JORGE REBELLA
La alta tasa de interés de Brasil es el "precio" que diferencia a la economía brasileña de la del resto del mundo. Atrás está el verdadero problema fiscal brasileño: el gasto cabe en el presupuesto, pero no en la economía, sostuvo el magíster Fernando Montero, economista jefe del Departamento de Análisis Económico de Convencao, empresa de asesoramiento financiero con sede en San Pablo. A continuación un resumen de la entrevista
-En abril varios analistas alertaron que la economía brasileña se estaba sobrecalentando porque el PIB creció un 10% en el primer trimestre de 2010. Pero el ministro Guido Mantega le ha restado importancia a ese aviso. ¿Qué opina Ud. al respecto?
-Es evidente que la economía brasileña se está sobrecalentando. Hace poco más de un mes revisamos nuestra proyección del PIB para 2010 y subimos la tasa a 7,1%. Hoy a la luz de los indicadores económicos más recientes podría ser aún más alta, ubicándose entre 7,5% y 8%. Los datos auspiciosos de empleo, producción industrial y ventas del comercio continúan sorprendiendo, mientras que los inventarios siguen bajos. La inversión también corre para recuperar el terreno perdido en la crisis. A su vez, los bancos públicos y privados se disputan el mercado del crédito que está muy demandado por la vuelta de la confianza en la recuperación económica. Por último, tanto el gobierno federal como los estados y los municipios están gastando mucho en este año electoral.
-¿Por qué el gobierno proyecta un crecimiento de sólo 5,5% del PIB para este año?
-Si bien el Ministerio de Hacienda revisará esa cifra en poco tiempo, probablemente no va a proyectar una expansión superior a 6%. El ministro Mantega quiere convencer al mercado que el crecimiento económico no generará una espiral inflacionaria y que, en consecuencia, no será preciso subir mucho las tasas de interés. Además, procura "esconder" la mayor recaudación que, previsiblemente, traerá aparejado un PIB más alto a efectos de que el Congreso no se apropie de esos recursos y los gaste a manos llenas en un año de elecciones presidenciales y legislativas. El ministro sabe que cuanto más crezca la economía brasileña este año, más fuerte será la frenada en 2011.
Situación fiscal
-Hoy Brasil contribuye significativamente a la formación de la actual burbuja financiera de las economías emergentes al recibir flujos enormes de inversiones extranjeras. ¿Es la situación fiscal brasileña suficientemente sólida si se revierte la tendencia creciente a invertir en los países de la periferia?
-Soy optimista al respecto porque Brasil tiene un potencial enorme para captar recursos externos. Si bien es cierto que la agudización de la crisis financiera en Europa puede poner un freno a las inversiones provenientes del viejo continente, que son muy importantes en el caso de Brasil, este país posee reservas internacionales que suman US$ 250.000 millones y sus indicadores macroeconómicos figuran entre los mejores a nivel internacional. Eso no significa que su situación económica haya mejorado con respecto a la existente hace dos años. Se mejoró comparativamente, porque el mundo dio tres pasos atrás y Brasil sólo uno. La situación fiscal, las cuentas externas, la inversión y ahorro interno de Brasil se han deteriorado y afectarán su capacidad de crecer una vez que se haya colmado la capacidad ociosa del año pasado. Sin embargo, los inversores siempre miran lo relativo, buscan lo mejor, y hoy el mercado brasileño es el más atractivo en el panorama mundial.
-¿No preocupa a los inversores que las cuentas fiscales de Brasil se han deteriorado en los últimos tres años?
-Aunque el gobierno anuncia que este año tendrá un superávit fiscal primario equivalente al 3,3% del PIB, no podrá alcanzar ese objetivo, salvo que la inflación le dé un empujón formidable a la recaudación, lo que luego se paga con una escalada de la tasa de interés. Sin embargo, el deterioro de las cuentas fiscales de Brasil es poco significativo comparado con la situación global. Además, Brasil no tiene problemas de stocks, ni de sobreendeudamiento del sector privado, ni una sobreexposición del sistema financiero. La economía brasileña está en franca expansión y cuando crece el denominador de la relación deuda/producto, todo resulta más fácil porque el crecimiento económico genera más recaudación.
-¿Cuál es el principal desequilibrio de la economía brasileña?
-Es el problema que siempre ha tenido: generar capacidad de oferta y producir más. Es un caso exactamente opuesto al del mundo desarrollado, que busca denodadamente a quién venderle para reactivar la economía, crecer, recaudar más y aliviar la carga fiscal. En cambio, Brasil enfrenta un déficit de oferta y debe tratar de enfriar la demanda. Por eso, el Banco Central va a continuar elevando la tasa de interés de referencia (Selic), que subió 75 puntos básicos a 9,5%, a fines de abril. Justamente la tasa de interés, que es la más alta del planeta, es el "precio" que diferencia a la economía brasileña de la del resto del mundo. Atrás está el verdadero problema fiscal brasileño: el gasto cabe en el presupuesto, pero no en la economía.
