Uruguay es un país sin gente [1] ni peso económico en la región y no ha logrado en 30 años ningún acuerdo serio. Esto es resultado de su magro peso específico y de malas gestiones.
Estamos mal integrados y desalineados en las políticas macro y rodeados de países cuya economía e institucionalidad están en pleno cambio. En ese período crecimos con altibajos y aprovechando escasamente los buenos ciclos y TI favorables [2], para consolidar un desarrollo de largo plazo, integrando a los sectores vulnerables.
Tuvimos indicadores de pobreza buenos para Latinoamérica, pero hemos sufrido un proceso de degradación social inentendible: gran desarrollo de asentamientos, creciente criminalidad y personas privadas de libertad y en situación de calle, fallas del sistema judicial, narcotráfico en expansión, a lo que se suman en el Estado, corrupción, nepotismo y clientelismo, con indicadores inaceptables en materia educativa, que nos hizo pasar de los mejores en la región a los más mediocres.
El experto en geopolítica Gonzalo Pérez Del Castillo, comparando las democracias en Latinoamérica, sostuvo que, a excepción de Chile y Uruguay, las democracias no están funcionando y esto habilita otros andariveles [3]. En Uruguay conviven varias realidades, “la economía próspera” y otras economías, generándose desintegración y marginación.
La “economía próspera” está vinculada a normativa promovida y sostenida en el tiempo, zonas francas, puertos y aeropuertos, energías renovables, cadena forestal y otros rubros y el sistema financiero que, desde el 2002, se consolidó con reformas necesarias para sostenerlo. Se agrega el sector de las TI, también con programas específicos, tratamiento diferencial y mucha sinergia con el resto de los sistemas, dentro de una tendencia global que marcó su evolución.
Culpa de todos, culpa de nadie
Uruguay vive, a su vez, una realidad que nunca imaginamos: imputación penal contra el jefe de custodias del presidente [4], irregularidades en la Cancillería y el Ministerio del Interior, entre otros, por entrega de pasaporte a un narcotraficante preso en el extranjero, eventual ocultamiento de información en el parlamento y manipulación de comunicaciones en el ejecutivo, varias investigaciones en proceso, todo lo que conforma un panorama desalentador, que dañó la imagen del Gobierno, pero, como corolario positivo, se dictaron procesamientos, se interpelaron dos ministros y se destituyó a la subsecretaria de Relaciones Exteriores.
Los delitos vinculados al lavado de activos se multiplicaron por seis desde 2019 [5]. La porosidad de las zonas fronterizas ayuda al lavado y un informe señala que la Jutep incumple normativa de transparencia y no publica resoluciones de Directorio desde 2021[6], además de contar con una inexcusable insolvencia de recursos. Funcionarios aduaneros denuncian en el Parlamento de la pasividad de las autoridades, a lo que se agrega la demora inexplicable en la incorporación de nuevos escáneres (clásico de Uruguay).
Nuestro país es un colador, y, por tanto, decir que todo esto es ajeno a la Economía y la Política y que estamos blindadas, es o muy “naif”, o, de gran cinismo.
BCU e inversor feliz
Argentina da siempre material para la discusión: independencia o eliminación del Banco Central o coordinación de políticas. En Uruguay no existe tal independencia, pero, en los hechos, el BCU define su propia agenda y tiene el visto bueno de los jerarcas.
La estabilidad para el Central es su objetivo excluyente y la baja de la inflación a niveles históricos (4-4,5%) es exitosa. El inversor en portfolios, pesos, UI y otras monedas están muy conformes y tienen razón, sin embargo, es posible otra mirada, más empática hacia sectores que reciben los impactos de estas políticas.
En estos días, al gobierno y al BCU le llueven críticas [7] a pesar de haber logrado tan baja inflación desde el año 2005: principales cámaras empresariales, algunos integrantes de la Coalición y cada vez más colegas.
