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Crecen dificultades para la tercera edad

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Muchos estadounidenses están lejos del retiro placentero.

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Para un alto porcentaje de los estadounidenses de la tercera edad, las ideas tradicionales sobre la vida del jubilado están siendo derribadas por una sombría realidad: la quiebra.

Las señales de problemas potenciales —pensiones que se desvanecen, gastos médicos disparados, ahorros inadecuados— se han acumulado durante años. Ahora, nuevas investigaciones esclarecen el alcance del problema: el índice de la gente de 65 años en adelante que se declara en bancarrota es tres veces mayor de lo que era en 1991, según una reciente investigación, y el mismo grupo representa una parte mucho mayor de todos los que se declaran en quiebra.

El estudio, sostiene que esta escalada se debe a que el riesgo financiero de tres décadas asumido por parte del gobierno y los patrones, se ha desplazado de estas entidades a los ciudadanos, que tienen una responsabilidad cada vez más grande de su propio bienestar financiero, a medida que se reduce la red de protección social.

Esta transferencia se ha materializado, entre otras cosas, en esperas más largas para las prestaciones completas de seguridad social, el remplazo de pensiones otorgadas por el patrón con los nuevos planes de ahorro y más gastos directos en atención médica.

Como se explica en el estudio del Proyecto de Quiebra del Consumidor, la gente mayor cuyas finanzas son precarias tiene pocos lugares a donde acudir. "Cuando los costos del envejecimiento recaen sobre una población que sencillamente no tiene acceso a recursos adecuados, alguien tiene que ceder", se dice en el estudio, "y los estadounidenses de la tercera edad recurren a lo poco que queda de la red de protección social: el tribunal de quiebras".

Encontrar y conservar un empleo es muy difícil para una persona mayor. Asumir otro para pagar gastos inesperados es casi inimaginable. La quiebra puede ofrecer un nuevo comienzo a la gente que lo necesita, pero para los estadounidenses de la tercera edad es "demasiado tarde e insuficiente", se afirma. "Para el momento en que se declaran en bancarrota, su patrimonio se ha desvanecido y sencillamente no tienen la edad suficiente para volver a ponerse en pie".

De acuerdo con la investigación, de febrero de 2013 a noviembre de 2016, hubo 3,6 personas que se declararon en quiebra por cada mil personas de 65 a 74 años; en 1991, eran 1,2.

En los cuestionarios efectuados a 895 personas de 19 a 92 años que se declaran en quiebra, se les pregunta qué los llevó a buscar dicha protección. Aproximadamente tres de cada cinco personas decían que los gastos médicos impagables eran un motivo. Un poco más de las dos terceras partes aludían a una baja en el ingreso.

La información disponible permite observar que la familia promedio encabezada por alguien de 65 años o más, no contaba con ahorros suficientes para afrontar un problema complejo de salud. Los estadounidenses mayores normalmente recurren a Medicare para pagar sus cuentas de atención médica. Pero las brechas en cobertura, las altas primas y los requerimientos de que los pacientes asuman algunos costos obligan a muchos beneficiarios de bajos ingresos a gastar más de su propio ingreso en esas cuentas.

Por otra parte, más gente está llegando a sus últimos años con deudas. Para muchos de ellos, al menos parte de la deuda es la hipoteca, aproximadamente el 41% en 2016, en comparación con el 21% en 1989. Más del 13% de esas familias enfrentan pagos de deuda iguales a más del 40% de su ingreso, casi el doble del porcentaje de esas familias en 1991.

Además, sus finanzas se ven sobrecargadas por las necesidades de los que los rodean. Un poco más de una tercera parte de las personas mayores que se declaran en quiebra y contestaron los cuestionarios de los investigadores dijeron que ayudar a los demás, como a los niños o a los padres mayores, había contribuido a buscar la protección de la quiebra.

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