Estereotipo oficialista. El presidente siempre tiene razón. El Pacha también siempre tiene razón. Los demás, de la barra… vamos viendo. La ropa debe ser austera. No se usa corbata. Gorrita como algún ministro se cuela. ¡Qué linda!, look Peaky Blinders. Mejor usar medias; lo de Amaral es demasiado. El decir debe ser manso, si se puede popular (estilo Fratti), y punzante solo cuando pica. No pueden hablar todos: acá hay ver-ti-ca-li-dad. ¡Hay que calentar la pava! Los negro Da Silva son el enemigo: darles con un caño buscando que la vean venir y vean que la pasarán mal. No vale todo. No somos nenes de pecho. No somos libre pensadores. Somos soldados a los que no se le pide opinión (jua, jua). Somos feministas. Somos sensibles. Somos defensores de todas las causas. Y nos defendemos si nos pecherean. ¿Qué pretende usted de mí? Somos abiertos y abiertas. Somos progresistas. Podemos trabajar en política, pero la causa revolucionaria de izquierda (o emepepista, del resto no quedó nada) es central o sos el enemigo. El mate es de rigor. Solo Cosse puede ir a la peluquería. Tenemos que oler a pueblo. Somos choripán y carnaval. Grande Tinta Brava, grande Invernizzi: héroes silenciosos (no tanto). Ellos, la derecha: son Arocena y golf. ¡Puaj! No nos confundamos, no somos ellos. Nunca de los nunca jamás (pero nos gusta cómo viven, perros malditos). Tenemos que estar con los propios, con amigos adecuados para la tarea. No podemos traicionar la causa. Recalculando. Es con nosotros o contra nosotros. Tenemos el balde y el termo pero es de plástico de Temu. Entre nosotros solo chiques: el Che vive. ¡Shhh! ¡Bajito! Somos verticalistas. No tengamos miedo: la agenda es la nuestra. Los de afuera son de palo.
Estereotipo opositor. Orsi duda de la vida. Es un ser dubitante (¿o está de vivo y nos viene embocando?) Orsi no sabe que quiere (¿o marea y gana tiempo?) El Pacha es el monje gris. La fórmula es él y Lustemberg, ya la vienen armando. ¡Pícaros! La inseguridad es un desastre nacional. Nos siguen matando como ratas. ¿Quién es el ministro del interior? Cosse odia a la gente de bien (si la encuentro en el supermercado me tiro debajo de unos fideos del susto). Blanquita, nunca pensé, che: causa un poco de pena en ese rol. Ellos son rencorosos y tienen resentimiento, nos envidian. Estas focas del gobierno siempre con esa ropa aburrida, en eso Caro la hace de trapo. Diosa. Ellos tienen odio de clase, saben que no son lo que quieren ser. La van de “buenitos” y nos tiran para la derecha como si fuéramos Julito Lestido pelando contra TEMU. ¡No meten a ningún chorro en cana, che! Y los afanan y se hacen los fesas. ¿No ven los pichis por todos lados? Se llenó de malandraje la city. Esto tipos no son como nosotros. Impostan. No pueden. ¡Te lo dije, nena: son ignorantes! No tienen formación. No dan con la talla. Y se ufanan de ser así. Mi abuela decía que olían a Pachuli. Nosotros tenemos que ser lo que no son ellos. ¡Resistence! ¡Resistence! Es la libertad a como dé lugar. Liberté, egalité, fraternité, te joderé. Nosotros: somos mate, cigarros, amarillo escocés y vino de Garzón. No le hacemos asco a nada. ¡Maduro con Rolex! ¡Qué guaso! ¡Cómo osa usar esa marca ese bigotito autocrático! ¡Y querer joder a los emprendedores, bien de bolches antiguos como el turco Abdala (no es pariente, no me jodan)! ¡Gabriel, no nos traiciones! Vos eras de los nuestros, los engañás un rato pero te miran y te sacan. Constanza lo sabe. Andrade también. ¡Enfrentálos por el amor de Dios! Te queremos, Gabriel, sabemos de tu talento. ¡Enfrentá esa turba, muchacho! Pensá en el nombre de una calle dentro de 50 años. Todo sea por la patria, mijo.