Fuga de cerebros europeos

| Si la población autóctona no vislumbra un futuro promisorio permaneciendo en su propio país, resulta difícil que un extranjero lo vaya a creer.

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Los programas de televisión y las reuniones de emigrantes no proporcionan mucho material para realizar proyecciones económicas de largo plazo de un país. Las excepciones son la popularidad del show de la TV alemana Goodbye Deutschland y la reciente gira proselitista del presidente francés Nicolas Sarkozy por Londres.

Francia y Alemania están sufriendo una continua fuga de cerebros. Trabajadores jóvenes, brillantes y emprendedores se están yendo de ambos países, lo que representa una crítica a sus sistemas económicos y sociales que se han ido anquilosando. Esta tendencia debería ser revertida cuanto antes. Ningún país puede prosperar a menos que proporcione buenas oportunidades a su población más calificada. Y eso sólo puede alcanzarse mediante la reducción de impuestos y la flexibilización de muchas de las regulaciones que traban los negocios y que han hecho que la gente abandone la idea de proseguir una carrera profesional en su propia patria.

ALEMANIA.El programa Goodbye Deutschland ha mostrado que una cantidad enorme de familias alemanas se está mudando a diferentes países, tales como Sudáfrica y España. Las cifras del gobierno indican que 145.000 alemanes emigraron en 2005, que representa la cifra migratoria más alta desde 1954.

En Alemania se registra un descenso sostenido en el número de habitantes. De acuerdo con el Instituto para la Población y el Desarrollo de Berlín, la población alemana se reducirá a sólo 24 millones en 2100 en comparación con los 83 millones censados en marzo de 2006, asumiendo que la tasa de natalidad se mantenga invariable en los actuales niveles y que no se produzca una ola inmigratoria en el país.

Sin embargo, Dirk Chlench, un economista del Hypothekenbank en Essen, dice que las cifras de inmigrantes en Alemania superaron a las de emigrantes por 79.000 en 2005 y que la tasa de emigración no ha aumentado. Pero esa no es la historia completa. "A pesar de esos resultados benignos, hay alguna evidencia puntual de que los trabajadores altamente calificados están yéndose de Alemania porque tienen mejores oportunidades de ganar dinero en el exterior", agregó.

FRANCIA. El éxodo francés es aún más serio. En 2005, un total de 102.470 ciudadanos galos se registraron en los consulados de Francia en el Reino Unido, incluyendo 98.199 en Londres, según las estadísticas del Ministerio del Exterior británico. "A quienes dejaron Francia porque creen que nuestro país ha perdido el gusto por el riesgo y el éxito, quiero decirles que juntos podemos recuperarlo", dijo Sarkozy en enero pasado durante una gira en Londres. "Vuelvan, porque juntos haremos de Francia una gran nación donde todo será posible".

Cuando los políticos le piden a la gente que regrese a su país, algo está mal. Por supuesto, en estos tiempos de globalización, las personas tienden a movilizarse mucho más que antes. No es inusual que se muden a otros países en busca de nuevos desafíos, experiencias y oportunidades.

Es factible que la fuga de cerebros en Francia y Alemania afecte negativamente a las economías de ambos países porque les están robando sus talentos más creativos. Sólo un pequeño número de personas de cada generación tiene condiciones para dirigir grandes empresas, crear nuevos negocios o diseñar nuevos productos. Si se los pierde, nadie ha de tomar su lugar.

La retórica no va a solucionar el problema. Las exhortaciones de Sarkozy no van a vaciar los cafés de Londres de los expatriados franceses. Tampoco ningún apretón de manos de la canciller Angela Merkel va a detener el éxodo alemán. Lo que se necesita es concebir una equilibrada combinación de bajos impuestos, desregulación y competencia abierta para convencer a la gente de que se puede construir un porvenir que en el terruño. Si la población autóctona no vislumbra un futuro en su propio país, es difícil que algún otro lo vaya a creer.

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