Que el tema haya generado un documental -Period. ¿The end of menstruation? (Período. ¿El fin de la menstruación?)- ya dice algo. Es al menos una señal de que la polémica está instalada y genera interés, sobre todo y naturalmente entre las mujeres. Si pudieras dejar de menstruar, ¿lo harías? Esa parece ser la pregunta que ronda la cabeza de más del 50% de la población en distintas partes del mundo. Y como es de esperar en estos casos, no hay una única respuesta.
El 2012 arrancó con la discusión en Estados Unidos sobre si aprobar o no la comercialización de Lybrel, una píldora para desterrar la menstruación, y desde 2003 está en el mercado Seasonale, un anticonceptivo oral con el que solo se tienen cuatro reglas al año. Sin embargo, la percepción de los médicos y las cifras de ventas indican que a las mujeres del mundo todavía les cuesta tomar la decisión de suprimir sus menstruaciones.
Mientras en Estados Unidos y Europa ya se habla de tendencia, en América Latina se trata de un escenario incipiente. Según un artículo del diario El Mercurio, de Chile, la excepción es Brasil, donde un estudio presentado en el último Congreso de Medicina y Obstetricia reveló que de 1.100 ginecólogos encuestados, 94% había recetado el llamado uso continuo o extendido de anticonceptivos, y 93% había recibido en su consulta a mujeres interesadas en él.
En Uruguay, en cambio, las consultas para eliminar el período son poco frecuentes y a contramano de la corriente mundial las mujeres locales reclaman para conservar su flujo menstrual habitual. "Cuando las pastillas anticonceptivas tienden a disminuir el flujo menstrual a las mujeres les da inseguridad", dice Gerardo Vitureira, profesor adjunto de la Clínica Ginecotocológica del Hospital del Clínicas. "He tenido pacientes asintomáticas que piden que les cambie las pastillas para tener algo de muestra al final del mes porque les da tranquilidad", agrega el profesional, con experiencia en la esfera pública y privada.
Es que la menstruación no es una entidad independiente, sino que funciona asociada a múltiples conceptos, como la salud, la feminidad y la fecundidad (o la ausencia de ella). Si bien no hay estudios formales, aclara Vitureira, entre las mujeres menores de 35 años tener una menstruación "o al menos una muestrita les da seguridad de que no quedaron embarazadas en el ciclo anterior".
Distinto es el escenario para las mayores de 40, que entran en una etapa de premenopausia en la que pueden aparecer trastornos en la cantidad o regularidad del flujo menstrual. "Ahí sí te piden algo que disminuya el volumen".
DEBATE. La opinión que las mujeres tienen sobre la menstruación es tan amplia como la cantidad de féminas en el mundo; están aquellas que la rechazan hasta las que la ven como algo natural o espiritual, pero lo más frecuente es tener sentimientos encontrados y por eso tomar la decisión de eliminarla por completo no suele ser fácil.
En España, la Sociedad de Contracepción auguró que con la nueva píldora se producirá una "segunda revolución social", similar a la que en los años `60 liberó a la mujer y posibilitó la separación del sexo y la procreación.
La médica estadounidense Susan Rako, especialista en salud de la mujer y autora de numerosos libros sobre el tema, opinó que "alterar el clima hormonal de las mujeres sanas, con menstruación, con el propósito de acabar con sus períodos es, en una palabra, imprudente". Para ella se trata "del mayor experimento sin control de la historia de la ciencia médica", como ya lo dejó sentado en su último trabajo No more periods?, en el que argumenta que hace falta poner sobre el tapete los riesgos que la decisión implica, que según ella incluyen osteoporosis, ataques cardíacos, derrames cerebrales y cáncer.
Sin ser tan radical, el ginecólogo uruguayo Alegre Sassón asegura que hay que analizar cada caso en particular, ya que la tolerancia a las píldoras no es igual para todas las mujeres. "Cuando aumentás la carga puede ocurrir que la paciente empiece con trastornos digestivos", ejemplificó el profesional. "Todo tiene sus pros y sus contras, no hay medicación que no tenga efectos colaterales. Y los anticonceptivos no son la excepción, tienen sus indicaciones y contraindicaciones". Por ello, agrega, cada anticonceptivo debe ser indicado de acuerdo a la edad y la historia clínica.
El mismo esquema de uso continuo que propone Seasonale, dicen los expertos, se puede seguir utilizando el anillo vaginal o el parche anticonceptivo. "Todos son hormonas que inhiben la función del ovario, solo que ingresan al cuerpo por distintas vías: cutánea, vaginal u oral", sintetiza Sassón.
Hasta ahora, las consultas más frecuentes entre las uruguayas responden a situaciones puntuales como un casamiento o un viaje, cuando la menstruación se vuelve inconveniente. En esos casos sí se puede "adelantar" o "postergar" la regla sin problema. "Si quiere adelantar el período tiene que cortar las pastillas antes, porque cuando para de tomar aparece el sangrado. Si lo que quiere es postergarlo, tiene que usar de corrido dos paquetes", explica Vitureira.
De hecho, la comodidad es uno de los principales argumentos entre las mujeres que en el mundo se han sumado al sistema que propone Seasonale. En el estudio brasileño, este fue el tercer factor más frecuente para su indicación. Además, sus defensores sostienen que el sistema es "perfectamente aplicable" a mujeres que trabajan en faenas al aire libre o con falta de acceso a baños adecuados o quienes viajan constantemente. ¿Esnobismo? Solo ellas, que tienen unos 450 períodos hasta la menopausia, son capaces de dar un veredicto.
PENSAR CUÁL ES EL PÚBLICO OBJETIVO
Ninguna de las dos revolucionarias píldoras -Seasonale y Lybrel- llegaron a Uruguay, pero aun cuando lo hagan difícilmente arrasen en el mercado. "Eso de `Me molesta la menstruación` acá no se ve", dice el ginecólogo Gerardo Vitureira. "A la mujer que tiene un período normal no le preocupa, el grupo target pueden ser aquellas con un sangrado uterino anormal", explica el experto. Esa realidad (a la que se le suma la irregularidad en los períodos) afecta sobre todo a las mujeres mayores de 40 años, que entran en la premenopausia. En esos casos, uno de los tratamientos habituales es la terapia de reemplazo hormonal, con la cual la mujer puede seguir menstruando o dejar de hacerlo. "Es optativo, y la gran mayoría de las uruguayas quiere seguir por un hecho de feminidad. Además, porque no menstruar tiene un componente asociado al desuso y a la vejez muy fuerte", asegura.
Otra de las opciones, que cuenta con mucha aceptación en el país, es la colocación del DIU Mirena, con una carga hormonal de un gestágeno (el levonorgestrel) que disminuye el volumen del sangrado menstrual y en ocasiones lo anula. "Si bien tiene una indicación médica, sobre todo en mujeres con irregularidades menstruales y hemorragias frecuentes, a muchas jóvenes les gusta porque en verano, por ejemplo, no tienen menstruación", explica el ginecólogo Alegre Sassón. El DIU Mirena es efectivo hasta por 5 años.