DR. PABLO PERA PIROTTO
Las "arañitas" vasculares que aparecen en las piernas de la mayoría de las mujeres son pequeñas dilataciones venosas que, dependiendo de su tamaño, se las conoce como varículas o telangiectasias.
Las telangiectasias son más finas y rojizas y, en general, son las primeras en aparecer. Las varículas tienen un color más violáceo y son algo más gruesas. Ambas pueden presentarse aisladamente o agruparse y adoptar formas similares a árboles o arañitas.
Además de ser antiestéticas, es frecuente que se acompañen de sensación de pesadez, dolor, calambres o ligera hinchazón, ya que son manifestaciones de una mala circulación venosa.
Es por eso que las mismas circunstancias que inciden en el surgimiento de las várices de mayor tamaño son las que determinan la aparición de estas varículas y telangiectasias. La herencia, por ejemplo, juega un papel fundamental, por lo que, casi siempre, la madre, tías o alguna de las abuelas han tenido el mismo problema. También tienen gran influencia los factores hormonales y de ahí que sea un trastorno que ocurre con mucha más frecuencia en las mujeres, aunque también los hombres se ven afectados.
En relación al trabajo, las ocupaciones que exigen estar mucho tiempo de pie son las que más colaboran en su aparición, ya que dificultan el trabajo de esas venas que deben subir la sangre hasta el corazón, venciendo la fuerza de la gravedad. Las docentes, peluqueras, policías o quienes atienden al público detrás de un mostrador son claros ejemplos de esto.
También la obesidad contribuye en su aparición o acentuación, lo que a su vez ocurre en el embarazo, al aumentar la presión a nivel del abdomen.
Todo esto determina una vena insuficiente que, al ser incapaz de empujar la sangre en la dirección adecuada, provoca su estancamiento y lleva a la consiguiente dilatación de sus paredes, lo que se hace visible principalmente en los miembros inferiores.
Algunas medidas sencillas para disminuir o retrasar la aparición de estas microvárices son: mantener un peso adecuado para la altura y edad, hacer ejercicios físicos, sobre todo los que fortalecen la pantorrilla como andar en bicicleta (tanto fija como móvil) o subir y bajar escaleras. Cuando esto no es posible, el realizar caminatas también puede ayudar. En caso de tener que estar muchas horas en posición de pie, lo ideal es usar medias de compresión elástica, que brindan una gran ayuda en el alivio de los síntomas así como en la prevención de su aparición.
En cuanto a su eliminación, el tratamiento más efectivo es la escleroterapia. Se trata de un procedimiento que consiste en la introducción de sustancias específicas dentro de las varículas y telangiectasias, que producen su oclusión y posterior desaparición.
La inyección del esclerosante es prácticamente indolora y los resultados rápidos, pudiendo completarse un tratamiento en pocas sesiones.
Esta terapéutica debe ser realizada por un médico especializado en la técnica, que tiene la ventaja de ser ambulatoria, es decir, que no requiere el uso de anestesia ni internación, por lo que la paciente puede retornar a su vida normal una vez finalizada cada sesión.
Durante el tratamiento de escleroterapia, que en general se realiza una vez por semana, es conveniente que la paciente utilice medias de compresión elástica para acelerar los resultados, y que no se exponga al sol para evitar pigmentaciones.
El costo de cada sesión varía en relación a la cantidad de líquido esclerosante que se utilice, oscilando entre 800 a 1.500 pesos.