Un stud con 100 años de gloria

| Don Ramiro celebró ayer un siglo de vida en Maroñas. Aquí, un recorrido por los caballos de Francisco Rodríguez Larreta que hicieron historia en el turf nacional.

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Son contados con los dedos de una mano los studs de Maroñas que cumplieron el siglo de vida. Ayer, justamente, se celebró el aniversario número 100 de uno de los más emblemáticos, el Don Ramiro, bautizado así por su fundador, Dr. Francisco Rodríguez Larreta, como forma de homenajear a su primo, el escritor Enrique Larreta (La Gloria de Don Ramiro, 1908), quien lo había acogido en Buenos Aires donde debió refugiarse por razones políticas.

Afincado nuevamente en Montevideo y para dar rienda suelta a su pasión por los caballos de carrera, Don Francisco elige, para identificar a su novel caballeriza, los colores blanco y negro a rayas horizontales y gorra granate que cruzan triunfales por primera vez el disco del Hipódromo de Maroñas en la segunda carrera del domingo 26 de noviembre de 1911: "Albeador", conducido por el jockey T. Acosta gana por un cuerpo y medio, retribuyendo a sus apostadores a ganador $ 10 por cada dos.

Desde el principio "buen ojo para los pingos" demostró tener Don Francisco: a los pocos días, el 17 de diciembre, el mismo Albeador volvió a ganar pagando un dividendo aun más generoso: $ 13,25.

Desde entonces y a lo largo de 100 años, la historia del stud Don Ramiro se ha visto jerarquizada por ejemplares de singular valía que permanecen vivos en la memoria de los aficionados al turf. "Almudena", por ejemplo, a la que el inolvidable periodista hípico Julio Folle Larreta evocaría siempre como la "fashionable", en 1924 ganó la Polla de Potrancas y fue la "crack" de su sexo. Al año siguiente tuvo la osadía de enfrentar a los dos mejores caballos de Maroñas , "Gran Pillete" y "Ariosto", y los derrotó en el Gran Premio Presidente de la República.

"Arion" fue un enorme zaino oscuro de más de 530 kilos que apenas había podido salir de perdedor cuando en 1925 fue comprado por el "Don Ramiro" y puesto en manos del prodigioso cuidador Francisco Milia. Recién en 1927 llegó a estar completamente sano y al regresar a las pistas ganó por más de treinta cuerpos, marcando un nuevo tiempo récord para los 2.400 metros. En su siguiente carrera batió otro: 2.800 metros en 2`52". Luego de varios triunfos más, disputó el Clásico Olivera Calamet en el que volvió a aventajar a sus rivales con impresionante facilidad. Apodado "El Monstruo" por la afición, llegó como indiscutido favorito al Gran Premio de Honor, en el transcurso del cual se pialó en las patas de otro competidor y rodó.

"Coty", siendo un potrillo de tres años, el 10 de enero de 1937 estampó 1`33"4/5 para los 1.600 metros, tiempo récord que, transcurridos ya casi 75 años, no ha sido superado. Luego, como reproductor, fue padre de "Lord Coty" y "Boina Roja", por lo que no se precisa decir más.

"Alcázar", otro exponente de la caballeriza, fue el único capaz de derrotar al fenomenal "Mascagni", durante todo 1938. También desfiló por el stud, "Enterprise", ganador del Clásico Pastor Victorica y 3º en el Gran Premio Ramírez y en el Gran Premio Municipal de 1947. Retirado de las pistas, se convirtió en un destacadísimo padrillo del Haras Uruguay (basta con nombrar a uno de sus hijos: "Escipión", "crack" del año en 1955).

En el presente el Don Ramiro sigue animando las jornadas maroñenses: "Robaccia" ganó por tercera vez el 6 de marzo del 2011. "Frank-fort", recién debutado, y "Sunrise" aún sin debutar, nutren las esperanzas de los propietarios del stud, descendientes de Don Francisco.

vecina orilla. También el magnífico historial del turf argentino tiene el nombre del Don Ramiro escrito en forma indeleble. El 8 de diciembre de 1935, en medio de una verdadera fiesta nacional, abrió sus puertas el Hipódromo de San Isidro. Embajadores de varios países, ministros del Gobierno y el presidente Agustín P. Justo, asistieron a la inauguración de uno de los más fastuosos circos hípicos existentes.

Francisco Rodríguez Larreta era presidente del Jockey Club de Montevideo y fue invitado por su par argentino, Félix de Álzaga Unzué, a presenciar la reunión inicial. Federico de Alvear, integrante del Consejo Directivo del Jockey Club de Buenos Aires, había inscripto para competir a un caballo de su propiedad llamado "Macanudo". Como distinción hacia Uruguay, le expresó a Rodríguez Larreta que sería un motivo de orgullo que su caballo corriera con los colores del Don Ramiro. Resultado: "Macanudo", con "El Eximio" Irineo Leguisamo vistiendo la chaquetilla del Don Ramiro, ganó en medio de la algarabía de centenares de uruguayos. Los colores blanco y negro a rayas horizontales inauguraron el podio de los vencedores del Hipódromo de San Isidro y quedaron de por vida incorporados a su tradición.

Colores para los que hoy, cumplidos los 100 años, siguen vigentes las razones que llevaron a su nacimiento: contribuir a mantener viva la causa del turf; disfrutar del purasangre en acción, admirándolo como una obra de arte de la naturaleza; y soñar -siempre soñar- con que el próximo que luzca sus sedas va a ser el primero en cruzar el disco.

El talento para elegir

Estimulado por los triunfos de "Arión", Rodríguez Larreta compra enseguida al que sería su próximo "crack": "Amstel". No se lo revela a nadie, pero también quiere adquirir una potranca, aunque ello signifique aumentar el presupuesto del stud. Alegando otros motivos, viaja a Buenos Aires para asistir a la última venta en Palermo y, gracias a su privilegiado talento de selección, escoge una potranca. Eufórico, comunica a su familia en Montevideo que está resuelto a comprarla y se dispone a dormir. Su calma fue interrumpida por un telegrama: "Consejo de familia reunido resuelve que no debes comprar la potranca. Cariños: Raquel, María Carmen, Gualberto". Raquel Sienra era su señora y María Carmen Ferreira era la esposa de Gualberto Rodríguez Larreta, uno de sus hermanos menores y socio en varios caballos.

A la mañana, llama a un veterinario porque tenía por costumbre revisar a los caballos. Al profesional le parece que la potranca inhala y exhala el aire en forma extraña y desaconseja su compra. Ese inesperado balde de agua fría sumado a las consecuencias de ignorar el telegrama, hacen que desista. La potranca elegida, "Monserga," resultó la mejor de su generación en Argentina. En 1929 cruzó el Río de la Plata para ganar el Gran Premio Ramírez, la carrera de mayor jerarquía en Uruguay.

Respuesta ganadora

El excepcional entrenador Francisco Milia fue quien tuvo a su cargo la mayoría de los ejemplares del Don Ramiro. Respetado como un caballero dentro y fuera del turf, era famoso por no jugar más de un boleto a ganador y otro a placé. El domingo en que "Arión" volvió a las pistas, Francisco Rodríguez Larreta se reunió temprano con Milia. Como la noche anterior había llovido, le preguntó si creía que la cancha -más pesada y difícil de recorrer en 2.400 metros- podía afectar a su caballo que había estado en la enfermería por más de un año y que superaba los 530 kilos. Milia le dijo entonces:

-Dr. ¿me haría usted un favor?

-Naturalmente.

-Tome este billete. ¿Podría jugarme 50 ganadores a su caballo?

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