Sorprendentes intentos de crear naciones

| MÓNACO ES UNA DE LAS EXCEPCIONES DE PRINCIPADO EN PEQUEÑA ESCALA QUE TIENE ÉXITO. PERO, A LO LARGO DE LA HISTORIA Y HASTA LA ACTUALIDAD HUBO CASOS, MUCHOS DE ELLOS INSÓLITOS, DE CREACIÓN DE REINOS EFÍMEROS. TAMBIÉN HAY DECLARACIÓN DE SOBERBIA DE POBLADOS EN ITALIA Y AUSTRALIA, y PAÍSES VIRTUALES EN INTERNET

THE ECONOMIST | LONDRES

Mónaco es un principado que hace que Islandia parezca enorme: el pequeño territorio y sus 32.000 residentes entrarían con toda comodidad en el Central Park de Nueva York. Katharine Hepburn hizo certera descripción del lugar al definirlo como "un grano en el mentón del Sur de Francia".

Puede ser diminuto, pero en los casos de quienes sueñan con fundar su propio país, Mónaco se destaca como ejemplo de lo que la sagacidad y la tenacidad pueden lograr. Tomado en 1297 por el aventurero genovés Francesco Grimaldi, el rocoso promontorio ha sido transformado por sus descendientes en un principado que despliega todas las vestiduras de un moderno Estado-nación: tiene su propia bandera, pasaporte y sellos postales, así como un lugar en Naciones Unidas y en el Consejo de Europa. Una recorrida alrededor del lugar —se observan yates lujosos y jardines muy cuidados— da la impresión de estar en un ámbito de prosperidad regocijante, aunque enfrenta algunos problemas.

El logro de Mónaco no ha pasado inadvertido. Durante los últimos 50 años, muchas personas han intentado imitar ese éxito. La mayoría de los intentos por tener una nación han sido frívolos y en algunos casos alocados. Pero, un puñado ha sido serio y algunos aspirantes a gobernantes han logrado cierto grado de autonomía para sus bisoños estados, aunque sea fugazmente. Debido a que el número de países verdaderos crece —30 surgieron a la vida sólo desde 1990—algunas personas piensan que uno de esos "micropaíses" eventualmente podría ser aceptado como Estado legítimo.

Hace menos de dos siglos, nuevos países todavía podían ser establecidos en terra incognita. La mayoría de esos "minirreinos", satrapías y feudos privados, murió junto con los aventureros y mercaderes marinos que los fundaron. Pero, algunos sobrevivieron hasta el siglo XX. La familia Clunies-Ross, que en 1827 se estableció en las Islas Cocos y Keeling —un par de aislados atolones de coral en el Océano Indico—las mantuvieron hasta 1978 cuando uno de sus descendientes cedió el control al gobierno de Australia.

PROYECTOS FRUSTRADOS. Debido a que sólo queda una parte de la Antártida sin ser reclamada, los recientes constructores de naciones han tenido que pensar de manera más creativa. Los intentos de fundar países en aguas internacionales fueron populares en las décadas de los ’60 y ’70. Los planes más disparatados incluyeron unir plataformas flotantes. Leicester Hemingway (el hermano menor del gran escritor Ernest) hizo justamente eso cerca de la costa Oeste de Jamaica, en 1964. Denominada República de Nueva Atlántida, la plataforma fue creada para albergar una sociedad de investigación marina y proteger las especies ictícolas en Jamaica. El reconocimiento oficial del lugar nunca se produjo, pese a que fueron impresos algunos sellos y hubo un contacto con Lyndon Johnson, quien en ese tiempo era Presidente de Estados Unidos. Pescadores rapaces y una gran tormenta pusieron final al proyecto, por lo que el Hemingway más joven remó para fundar un nuevo país flotante, denominado Tierra del Mar, cerca de Bahamas.

Otros aspirantes a gobernantes intentaron crear islas mediante el hundimiento de barcos en aguas llanas o construyendo en arrecifes y ensenadas. Pocos de estos avanzaron más allá del trazado de planes, aunque la República de Minerva progresó lo suficiente como para alarmar a sus vecinos. Hija de la imaginación del activista libertario Michael Oliver, que residía en Las Vegas, Estados Unidos, la diminuta república fue creada en 1971 al volcar arena en los arrecifes Minerva, que se encuentran a unos 500 kilómetros al Suroeste del Reino de Tonga, en el Océano Pacífico Sur. La independencia fue proclamada al año siguiente y se construyó una pequeña torre en la arena emergente. Pero, Tonga tuvo conocimiento del proyecto y envió una fuerza militar testimonial que anexó el lugar, lo que luego fue reconocido por el Foro del Pacífico Sur. La arenosa isla se hundió poco después por efecto de las olas.

SEPARADOS. La "micronación" secesionista que ha durado más tiempo es el Principado de la Provincia de Hutt River, en el Oeste de Australia. Situada a 595 kilómetros al Norte de la ciudad de Perth, surgió de una disputa en 1970 sobre cuotas de trigo. El agricultor Leonard Casley dio el sorprendente paso de declarar a su propiedad territorio independiente y se designó Príncipe Leonard I. El gobierno de Australia se niega a reconocer el reclamo de Casley, aunque ello no lo ha disuadido a él ni tampoco a sus súbditos. El principado ha acuñado unos 200 tipos de monedas y algunos billetes. Al entregar pasaportes a los visitantes, sostiene que cuenta con 13.000 ciudadanos en el exterior y tiene cónsules en varios países. El año pasado, hizo un ofrecimiento de asistencia a las víctimas del huracán Katrina, que azotó la ciudad de Nueva Orleans y otras zonas de Estados Unidos.