A partir de ese año el aumento de la inflación se acompañó de crecimiento, como resultado de shocks externos y al impulso de la demanda interna, razón por lo que esa baja inflación fue difícil de sostener. Lo mismo sucedería hoy, pero por las razones contrarias. No estamos ni vacunados ni blindados, será cuestión de evitar las obsesiones y las taras dogmáticas.
El zorro cuidando el gallinero
Algunos y me incluyo, ubican, ésta dinámica, como “la madre de todos los borregos”. Dicha imagen representa el conflicto de intereses en la sociedad, entre el voto, el mandato, la representación y quien financia o paga la cuenta. Soluciones perfectas que soslayen estas contradicciones no hay, pero comienza la discusión [8]. Un problema que atañe a la política y la economía, y, pone en tela de juicio lo absurdo de cómo hoy se sostiene el sistema.
Consensuar es una quimera, pero, por ventura, resultaron fallidas las propuestas pergeñadas hasta el momento, ya que se hubieran constituido en la validación del statu quo y la consolidación de la prostitución política, con una bendición legal, o, por la contraria, el comienzo de una reacción inesperada de grupos que nada deben o son sus damnificados (por espoliación de recursos o ausencia de políticas), no muy diferente que lo que se ve en la Argentina y otros países.
La peregrina idea de que el sistema político se auto regule, puede conformar a los que tienen sus intereses bien creados, pero, tal como ha sido planteado, lejos de ser una solución para la transparencia e incentivo y la mejora de resultados, puede ser todo lo contrario.
El sistema puede convertirse en una trampa que, ya enredó al Gobierno y le dañó una imagen que, legítimamente se había ganado. Corruptela, nepotismo, inoperancia, son males del poder y no hay vacuna, solo ojos y oídos muy grandes y humildad para reconocer errores, puede liberar al mismo sistema de tal escrutinio.
Deben darse señales de que se toma nota de la realidad y las críticas, de modo de contagiar un entusiasmo alicaído y que genere una renovación de la confianza para un próximo período.
[1] Según datos preliminares del Director del Censo de Población del INE.
[2] TI Términos de intercambio refleja la evolución de los precios relevantes de exportaciones e importaciones.
[3] Gonzalo Pérez del Castillo: experto en geopolítica internacional y regional, ex FAO. ex Representante del PNUD (Chile y Perú). Coordinador Residente de PNUD en varios países. Director del Proyecto de Modernización del Parlamento (Uruguay), Vice-Presidente Comité de Evaluación de la Reforma de la ONU. Vice-Presidente Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales (CURI).
[4] Un empresario denunció incluso en fiscalía que entregó más de U$S 50mil para “negocios” en la propia Torre Ejecutiva. Nos preguntamos ¿habrá otros casos si se desencadena una dinámica “dilema del prisionero”, tal como lo describía el Ec. Rama y como pasó en la causa penal contra el Gobierno de los Kirchner con los testimonios de los arrepentidos?
[5] Según datos del Diario El Observador en base a información de la Fiscalía.
[6] Desde el 2020 se comenzaron a publicar, en teoría, las declaraciones de aprox. 600 cargos.
[7] En columnas anteriores y también otros colegas que se han sumado a la crítica del MEF y del BCU, las cámaras empresariales, la CIU, la Unión de Exportadores, asociaciones del sector agropecuario, pymes industriales, y, en las últimas semanas se han sumado referentes del comercio y los servicios, y obviamente del sector turismo, lo que se abona además con 11 meses de caída de exportaciones y debilidades en la demanda interna.
[8] Este tema fue planteado como aspecto crítico de una Reforma del Estado que no prosperó ni en el Gobierno del FA ni con la Coalición y es uno de los aspectos más rescatables de la propuesta en este ámbito planteada por el Politólogo Conrado Ramos, Prof. de la Univ. de Ciencias Sociales, ex Director de OPP y actual Director de la ONSC.