Viaje por el corazón de la costa de Kenia: desde su historia colonial a la serenidad de las playas

Un país africano poco explorado, de esos destinos que cautivan por su diversidad y encanto, y que tiene tanto propuestas históricas como de esparcimiento bajo el sol.

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Kenia.

Igor Galo (Especial para Domingo)

Con tan solo 61 años de historia, la Kenia independiente reúne a más de 40 tribus que hablan más de medio centenar de lenguas, siendo el suajili el más hablado. Este idioma nació en la costa como resultado del mestizaje entre lenguas bantúes y el árabe y persa traídos por marinos y comerciantes.

El tráfico entre Irán, la península arábiga y Persia dio lugar a una civilización entre los siglos VIII y XIII. Hoy, la costa de Kenia mantiene este espíritu cosmopolita y sigue siendo un punto de encuentro para comerciantes. A esto se suman sus playas de arena blanca, un clima cálido y la cercanía a reservas naturales, lo que la convierte en uno de los principales destinos turísticos del continente.

Mombasa, puerta de África

Capital del África Oriental Británica hasta 1907, Mombasa es la segunda ciudad más antigua y poblada de Kenia. Fundada hacia el año 900, en el siglo XIII ya era un centro comercial próspero. La ciudad fue destruida varias veces, pero su casco antiguo conserva la estructura tradicional, similar a la que encontró Vasco de Gama en 1498. Su llegada marcó el inicio de la presencia portuguesa, que perduró hasta el siglo XIX, cuando llegaron los británicos. El Fuerte Jesús, construido por los portugueses en 1593, es el monumento mejor conservado.

Entre sus callejuelas se encuentran la mezquita de Mandhry, tiendas de antigüedades y artesanías, el puerto viejo, y el restaurante Forodhani, que ofrece vistas al mar y platos típicos suajilis. La herencia británica permanece en los alrededores de la avenida Moi, con edificios coloniales que albergan oficinas, bancos y dependencias gubernamentales. Aquí se encuentran los “Colmillos de Mombasa”, una escultura erigida en 1952 con motivo de la visita de Isabel II.

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Kenia.

Ciudad en auge

Tras la independencia de Kenia, Nairobi creció y Mombasa decaía. Sin embargo, el cambio de milenio le ha sentado bien, con nuevos barrios como Nyali, donde locales de clase media y alta comparten las playas con turistas. Es un oasis de tranquilidad, ideal para leer Memorias de África de Karen Blixen o cualquier obra de Ngugi wa Thiong’o, considerado candidato al Nobel de Literatura.

Suspendida en el tiempo

Muy diferente a Mombasa, Lamu es una ciudad que parece suspendida en el tiempo. La ciudad habitada más antigua de Kenia vivió su edad de oro entre los siglos XVII y XIX, cuando los sultanes de Omán la convirtieron en un centro comercial. El Fuerte de Lamu, hoy abierto a los viajeros, data de esta época, cuando la venta de esclavos era común hasta el siglo XVIII. Olvidada por el progreso y los británicos, la ciudad conserva su estructura original, siendo la mejor preservada del mundo. Reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la vida en esta comunidad musulmana apenas ha cambiado, salvo por la llegada de electricidad y, más recientemente, de Internet.

Sin automóviles en la isla, caminar, cabalgar en burros o desplazarse en barca por la costa siguen siendo los únicos medios de transporte. Lamu comenzó a ser popular entre mochileros en los años 60, atraídos por su tranquilidad. La ciudad antigua, el Museo de Lamu, la Swahili House o la oficina postal alemana son visitas recomendadas. Sin embargo, lo principal es disfrutar de la calma de un lugar donde los relojes no importan y la vida se rige por el sol y las llamadas al rezo. Las playas y dunas de Shela, prácticamente vírgenes, son el lugar ideal para ello. Algunos hoteles ofrecen deportes acuáticos o pesca.

En la isla vecina de Manda, en los últimos años han abierto resorts exclusivos para quienes prefieren el lujo. Desde allí, se pueden visitar las ruinas de Takwa o realizar paseos por los manglares a bordo de un dhow.

Lamu también es hogar de varias ONG españolas, como OneDayYes, Anidan (que gestiona una escuela y un hospital pediátrico), o Afrikable, que promueve el empoderamiento femenino y ofrece estancias solidarias para quienes buscan una experiencia de turismo responsable.

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Kenia.
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Escapada al Caribe africano

Aunque Mombasa no suele ser una parada típica en los tours especializados en safaris, el Parque Nacional Tsavo se encuentra a unas pocas horas (unos 170 kilómetros) del centro de la ciudad, lo que permite visitarlo incluso en escapadas de un día. Los hoteles y agencias de viajes locales también ofrecen alternativas de dos o tres noches para quienes deseen pernoctar en los parques.

Más cerca, a menos de una hora hacia el norte, se encuentran el Haller Park, con su población de tortugas gigantes, jirafas, búfalos, antílopes e hipopótamos, entre otros animales, y el Mombasa Marine Park, un espacio natural protegido desde 1986, donde el arrecife de coral permite bucear para descubrir la fauna marina local, además de practicar windsurf y otros deportes náuticos.

Los arenales más famosos están a unos 50 kilómetros al sur, en dirección a la frontera con Tanzania. Las playas de Diani, con sus interminables hileras de palmeras, arrecifes y kilómetros de arena blanca, son otra opción para disfrutar del “Caribe africano” en cualquier temporada. Sus resorts suelen ser puntos de encuentro de celebridades.

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