Nuevo boom latinoamericano

| ¿Somos una región pequeña? No. ¿Somos los más pobres? No. ¿Somos feos? No. ¿Somos los narcos del mundo? No. El chileno Raúl Rivera derriba siete mitos.

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EL MERCURIO | SABINE DRYSDALE

Raúl Rivera -chileno, pelo blanco, ojos azules- vivió cuatro años en California. Cuando decidió regresar a Chile, una amiga estadounidense le dijo: "Qué susto". Rivera quedó sin habla. "Es peligroso, tan violento allá", continuó ella.

En los cuatro años que llevaba viviendo en San Francisco, le habían entrado cuatro veces a robar en su casa. Mientras vivió en Chile, nunca le pasó nada. La idea -el prejuicio- le quedó rondando en la cabeza, hasta que en 2005 lo invitaron a dar una charla a la universidad de Wharton sobre oportunidades de negocios en América Latina y lo aprovechó. "Pensé, qué le puede interesar a esta gente que piensa que somos unos violentos e inestables. Si eso es cierto, mejor que no vengan; pero si no es cierto, es mejor que lo entiendan".

Desarrolló una charla con la que ha recorrido el mundo predicando el evangelio latinoamericano, y que ahora plasmó en el libro Nuestra hora. Los latinoamericanos en el siglo XXI. Un libro donde hace trizas varios mitos. Cosas que se tienen adentro, que se aprendió a creer, pero que según Rivera son falsas. Pero explican "por qué cuesta tanto aceptar nuestra identidad".

"Somos latinoamericanos pero no nos sentimos latinoamericanos, hay algo que no nos convence que tiene que ver con una sensación de insignificancia, de que la historia no pasa por acá, de que somos una región irrelevante. Históricamente nos hemos negado a conectarnos con nuestra realidad. Queremos ser más europeos. Las elites han tenido terror de ponerse más morenitas. Eso es la esencia de lo que nos pasa. Es un mito que nos emponzoña el alma, porque nos miramos al espejo y no nos gusta. Eso nos impide pararnos y decir "me quiero como latino". Es la esencia, reconocer quiénes somos físicamente y aceptarnos. Este libro es una celebración de lo que somos".

Y este libro dice lo siguiente:

MITO UNO. América Latina es una región pequeña. "El mapa, hecho por Mercator, es una distorsión de la realidad. Nos han enseñado a mirar el mundo de una manera terrible que no guarda ninguna relación con la realidad -dice Rivera-. Estamos siempre castigados en la esquina con el mar al frente".

La imagen satelital de Google Earth, muestra la verdad: si se mira el mundo enfrentando América Latina, esta región ocupa todo el hemisferio occidental. El resto está achurrascado en el oriental. Rivera resume la cuestión del tamaño así: América Latina es cuatro veces la Unión Europea con sus 27 países o más grande que China y EE.UU. sumados. India, que se ve enorme, es del porte de Argentina.

"Tampoco somos pocos. Seiscientos millones de habitantes con proyección de convertirnos en 800 en 2050. Eso no incluye a los latinos en EE.UU. que a mediados de siglo van a ser los suficientes para acercase a los mil millones," señala.

No solamente enormes en tamaño, sino que además enormemente diversos. En la región están representados todos los ecosistemas del mundo. Los cinco países con más biodiversidad están acá: Brasil, México, Colombia, Ecuador y Perú. "Somos la región con mayor biocapacidad. Es la capacidad de sustentar vida, que se mide en hectáreas globales y que permite una vida animal enorme y una gran cantidad de recursos naturales. Le aportamos al mundo el maíz que es uno de los cuatro cultivos más importantes, y la papa, sin la cual Europa se hubiera muerto de hambre en el siglo XIX, porque es muy fácil de cultivar. Engels dijo que la revolución industrial sólo ocurrió por la papa, que liberó a la gente que estaba trabajando en el campo para que pudiera, comiendo papas, trabajar en las fábricas".

MITO DOS. Nuestra economía es insignificante."Somos la cuarta mayor economía en cuanto al PIB -asegura-. Tenemos un 40% más que Japón. Nuestro ingreso per cápita es de 10 mil dólares, contra los 40 mil de EE.UU. y Europa. Pero si seguimos con el crecimiento del 5% deberíamos superarlos en tamaño, porque tienen 500 millones y 300 millones de personas y nosotros tendremos 800 en 2050".

MITO TRES. Somos una región de sangrientos dictadores. "Me armé la liga de la infamia", ríe Rivera.

