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Balance de concreciones y verdades para pocos

"Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados", Mark Twain.

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balance del año, análisis
Getty Images

Llegamos a fin de año, uno de los más revulsivos de los que nos ha tocado. Se va a entrar en el cuarto y último año del Gobierno, en términos prácticos, que se volvió intenso por lo que ya pasó, y crítico por lo que viene.

Veinte años de la tragedia

Se cumplieron 20 años de la crisis más profunda, que marcó a tirios y troyanos. Algunos con angustia desde los sectores que nos tocó sortearla (1) y otros como un desafío intelectual, sin embargo, algunos aprendieron y otros menos.

Una historia varias veces contada, pero nunca nos cerró la historia oficial 100% y lo hemos argumentado. Quizás la verdad es que hubo un poco de todo, hechos, relatos y algo de marketing, pero también elementos, que si se profundizan, puede que los errores no hayan sido todos ajenos.

Ciertas coincidencias

Hoy la situación actual es diferente; sin embargo, se pueden encontrar algunos aspectos identitarios:

-1º. Grandes desafíos por delante; -2º. Gobierno del mismo signo; -3º. Acuerdos mínimos; -4º. Enfrentamiento político solapado y empeorando; -5º. Oposición, la misma y con el foco puesto en desplazar a la Coalición en 2024; -6º. Caída de salarios y jubilaciones acumulada superior al 4%, conveniente para las finanzas públicas, pero un dolor de cabeza para jerarcas responsables, aunque a algunos les tienta jugar con fuego.

Se advierten otras:

-7º. Prioridad en el ajuste, la caída del déficit fiscal; -8º. Prioridad en la baja de la inflación a niveles de “clase mundial”; -9º Menosprecio por la alta y creciente inflación en dólares, el valor del tipo de cambio nominal y la caída del tipo de cambio real (2).

Por último:

-10º. Pobre integración a mercados ampliados y al Resto del Mundo

Copa Mundial de la Eficiencia

Desde el 2000 las variaciones del TCR fueron dramáticas, con un impacto muy negativo para los sectores con poca espalda y que no compensan con buenos precios de commodities.

Según el WB, desde entonces las variaciones del TCR (3) han sido extremas del 60-70% (4). Estas variaciones en pocos años han sido muy dañinas para la economía uruguaya y mucho más para ciertos sectores. También están los que se han beneficiado en grande (5) (6).

Comparando con países pequeños, estables, con vecinos potentes, caso de Holanda (“enfermedad holandesa”), Bélgica, Croacia, las variaciones del TCR, desde el 2000, fueron máximo de 18%, (un tercio que en Uruguay y Argentina) en la que incide la integración monetaria a la que pertenecen (7).

Para Latinoamérica, en Costa Rica y Chile las variaciones máximas alcanzaron el 35%, el doble de la variación de los europeos citados, pero casi la mitad de lo observado para Uruguay (8). Este es un desafío que cuesta que reconozca el equipo económico.

Cuarto y ultimo

Este es el cuarto año de la Coalición y todavía existe capacidad de proponer. Los ministros reclaman más protagonismo de diputados para defender al gobierno y tienen en cuenta el pedido del presidente de recuperar el centro del ring (9). Con razón graficó un legislador “si estamos en el centro del ring, qué son las cuerdas que siento a la espalda”.

Restricciones presupuestales, legales y políticas para cambios de estrategia y de políticas públicas, pero es el último esfuerzo. Hay que estar fino para no equivocarse en las prioridades y en un timing tan apretado. Todavía, si aquilata errores, podría mover la aguja y enmendar rumbos, para lo cual tiene que recuperar el tino inicial, si falla un eslabón se cambia por otro, ya no hay más tiempo para concesiones a las cuotas políticas y aquellas obsesiones que no le están dando mucho resultado.

¿Más de lo mismo?

En las últimas columnas, durante 2022, hemos marcado aspectos positivos del Gobierno; pero hay otros que generan preocupación. Existe el riesgo de abordar esta última etapa como la primera, con los mismos actores, los mismos objetivos, con los mismos preconceptos, sin variar prioridades y atado a supuestas promesas.

La caída significativa del gasto, el déficit y la inflación, mientras el tipo de cambio de desploma y los salarios y jubilación caen luego de 15 años, no da para golpearse el pecho.

No es suficiente “lo vamos a corregir el último año”. Violenta el argumento de que son las leyes del mercado y que no se podía hacer otra cosa. Lo puede decir alguien no ubicado en tiempo y espacio o un “naif”, pero, ni el presidente, ni un ministro.

Los que confiaron en el Gobierno de Coalición no los votaron para seguir a rajatabla “los principios sagrados de los equilibrios macro”; fogoneados por los defensores del Santo Grial de “los fundamentos” se llega a una sumatoria de falacias contra fácticas (10).

Algunos estimados colegas del gobierno seguramente están convencidos que se ha hecho lo mejor. Creemos que están profundamente equivocados. El error es de ponderación, de apreciación y también en el diagnóstico, lo que han determinado desaciertos en la valoración de oportunidades y prioridades.