Gasto público
-Luego de una corta recesión en el transcurso de 2009, la economía brasileña se expandió 4,3% en el cuarto trimestre del año pasado porque el mayor gasto fiscal, el acceso más fácil al crédito y la inversión extranjera han estimulado un auge del consumo. ¿Es factible que el gobierno quite el pie del acelerador dada la proximidad de las elecciones?
-El equipo económico se dio cuenta tardíamente del potencial de crecimiento de las políticas monetaria y fiscal expansivas diseñadas para enfrentar la crisis global. Las medidas proactivas continuaron aplicándose pese a que la recesión ya había terminado en Brasil. Por eso, el gobierno anunció hace pocos días una contención adicional del gasto público por unos 10.000 millones de reales para 2010. Pese a ello, no creo que sea suficiente y, quizás, haya que hacer un recorte en la inversión pública.
-¿Cree que el gasto se recorte en un año electoral?
-No. La contención se refiere a aumentos presupuestales muy fuertes. Por lo tanto, no se trata de una reducción, sino más bien de una desaceleración. En realidad, el gasto público va a crecer sustancialmente en 2010. Además de la prodigalidad del gobierno federal en un contexto electoral, lo que los estados y los municipios no gastaron en 2009 -ya que bajaron sus niveles de recaudación y, a diferencia del gobierno federal, no disponen de margen para excederse en sus expensas- van a hacerlo este año porque está ingresando mucho dinero a sus arcas luego de haberse reactivado la economía. Todo esto significa que las tres esferas de gobierno -gobierno federal, estados y municipios- están hoy gastando muchísimo. Estimo que el gasto total, en términos reales, creció un 12% en el primer trimestre de este año con respecto al mismo período del año pasado. Estamos hablamos de una cifra que equivale a casi un tercio del PIB de Brasil.
Inflación
-¿Esa política de incremento del gasto público no está contribuyendo a un brote inflacionario cuando es sabido que el presidente Lula tiene aversión a la inflación?
-Por cierto Lula tiene una verdadera preocupación por los efectos nefastos de la inflación. Lo ha demostrado dándole al Banco Central un amplio margen de autonomía para aplicar una política monetaria restrictiva para contener la presión inflacionaria durante sus dos mandatos. Por lo tanto, se prevé que la tasa de interés de referencia (Selic) va a ir subiendo hasta 13% aproximadamente este año. A ningún presidente le gusta esa política en plena campaña, pero su costo electoral va a ser menor que si se disparan los precios al consumo.
-La inflación anualizada a fines de abril estaba por encima de la meta de 4,5% establecida por el Banco Central. ¿A cuánto podrá llegar la inflación a fines de año?
-El mercado está esperando una tasa de 5,5%, pero lo más probable es que la inflación alcance un nivel de 6% a fines de diciembre. La economía brasileña va a crecer más de 7% en 2010 con el riesgo de que la inflación se ubique un punto y medio por encima de la meta, lo que va a generar un ajuste bastante negativo para 2011 porque no se puede crecer a este ritmo durante dos años seguidos, menos aún con ese arrastre inflacionario.
Inversión y consumo
-¿Qué le impide a la economía brasileña crecer a una tasa de 7% o más durante dos años consecutivos?
-La razón principal es que no hay inversión suficiente en Brasil. La crisis global no restó prácticamente consumo a los brasileños, pero sí hizo caer sensiblemente la inversión interna y extranjera, sobre todo en los sectores destinados al comercio exterior. De hecho, la contracción de la inversión privada se compensó con las medidas oficiales que apuntaron a promover el consumo. Al haberse invertido menos en los últimos dos años, ahora no se puede dar un salto cuantitativo sostenible en el crecimiento económico. Además, como la demanda del consumo privado va a seguir superando a la oferta en 2011, la expansión de la economía tendrá que ser frenada por el Banco Central. De lo contrario, la inflación podría crecer y alcanzar niveles que después costarían mucho corregir.
-¿Qué elementos le permiten pronosticar que el consumo interno seguirá creciendo en los próximos dieciocho meses?
-La decisión de consumir, de solicitar crédito o de invertir depende, en última instancia, de la confianza que la economía genera en las personas. Este crecimiento, volcado al mercado interno, es muy visible, llena los comercios, se nota en los salarios, genera empleo en servicios. Los bancos compiten entre sí para prestar más, el Estado sigue aumentando el gasto. En este año electoral, la propaganda del partido gobernante va a destacar la reactivación de la economía brasileña y, probablemente, un comunicador excepcional como Lula, va a exacerbar el optimismo de la población mediante lemas como "Brasil potencia", "Brasil puede todo", etc., que se contrapone con lo que ocurre en el mundo desarrollado.
Sin embargo, al poco tiempo se vivirá una situación más gris. El año que viene las inversiones se des-acelerarán luego de haber recuperado el atraso de la crisis, la política monetaria y la propia inflación cortarán gastos y las familias estarán más endeudadas. En resumen, la economía brasileña será menos exuberante.
Leve desvalorización del real con respecto al dólar
-¿Es sostenible el actual tipo de cambio teniendo en cuenta los fundamentos de la economía brasileña?