Hizo un listado de los grandes dictadores según la cantidad de muertos que causó su régimen. Lo encabeza el chino Mao Zedong con entre 40 y 60 millones de muertos, le siguen Stalin (entre 20 y 30 millones), Hitler (entre seis y ocho millones), el camboyano PolPot (un millón 700 mil), el ugandés Idi Amin (300 mil), el serbio Slobodan Milosevic (250 mil), el iraquí Sadam Hussein (250 mil a 300 mil). Los latinoamericanos están mucho más abajo. "Son unos pesos pluma", dice sobre Castro (12 mil), Videla (12 mil) y Pinochet (3 mil). Los sangrientos son europeos o asiáticos.

MITO CUATRO. Somos una región violenta. Rivera comparó el gasto en armamento mediante una imagen impactante: distorsionó el tamaño de los países en el mapa según el gasto. Estados Unidos aparece como un obeso mórbido, mientras que América Latina como una mujer anoréxica. "Violentos, nosotros, difícil. Con qué vamos a ser violentos, ¿a combos? No da el gasto en armamento y tenemos casi tantos premios Nobel de la paz que de literatura. Me tomé la molestia de ver cuántas muertes per cápita tuvimos en guerras en los últimos 100 años, y resulta que por cada mil habitantes Europa lejos gana con más de 100 y luego África, Oceanía y nosotros vamos al final. Los únicos que nos ganan son EE.UU. y Canadá. Si se suman las muertes civiles (homicidios) a las de las guerra, seguimos abajo".

En los años 70, América Latina tenía la misma tasa de homicidios que EE.UU. Pero aumentó por culpa del narcotráfico, que inspira el quinto mito. "Empieza la droga y empieza el crimen", reflexiona.

MITO CINCO. Somos una región de narcotraficantes. Raúl Rivera estudió la estructura económica de la cocaína, un mercado que mueve 70 mil millones de dólares al año. "Dicen que la industria de la coca es nuestra, que el mundo vive víctima de nuestra propensión a producir drogas. Pero si lo miras desde el punto de vista económico, el 90% del valor agregado está en EE.UU. y Europa".

De los 70 mil millones de dólares que la cocaína produce al año, sólo unos 5 mil millones se quedan en América Latina. "Es una industria estadounidense que se abastece de materia prima latinoamericana. Este es un problema de los gringos. Como dijo Ricardo Lagos, qué curioso que cuando se descubren túneles debajo de la frontera de EE.UU. y México, siempre es del lado mexicano, cuando los túneles tienen entrada y salida. Hay gato encerrado. Alguien está ganando mucha plata en Estados Unidos y quiere que la discusión sea el cártel de Juárez, el de Cali. ¿Quién maneja la coca en EE.UU.? ¿Una industria de 70 mil millones de dólares sin papá?", ironiza.

MITO SEIS. Somos una región de pobres. "El grueso de nuestra población, más del 60%, es clase media o más. El número de pobres ha ido bajando en 5 millones al año en la última década".

MITO SIETE. Somos feos. Sabe que es un ítem difícil de medir. Pero creó una suerte de "índice Miss Universo". Según éste tenemos más reinas de belleza que Europa y Estados Unidos combinados. "Hay que conceder que es difícil ser feos y ganar los concursos. Y si te quieres salir de los certámenes, quienes están definiendo los cánones de belleza hoy son latinoamericanos", y nombra, entre otros, a los actores Gael García Bernal, Benicio del Toro y Salma Hayek.

Ni pobres, ni feos, ni infelices

Raúl Rivera nació en Chile, pero vivió en Estados Unidos, Europa, Ecuador, Argentina y viaja constantemente a México. Preside el Foro de la Innovación y se declara un "emprendedor social latinoamericano" fascinado por la región. Está convencido de que este es el minuto para que América Latina se convierta en una región líder.

"Estamos en un momento en nuestra historia en que vamos a tener que pensar qué hacer. Es la región más rica de las emergentes y estamos en una posición maravillosa para aprender de los errores de los países industriales y desarrollar nuestro propio modelo fiel a nuestra manera de ser y sustentable. Llegó la hora de que nos juntemos y nos pongamos de acuerdo".

-¿Cuándo fue que cambió eso?

-Cuando dejamos de ser nosotros, a no querernos. Cuando nos perdimos, cuando empezamos a mirarnos al espejo y queríamos ser como los conquistadores, ahí nos empezamos a confundir.

-¿Latinoamérica se puede transformar en una marca cool?

-Ya es cool, está aumentando la inmigración hacia acá, porque no somos nada tan pobres, somos clase media, se puede vivir bien con poca plata y, según el Happy Planet Index, somos los más felices. La gente no quiere estar en un país donde la gente es infeliz.

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