Otros aspirantes a gobernantes han buceado en la historia para buscar alguna anomalía o precedente legal, en el que puedan fundamentar sus reclamos. Seborga, un poblado en los Alpes italianos, traza su herencia hasta tiempos medievales cuando se convirtió en principado del Sacro Imperio Romano. Omitido en una serie de tratados —incluyendo el Acta de Unificación de Italia en 1861— sus pocos centenares de residentes actuales afirman que viven en un Estado soberano. Al igual que otras "micronaciones", Seborga acuña su propia moneda (el luigino), vende sellos postales y emite pasaportes. Parecería que al gobierno de Italia no le preocupa, en la medida en que los seborgueses paguen los impuestos y respeten las leyes italianas.

Los seborgueses eligen a su Príncipe, quien actualmente es Giorgio I.

Al otro lado del planeta, el reino en la diminuta isla caribeña de Redonda —es parte de Antigua y Barbuda, las que forman a su vez uno de los Estados más pequeños del mundo— está en disputa. Los reclamantes se retrotraen a 1865 cuando Matthew Dowdy Shiell, un comerciante marino, desembarcó en la deshabitada isla y la declaró su reino, lo que llevó al gobierno de Gran Bretaña —que tenía la mirada puesta en los ricos yacimientos de fosfato— a anexar el lugar. El título venció para la familia Shiell en 1947 y está en litigio por parte de por lo menos dos grupos que argumentan, no con total seriedad, que Redonda es independiente. El escritor español Julián Marías publicó libros sobre Redonda y otorgó títulos a luminarias como Francis Ford Coppola y Pedro Almodóvar.

REALEZA VIRTUAL. La mayoría de los nuevos países ahora comienza en Internet. Resulta imposible precisar cuántos estados virtuales hay, pero son suficientes como para haber formado dos organizaciones supranacionales. En la mayoría de los casos, los países virtuales son poco más que un ejercicio de fantasía o de delirio de grandeza personal. Sin embargo, algunos ostentan una complejidad y seriedad que contradice su naturaleza virtual. El más conocido es el reino de Talossa. Fundado por el escolar Robert Ben Madison, en 1979, Talossa emigró de la imaginación a Internet, donde ahora existe en la forma de una serie de sitios web rivales. Con su propio idioma, gobierno, historia escrita, leyes, Constitución y ciudadanos, Talossa tiene el sorprendente aspecto de un lugar verdadero.

¿Una invención de esas características podría convertirse en un país verdadero? Hace algunos años, Fredonia, un principado online con pretensiones libertarias, aparentemente intentó adquirir tierra en Somalilandia, Africa. Otros Estados virtuales piensan con optimismo que un día serán reconocidos junto con los verdaderos del mundo.

TORRE CON HISTORIA TURBULENTA EN EL CANAL

Algunos consideran que el caso más exitoso de nación diminuta existe gracias a un supuesto resquicio legal. Fundado por el ex Mayor del Ejército británico, Paddy Roy Bates, en 1967, el Principado de Sealand ocupa una torre de baterías antiaéreas en el Canal de la Mancha. El Príncipe Roy afirma que la torre estaba abandonada fuera de las aguas territoriales británicas cuando fue ocupada. Un puñado de escaramuzas legales han fortalecido su posición. Si bien las aguas territoriales británicas han sido extendidas y ahora incluyen a Sealand —el gobierno británico se niega a reconocer el reclamo— el principado sigue existiendo sin ser molestado.

Pero, convertir al lugar en fuente de ingresos ha resultado muy difícil. Los planes de ampliar la torre que tiene las dimensiones de una cancha de tenis y convertirla en una isla de 4.8 kilómetros con aeropuerto y un complejo para juegos de azar, se desmoronaron.

Hubo intentos de ataque por parte de operadores de radio piratas y en 1978 la torre fue transitoriamente tomada por un empresario alemán que quería usarla como paraíso fiscal. Delincuentes han falsificado pasaportes de Sealand (uno apareció en la investigación del asesinato de Gianni Versace, en 1997) lo que llevó a Sealand a revocar los 150.000 documentos que había emitido.

EL LIBRERO DE GALES Y SU CABALLO GOBERNANTE

Otros retoños de gobernantes siguieron el ejemplo de Bangladesh y optaron por la secesión. La mayoría de las "microrrevueltas" pueden ser calificadas como de acciones de efecto publicitario, con muy poca intención verdadera de fundar un país independiente. El secesionista más conocido de Gran Bretaña es un librero llamado Richard Booth, quien en 1977 se declaró a sí mismo Rey —y designó a su caballo como Primer Ministro— del poblado de Hay-on-Wye, en Gales. Ese paso inusual ayudó a poner a Hay-on-Wye en los mapas como "un poblado de libros". Todavía tiene un movimiento comercial de pasaportes, documentos de gobierno, calcamonías para autos y "títulos oficiales".

Una situación digna de una comedia también marcó la efímera existencia, en 1982, de una república, cuando el gobierno de Estados Unidos, en acción destinada a frenar el tráfico de drogas y la inmigración ilegal, estableció un corte de la ruta que conecta a los Cayos de Florida con el territorio continental. Al declarar la guerra, rendirse rápidamente y solicitar U$S 1.000 millones de ayuda exterior —una trama tomada de famosa película de Peter Sellers— los residentes de la supuesta república conquistaron la simpatía popular por sus problemas y el corte del camino fue removido. Parecería que la secesión a medias, dio sus frutos.

LA CIFRA

350. Son los habitantes de Seborga, un poblado de los alpes italianos que dicen pertenecer a un Estado con soberanía.

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