el total, la fuerte variación en este sector genera una incidencia en la tasa de crecimiento total de 0,6 puntos porcentuales.
EXPECTATIVAS. El comportamiento con luces y sombras a nivel de sectores y la sumatoria de amenazas para el año 2012 empeoraron las expectativas de los empresarios. El relevamiento que realiza la Cámara de Industrias del Uruguay es muy claro al respecto y existe una muy fuerte similitud con lo observado previo a la crisis de 2008, tal como se ilustra en el Gráfico Nº 3.
La expectativa sobre la economía pasó a registrar un saldo negativo de respuestas de 1% en el tercer trimestre contra el saldo positivo de 15% que predominó en los cinco trimestres anteriores. Algo similar ocurre con las expectativas sobre la empresa del encuestado. En este caso, hay un poco más de optimismo (saldo positivo de 5%) pero la trayectoria a la baja es similar a la del episodio de crisis anterior. Los problemas de demanda se vislumbran por el lado externo donde el saldo de respuestas favorables bajó al 3% y todavía no se observa un corte en el flujo crediticio como ocurriera en 2008.
Finalmente, el indicador anticipado que elabora la gremial empresarial del sector muestra el primer resultado negativo en varios trimestres. No es señal suficiente de cambio de tendencia, para lo cual deberían ocurrir dos mediciones más en el mismo sentido negativo. Sin embargo, las nubes en el horizonte señalan que es altamente probable que esto se cumpla y ya hay sectores como los textiles y los de madera aserrable que están requiriendo de medidas específicas.