Cabe a la Seguridad Social y su timing, como a lo desatinado de la intervención del Central en un mercado plagado de distorsiones (la propia autoridad monetaria es el “Elefante del Bazar”) pero tratando de hacerlo pasar por la mano invisible de Adam Smith. Es un “montón”: ni es libre mercado, ni es beneficioso para la población en general ni el 80% de todas las empresas (11).

En columnas anteriores, me esforzado por enfatizar (ojalá lo haya logrado) la necesidad de una mirada distinta, quizás el Gobierno tenga que tener presente la frase de marras de Twain que encabeza esta columna.

Finalmente, más allá de que, casi todos coincidimos en la necesidad de reformas en la Seguridad Social, el cerno de la cuestión es la inserción de los sectores, las especificidades y prioridad para ciertos grupos, las opciones de transición y un consenso mayoritario que no se ha logrado. La suerte está echada, como terminará esto, no lo sabemos, incluido la presentación de un referéndum o posterior derogación en el próximo período. La voluntad del Gobierno no puede terminar con la Reforma, como un tilde más a su check-list y luego, Dios proveerá.

En este tema debe darse un cambio de tono, terminar con el nerviosismo, y la soberbia de que ya se hizo todo, escuchando y negociando más y por más tiempo con un liderazgo y convencimiento que cautive a sumarse a otros. No es como en el año 1995, cuando no se corría el riesgo de una marcha atrás a punto 0, la realidad cambió.

Tanto en la política fiscal y monetaria, la competitividad y la Reforma de la Seguridad Social, no vemos chances de que el Gobierno pueda capitalizar nada de todo lo que está haciendo, más bien todo lo contrario, pero veremos y ojalá Lacalle retome su liderazgo y tino inicial.

1) Uno de los últimos retiros de la empresa a la que pertenecíamos, antes de la llegada de los U$S 1.500 millones fue en la sucursal con un paquete de varios kilos con billetes de un dólar, todo un símbolo del momento

2) De dic/21 a dic/22 la caída del TCN fue de más de un 12%. Mientras que la del TCR cayó en lo que va del año 11%. Desde abr/03 a feb/05, la caída del TCR fue del 13% aprox. El TC estaba totalmente distorsionado antes, durante y posterior a la  crisis 2002, y luego de desatada la crisis vía TCNominal se recuperó rápidamente, lo que podría haber facilitado permitirse una caída significativa posterior; esto, 2 motivos:  que no es nunca fue una variable objetivo, ni se atendió específicamente, por parte de la autoridad monetaria y el equipo económico, como sí lo era la baja de la inflación y el recorte de gasto y del déficit público y en segundo lugar se entendió había un margen para cierta caída, por la recuperación previa a partir de mar02.

3) Reflejo de la competividad y el costo país en comparación al resto del Mundo para las economías relevantes con las que existe comercio o potencial de competir.

4) Datos que con diferente metodología, confirman las estimaciones BCU.

5)  La baja del TCR ha beneficiado a los importadores por dos vías (0 valor agregado local): primero por el abaratamiento relativo de los bienes que importan y segundo por el efecto de la mayor capacidad de demanda local en dólares de los sectores de ingresos fijos.

6) Para este indicador y según los datos del Bco. Mundial, el caso más extremo y relevante para Uruguay es Argentina, cuyos datos están distorsionados y no dispone de estadísticas confiables.

7) Uruguay está mucho más condicionado que Brasil, con respecto a la Argentina y por tanto tiene más deberes que hacer, obviamente, es innegable que Brasil a pesar de su tamaño relativo, también en parte se ve afectado por las inesperadas y erráticas variaciones del tipos de cambio y la falta de consistencia de las políticas cambiarias de Argentina y en particular los últimos 3 años y medio, por el tipo de integración a todo nivel que tenemos con el país vecino, comercial, financiera, inversiones, servicios, mercado de capitales, turismo.

8) Más allá de vericuetos técnicos muy funcionales que utilizan las autoridades banco-centralistas en los últimos años para disimular el impacto de sus políticas en el tipo de cambio y el encarecimiento de la Economía, en la moneda que se use como medida. Se ha estado haciendo usual utilizar medidas como el TCR de fundamentos, indicadores diversos del TCR ajustado para mitigar o diluir el impacto de las políticas monetarias y cambiarias y de combate con la inflación y las consecuencias en el encarecimiento relativo de la moneda local medida comparado internacionalmente

9) Ver  J.SILVA, D.Borrelli,26/dic/22.

(10)El denominador común que observamos es una endogamia dentro de cierto círculo que rodea al presidente y al que éste le tiene demasiada confianza y que le autocomplace, a pesar de sus escasos logros en la mirada de la opinión pública pero grandes hazañas auto percibidas.

(11) Me gusta cuando los colegas meten un jonrón, es el caso del economista Javier De Haedo hace días cuando citando a la ministra Arbeleche, menciona que preguntada por el tipo de cambio dijo “pregúntele al BCU” y el colega dice como énfasis: “cómo que pregunten al Central”, esta referencia es mucho más clara que todo lo que se pudiera escribir sobre el asunto. No lo suelo ponderar al colega en demasía, “mala mía” (bueno, solo en ocasiones), pero en este caso, chapeau.

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