En nuestra primera columna del año hicimos un balance del sector eléctrico en 2024. Comentábamos que el año cerrado registró récord de renovables en la matriz eléctrica (99,2%), precios y costos bajos, y buena cantidad de exportaciones. También comentábamos que la tendencia podía revertirse en el primer semestre de 2025, ya que Inumet anunciaba ola de calor, se registraban pocas precipitaciones, y el fenómeno “La Niña” estaba vigente, aunque de efecto esperado corto.
Al momento de redactar esta columna, en la mañana del 26 de febrero, Uruguay está importando 700 MW de Argentina (42% de la demanda), como muestra la figura a continuación. Allí puede observarse también que en las últimas 48hs la generación térmica fósil y las importaciones han sido cuantiosas. También puede apreciarse que, en los prácticamente dos meses transcurridos del año, las importaciones alcanzan 8,6% del total de generación inyectada y la térmica fósil 5,7%, totalizando 14,3% entre ambas. A igual periodo, en 2024 la generación térmica más importaciones alcanzaron 0,3% de las inyecciones, aunque en años previos también había sido elevado: 35,0% y 35,6% en 2023 y 2022 respectivamente, y 18,8% en 2021.

La falta de precipitaciones impacta al sistema al reducir la disponibilidad de nuestra principal fuente de generación, la hidroeléctrica, mientras que la ola de calor aumenta la demanda del sistema para acondicionamiento. De hecho, a las 15:25hs del 10 de febrero se registró la mayor demanda en la historia del país: 2365 MW, batiendo el récord que se había alcanzado la semana anterior, el 3 de febrero a las 14:42hs de 2352 MW. Hasta este mes, la mayor demanda había sido registrada en invierno,el 9 de julio de 2024 a las 21:02hs por 2289 MW.
Esto ha tenido un impacto directo en el precio spot del mercado eléctrico, que se disparó de 7 US$/MWh en diciembre 2024, a 112 US$/MWh en enero 2025. ADME prevé que el precio spot se mantenga en niveles elevado estos últimos días de febrero y los primeros días de marzo, pudiendo superar los 200 US$/MWh, de la mano de una elevada valorización del recurso agua de hasta casi 217 US$/MWh en el caso de Salto Grande.

Se espera que la nueva capacidad de generación solar fotovoltaica que ha sido anunciada en Uruguay, ayude a paliar esta dependencia de generación térmica e importaciones en los meses de verano. A la nueva planta solar de UTE en punta del tigre de 25 MW que comenzó a operar en agosto 2024, se adicionará en los próximos años la futura planta de UTE en Melo de 75 MW, y la expansión de la planta solar de Punta del Tigre por otros 25 MW. Y es de esperar que la expansión sea mayor. Según el “Plan Indicativo de Expansión del Parque de Generación Eléctrica - Período 2024 a 2043” [4] recientemente publicado por la Dirección Nacional de Energía (MIEM), podrían agregarse en el sistema uruguayo entre 1215 y 1375 MW de capacidad de generación solar hacia 2043 (incluyendo las nuevas capacidades descritas), junto con entre 2100 y 2420 MW de eólica. Estas adiciones requerirían también expandir capacidad de generación térmica fósil entre 345 y 759 MW. Los rangos reflejan distintos escenarios modelados, por ejemplo, si se adicionase una demanda plana de 50 MW al sistema, bajasen los precios de la solar fotovoltaica, se permite comercio internacional, entre otros.
Como todo estudio de prospectiva, la incertidumbre es grande respecto a cómo será la evolución efectiva del sistema. De lograr competitividad en el país, las baterías podrían sustituir esta necesidad de capacidad térmica fósil, al menos parcialmente. Asimismo, el rol de nuevas tecnologías como vehículos eléctricos entregando a la red, y demandas flexibles, puede ser significativo, de lograrse condiciones que permitan estas innovaciones en el país. Y por ultimo y no menor, la demanda del sistema podría ser significativamente mayor a la actualmente prevista, de lograrse concretar proyectos de hidrógeno verde, datacenters, minería de criptomonedas, entre otros.
Si bien Uruguay ha avanzado significativamente en la instalación de energía renovable, el potencial de crecimiento supera con creces lo ya alcanzado. A casi dos décadas de las discusiones que dieron forma a la política energética de largo plazo, es buen momento para revisarla para que el sector pueda desarrollarse eficientemente, y permitir que el país mantenga su liderazgo a nivel mundial.
- Felipe Bastarrica es Director Ejecutivo, Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable (UCU).