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Un nuevo modelo para ser hombre: los “wife guys”

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Hombre agasaja a pareja

TENDENCIAS

Antes los llamaban "pollerudos". Y eran constantes blancos de burlas. Ahora, con el advenimiento de las redes sociales y los smartphones, estos nuevos “ciberpollerudos” acumulan miles y miles de seguidores.

Según medios importantes a nivel internacional como The New York Times, The New Yorker y The Washington Post, estaríamos entrando en la era de algo así como los "ciberpollerudos". ¿De qué estamos hablando? De hombres que publican online todo el tiempo cosas —aunque se trate de temas totalmente banales—relacionadas con la admiración que sienten hacia las mujeres con las que se casaron.

Uno de estos hombres, por ejemplo, se hizo famoso por comentar la gracia con la que su esposa se caía de un pequeño acantilado hawaiano sin dañarse (para los interesados, buscar en Internet “Cliff wife guy”). Otro, Robbie Tripp, consiguió más de 100.000 seguidores en Instagram y despertó polémica, cuando dijo cómo le gustaba que su mujer estuviese rellenita (buscar “Curvy wife guy”).

Robbie Tripp
Robbie Tripp y su esposa Sarah. 

Todo esto podría ameritar poco más que un bostezo si no fuera por dos factores: primero, que por la forma en la que este tipo de personajes se están multiplicando por las redes, los analistas culturales ya los están viendo como la gran tendencia que ilustra los desafíos y las contradicciones de la masculinidad hetero actual.

Segundo, porque los políticos en temporada preelectoral se sumaron en masa a la tendencia (llamada en Estados Unidos los wife guys). Y si el tema ya despertaba suspicacia, que los políticos se lo hayan apropiado tanto más.

En concreto, el "wife guy" se define a sí mismo a través de una reacción exagerada al hecho de estar casado. Su mujer peló unas papas y él la filmó cantándole loas, pero aclarando que él también se ocupa de la cocina en casa. Siente atracción sexual por su mujer y lo presenta como un hecho heroico. Por un lado es muy lindo ver gente en una relación estable que se quiera. Pero algunos medios de inclinación progresista y políticamente correcta se preguntaron si, por otro lado, realmente alguien necesita tanto crédito online por mantener los votos básicos del matrimonio.

Y a algunos les molesta que, aunque el matrimonio heterosexual hoy es una opción más tradicional que nunca, el "wife guy" lo presenta como un triunfo progresista.

Por ejemplo, en el caso del “Curvy wife guy”, que se llama Robbie Tripp,  este acompañó las imágenes de su esposa con un elocuente racconto de su propio proceso de iluminación feminista. Eso lo llevó a la aceptación de los distintos tipos de cuerpos femeninos, y, a su vez, lo llevó a apreciar cómo su señora “llena cada centímetro de esos jeans”.

Para políticos ya avezados como los precandidatos demócratas Beto O'Rourke, John Delaney, Seth Moulton, Jay Inslee y Steve Bullock, eso parecería ser demasiado básico. Sin embargo, en un cuestionario distribuido por The New York Times, en el espacio para rellenar con quién era su “héroe”, todos ellos pusieron la misma respuesta: “Mi esposa”". Llamativamente, ninguna de las mujeres precandidatas colocó en el mismo espacio “Mi marido”. Tampoco lo hizo Pete Buttigieg, que está casado con un hombre.

Esa uniformidad de respuestas se convirtió, durante unos días, en uno de los tópicos de conversación por excelencia en los medios. La lectura que se hizo mayoritariamente fue: esos candidatos son "wife guys" que esperan que demostrar adoración por la esposa les sume puntos como “feministas sensibles”. Porque la gran crítica a los "wife guys" en esta discusión es que, si bien en teoría todo es sobre sus mujeres, en el fondo se trata de una maniobra para mostrarse como virtuosos por esa adoración. Y, en última instancia, sacar partido.

The Washington Post citó el caso de la película "La esposa". Ahí, Glenn Close le ruega a su marido novelista, que está a punto de recibir otro gran premio literario para agregar a su colección, que no le agradezca públicamente una vez más por su apoyo incondicional. No la eleva, ella insiste. Solo refuerza la percepción de que ella es la oscura asistente general que se ocupa de que la ropa esté limpia y él, el genio benévolo.

Y por algunos comentarios en redes sociales y lugares públicos, la gente empieza a darse cuenta del ardid. Palabras más, palabras menos, el razonamiento es así: “Si la mujer del candidato es tan maravillosa, que sea ella la candidata”.

Muchos fueron particularmente duros hacia Beto O'Rourke. El candidato —joven y “fachero” al estilo Macron o Trudeau, con tapa de Vanity Fair incluida— había “metido la pata” hace tiempo cuando dijo que, durante la campaña, que su mujer se ocupaba de la casa y de los chicos, y que él “ayudaba”. El comentario fue interpretado como paternalista y opresivo. Una ilustración de que el hombre no considera que los menesteres domésticos son de su responsabilidad, y que le está haciendo un favor a su esposa al ocuparse también él de algunas tareas. Por eso, la respuesta de O'Rourke al cuestionario de The New York Times poniendo a su mujer como su “heroína” fue interpretada como una forma demasiado evidente de mitigar el efecto de esas declaraciones anteriores.

De wise guys a wife guys

El término "wife guy" hace referencia irónica a otro término: 2wise guys" (literalmente: “muchachos listos”). "Wise guys" identifica, en la jerga, a los integrantes de la mafia italiana. Hombres cuya actitud hacia las mujeres, naturalmente, estaba en las antípodas de los hombres que están acaparando titulares en la actualidad.

Pero no todos, sin embargo, están de acuerdo con tanta crítica a los "wife guys". Algunos sostienen que es, simplemente, un nuevo ejemplo de cómo parecería que los hombres hoy no pueden hacer nada bien. Un tiempo atrás salieron estudios sobre cómo en Facebook es mucho más probable que las mujeres mencionen a sus maridos que a la inversa, y los hombres fueron criticados por no mencionarlas lo suficiente. Ahora —dicen estos defensores de la masculinidad— son criticados por mencionarlas demasiado.

El tabloide de filiación conservadora New York Post dice que lo que está detrás es, en el fondo, una clara incomodidad con la institución misma del matrimonio. Solía ser que si uno era un hombre adulto, tener una esposa era la situación por defecto, lo previsible. Pero a medida que los hombres posponen el matrimonio, eligen no casarse (o hacerlo con otro hombre), hoy estar casado con una mujer es una opción entre tantas. Eso también quiere decir que el matrimonio simboliza menos el cumplimiento de un contrato social, y más una especie de logro personal.

¿Quién tiene la razón? Es improbable que se llegue a un acuerdo. Como en tantos otros temas relacionados a la relación entre los géneros, este tipo de discusiones rara vez llegan a saldarse más que por una victoria política y cultural de uno de los bandos en la disputa.

Pero algunos, sin embargo, no esperan para sacarle partido a su condición de "wife guy" Robbie Tripp, por ejemplo, después de su notoriedad se está armando un nicho como rapero, cuyas letras hacen referencia a las chicas que tienen muchas curvas.

Sus méritos artísticos y musicales están por verse, pero al menos como símbolo de los tiempos, quién sabe si no podría terminar como uno de los temas del año.

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