Tócala de nuevo, Sam

HUGO BUREL

En un artículo publicado en 1975 Umberto Eco afirmaba que, estéticamente, Casablanca era una película muy modesta, no obstante lo cual reconocía que, cuando se la proyectaba en las universidades norteamericanas, los jóvenes veinteañeros subrayaban cada escena y repetían cada línea de sus célebres diálogos. Ello llevó a que el semiólogo se preguntara cuál era entonces la fascinación que producía esa película, estrenada en 1942 y filmada en blanco y negro. Eco aseveraba que el film es una fotonovela, un folletín donde la verosimilitud psicológica es muy débil y los efectos dramáticos se encadenan sin mucha lógica. Ello lo atribuye a que el guión fue realizado mientras la película se rodaba, lo cual determinaba, por ejemplo, que nadie supiese si al final Ilse se quedaría con Rick o se marcharía con Víctor.

Por supuesto que Eco desmonta Casablanca para entender el porqué de su éxito y la supervivencia de su fascinación. La conclusión final: Casablanca es una suma de clichés, es decir, de tópicos argumentales, situaciones y personajes ya vistos e incorporados al imaginario del espectador. Así, Eco afirma: "Cuando todos los arquetipos irrumpen sin pudor alguno, se alcanzan profundidades homéricas. Dos clichés producen risas, cien conmueven (…) El colmo de la banalidad deja entrever el edificio de lo sublime".

No sé si estas reflexiones de Eco podrían justificar hoy el reestreno de Casablanca en los circuitos comerciales para celebrar sus setenta años. He leído encomiásticas reseñas de respetados y queridos colegas que alaban sin fisuras el filme de Michael Curtiz y con las cuales estoy de acuerdo. Sin embargo me planteo si esa suma de arquetipos que son la esencia de Casablanca pueden ser decodificados por el público de hoy. No solamente ha cambiado el cine: el mundo también lo ha hecho de manera dramática desde aquel 1942 en que, en plena II Guerra Mundial, el más emblemático film de Humphrey Bogart llegaba a las pantallas.

¿Los espectadores de hoy aceptarán las réplicas cínicas y desencantadas y el decir rápido de un actor que parece hablar con la voz del Pato Donald? ¿La heroína Ingrid Bergman es atractiva vista con los códigos de belleza actuales? ¿Se creerán esa trama hoy verdaderamente exótica que acumula situaciones y giros argumentales que, como dice Eco, son una suma de lugares comunes del cine de aquel tiempo? ¿Es tan genial Casablanca como para que los jóvenes puedan disfrutarla y entender su magia? Solo el público no contaminado de nostalgia -como mi caso y el de tantos fans de Casablanca- puede responder estas preguntas.

He visto Casablanca media docena de veces y hasta tengo una copia impecable en DVD. Como los estudiantes que alude Eco, puedo repetir líneas de su diálogo de memoria. Me gustan ciertos detalles del film en los que suelo reparar: el reloj pulsera cuadrado de Bogart, su inolvidable trinchera, la manera seseante de la pronunciación de Bergman, en fin, caprichos de cinéfilo que implican la apropiación íntima de un arte colectivo. Reconozco que hay algo fetichista en Casablanca, la necesidad de cobijarnos en una historia que a muchos nos parece eterna y que remite al espacio sagrado de una butaca en fila once de platea. Como experiencia artística, Casablanca remite inevitablemente al corazón, más que a la razón. Es comprensible que vista hoy, sin la sujeción al mito alimentado a lo largo de siete décadas, pueda parecer ridícula, anacrónica y envejecida. En realidad Casablanca ya no es una película, es un sentimiento.

Ni siquiera la frase más famosa de Casablanca, "tócala de nuevo, Sam", pertenece a los diálogos del film. Ningún personaje la pronuncia y lo que dicen al respecto del tema As time goes by, que toca el pianista Sam (Dooley Wilson), no es la frase inmortal jamás dicha. Son otras las líneas de texto en esa escena junto al piano. Esto demuestra cuánto hay de leyenda y de mito en Casablanca. Cuánto de fervor sentimental y veneración por esas elusivas presencias que la ilusión del cine crea y que se incorporan a nuestras vidas como parte de nuestros sueños.

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