El gobierno prevé un crecimiento del PIB en 2024 del 3%frente a 3,3% de los analistas privados. Si abrimos la proyección por componentes de la demanda agregada, la tracción no vendrá tanto por el lado de la demanda interna: el consumo probablemente crezca por debajo del 3%; mientras que la inversión caerá por efecto de la finalización de grandes proyectos en 2023. En cambio, la demanda externa es la que más contribuirá al crecimiento. Las cuentas nacionales al primer trimestre de 2024 ya arrojaronun alza interanual de las exportaciones de 4,5% frente a un 1,1% del consumo y una caída del 5,7% en la inversión bruta fija. Los datos del segundo trimestre recién los conoceremos en setiembre, pero se mantendrá la misma relación ordinal con las exportaciones liderando el crecimiento, al punto que el gobierno espera que asciendan a 9,2% en el promedio de 2024. En este contexto, nos proponemos analizar el comportamiento de las exportaciones de bienes durante el primer semestre.
Primero veamos cómo ha sido el comportamiento de las ventas al resto del mundo a nivel agregado en la historia reciente. Los gráficos 1 y 2 exhiben las exportaciones totales de bienes en dólares corrientes en años calendario y en períodos acumulados de 12 meses. Los datos provienen de Uruguay XXI, e incluyen las ventas desde zonas francas. Lo primero a destacar, es que en los últimos 20 años se triplicaron, pasando en grandes números de US$ 4.000 millones a US$ 12.000 millones. Pero la tendencia no fue lineal. Hay un primer período que va de 2005 a 2013 donde el crecimiento fue muy significativo, salvando la interrupción de 2009 por la crisis financiera internacional. Luego tuvo lugar un segundo período de 2014 a 2019 donde las exportaciones permanecieron prácticamente estancadas. El tercer período está marcado por la caída inicial en 2020 atribuible al COVID, seguido de un crecimiento vertical en 2021 y 2022. En 2023 hubo un severo ajuste, que parecería revertirse parcialmente en lo que va de 2024.
Como toda variable expresada en valores corrientes, las exportaciones se pueden descomponer por efecto precio y por efecto cantidad. El efecto precio es determinante a la hora de explicar el ciclo de las ventas externas. El gráfico 3 muestra el índice de precios internacionales de commodities elaborado por el FMI. Nótese la correlación de las series en los gráficos de líneas.
El primer pico de exportaciones de 2008 con posterior caída en 2009 se atribuye al salto exponencial y posterior desplome de los precios internacionales, en el marco de la consabida crisis financiera internacional que estalló a fines de 2008. Luego tuvo lugar una rápida recuperación de precios hasta 2011 que explica la reactivación de las exportaciones en valor. A partir de 2012 los precios internacionales dejan de crecer —incluso caen en 2016— lo cual nuevamente explica el comportamiento anémico de las exportaciones en dólares en dicho período. En 2021 y 2022 los precios explotan en un contexto post COVID de restricciones de oferta en la cadena de suministros sumado a la guerra en Ucrania, lo cual provocó una aceleración inflacionaria en todo el mundo, y también un fuerte crecimiento de las exportaciones uruguayas. A partir de fines 2022, los precios (junto con las exportaciones) sufren otro fuerte ajuste a la baja, que se interrumpe en junio de 2023, permaneciendo relativamente estables hasta el último dato a junio de 2024.
Queda claro entonces que los precios internacionales son una variable exógena de alta incidencia en el ciclo económico del Uruguay, al igual que en las restantes economías de América Latina cuyas exportaciones están concentradas en productos primarios y sus derivados. Pero también vimos que en los últimos 12 meses a junio de 2024 no hubo un alza significativa en los precios. En el promedio del primer semestre, los commodities tuvieron una baja del 2% frente al mismo período de 2023, en tanto que el índice del precio promedio de exportación de productos uruguayos publicado por el BCU mostró una caída interanual del 11% en el primer cuatrimestre. Sin embargo, las exportaciones en dólares corrientes aumentaron un 10,6% interanual en el primer semestre. La explicación no hay que buscarla en el efecto precio sino en el efecto cantidad.
Fundamentalmente en la celulosa, la soja y el trigo. En estos productos, el aumento de los volúmenes exportados es determinante. La celulosa debido a la puesta en marcha de la tercera planta de UPM2 a mediados de 2023; las exportaciones interanuales de este ítem en el primer semestre crecieron 26,8%, y la tasa será mayor conforme se vayan agregando meses en el período acumulado por la puesta en marcha del Ferrocarril Central en abril, que dinamiza el transporte de carga al Puerto de Montevideo (a modo de ejemplo, las exportaciones interanuales de celulosa en junio de 2024 aumentaron un 50%, es decir el doble frente al acumulado del primer semestre). Tanto es así, que la celulosa pasó a posicionarse como el principal producto de exportación desplazando a la carne bovina: en los 12 meses cerrados a junio las ventas al exterior fueron por US$ 2.100 millones y US$ 2.000 millones respectivamente. En cuanto a la soja y el trigo, en el primer semestre hubo un crecimiento interanual de 128% y 126%, más que duplicando el primer semestre del año pasado. En este caso, el efecto cantidad se explica por la normalización de la cosecha tras la terrible sequía de 2023. Así, por ejemplo, las exportaciones de soja que habían alcanzado un récord de US$ 1.900 millones en 2022 se desplomaron a US$ 510 millones en 2023. En el primer semestre de 2024 ya acumulaban US$ 710 millones superando a todo el año pasado.
¿Cuán determinante es el buen desempeño de estos productos en el total de exportaciones? Sumados, representan más del 30%, por lo que el impacto es significativo. Si se miden las exportaciones sin considerar la celulosa, la soja y el trigo, en lugar de crecer 10,6% habrían caído 1,9% interanual en el primer semestre.
Por tanto, se extraen dos conclusiones: i) los sectores que explican el crecimiento global lo hacen por el efecto estadístico de comparar frente a una base menor por factores excepcionales —ausencia de UPM2 y sequía histórica— que no se repetirán en años subsiguientes; ii) el resto del sector exportador a nivel agregado sigue con problemas. De hecho, son más los sectores donde hay caída que aumento en el primer semestre, en línea con el comportamiento señalado de los precios internacionales. En orden de importancia sobresalen los productos lácteos (-13,6%) y el arroz (-2,6%). La carne bovina creció apenas 1,1%, donde se destaca una caída del 33% de las ventas a China a raíz de la persistente debilidad de la demanda en dicho país, que fue compensada por un aumento del 82% de las ventas a EE.UU., país que se consolida como segundo destino de exportación de carne.
- Marcelo Sibille es economista, gerente senior del área de asesoramiento económico y financiero de KPMG en Uruguay.