-Es factible que el real tienda a desvalorizarse en el correr de este año. Las razones son, en primer lugar, que si el dólar se fortalece a nivel mundial, lo que no parecía estructural hace dos meses, se va a apreciar con respecto al real. Segundo, un dólar más fuerte significa por lo general un descenso de los precios de los commodities, lo que evidentemente perjudica a la economía brasileña. Tercero, un crecimiento menor de la economía europea seguramente tendrá efectos perjudiciales en todo el mundo, incluso en Brasil. Cuarto, la inversión extranjera -que, en buena parte, proviene de Europa- se va a desacelerar, mientras que las remesas de las ganancias y los dividendos de las compañías multinacionales radicadas en Brasil van a aumentar, como ya se vio a comienzos de la crisis global.
-¿Qué características tendrá el proceso devaluatorio del real este año?
-Pese a que la divisa estadounidense se está comportando en forma extremadamente errática en las últimas semanas, es importante destacar que cualquier proceso de desvalorización de la moneda brasileña va a ser más ordenado y, probablemente, más contenido de lo que vimos en la corrida del segundo semestre de 2008. En aquel momento, la exposición privada al dólar en Brasil era muy alta dado que las empresas se habían jugado a un real fuerte y perdieron. Hoy cualquier presión devaluatoria de la moneda brasileña sería menos traumática porque no se produciría esa reacción de los privados por cubrirse porque, además de haber más reservas internacionales, aprendieron que el tipo de cambio puede subir, pero también bajar.
-¿En qué nivel estima que se ubicará el tipo de cambio a fines de este año?
-Son momentos dramáticos para las monedas del mundo. Actualmente la cotización de la divisa norteamericana oscila en torno a 1,85 reales y podríamos arriesgar un pronóstico de que cerrará el año en niveles similares, estando ya descontados los riesgos del resultado electoral de octubre venidero.
ficha tecnica
Fernando M. Montero es licenciado en economía por la Universidad Católica Argentina y master en teoría económica por la FIPE de la Universidad de San Pablo (Brasil). Es economista jefe del Departamento de Análisis Económico de Convencao con sede en San Pablo. Ejerce la docencia en los cursos de postgrado en la Universidad de San Pablo. Fue secretario adjunto del Departamento de Política Económica del Ministerio de Hacienda de Brasil, economista senior de Tendências Consultoria, economista jefe de Unibanco y consultor económico de Mendonca de Barros Associados.
A Brasil no le faltan capitalistas, sino capital para invertir
-¿Afectaría la confianza de los inversores un triunfo de la candidata del PT, Dilma Rousseff, que se le ve posicionada más a la izquierda que Lula?
-Dilma ejerciendo la presidencia es una gran incógnita; pero nadie cree que modificará el modelo que le ha funcionado bien a Lula. El riesgo es una visión más estatizante de la economía en un mundo que parece darle la razón. Es una visión errada, pero difundida en el gobierno, de que el Estado tiene que actuar como emprendedor a falta del sector privado. Como extranjero viviendo en Brasil desde hace 25 años, tengo un respeto enorme por el empresariado brasileño, que es emprendedor y dinámico. Si no lo fuese, no sobreviviría a las tasas de interés, la carga tributaria, los estrangulamientos de infraestructura, las idas y venidas de la economía. A Brasil no le faltan capitalistas, sino capital. Esa verdad le dice al gobierno que debe gastar menos, aunque sea tan solo para bajar la tasa Selic de una vez por todas.
-Si bien la campaña electoral recién comienza, aparentemente la contienda se va a dilucidar entre la candidata oficialista Dilma Rousseff y el candidato José Serra del opositor PSDB. ¿Cuáles son las principales divergencias en materia económica entre ambos?
-Dilma Rousseff y José Serra tienen mayores afinidades de lo que puede parecer a primera vista. Quizás el candidato opositor tenga una mayor preocupación por la situación fiscal que su contrincante. Por otra parte, Dilma, en caso de ganar la elección, va a tener que cargar con el peso del gasto público creciente de los últimos años y, como sucesora de Lula, no le resultará fácil cortar los excesos fiscales si quiere conservar un nivel aceptable de popularidad.
-¿Qué otras diferencias podrían darse en caso que uno de ellos accediese a la Presidencia?
-En los últimos años ha sido visible una mayor presencia del "hard core" del PT en el gobierno, lo cual no había ocurrido durante el primer período presidencial de Lula. Por ejemplo, el ministro de Hacienda Antonio Paloci y los integrantes de su equipo económico eran "outsiders" políticos. Con la crisis llegaron los dirigentes del PT que han influido para que se adoptaran los modelos keynesianos más básicos que promueven el gasto para que crezca la economía, imitando lo hecho por los gobiernos de los países desarrollados, con la diferencia de que en Brasil los incipientes problemas de oferta se transformaron en serios problemas de demanda.
Sólo Lula tiene la suficiente autoridad y ascendencia para controlar la presión de la dirigencia petista. No sabemos si Dilma podría neutralizarla en caso de gobernar. En cambio, Serra difícilmente tendría dirigentes de su propio partido tratándole de imponer determinadas líneas de política económica.