MARTÍN FABLET
Pocas son las ciudades del Interior a las cuales me iría a vivir, y una de ellas es Colonia del Sacramento. Es sencillamente encantadora. Más allá de todos sus atributos naturales y artificiales, este bonito departamento sigue teniendo la patente de vehículos más baja del país y el uso de casco en motocicletas es optativo.
Probablemente al leer esto, usted piense que no tengo presente la Ley 18.191 que obliga a todos los motociclistas a utilizar casco mientras se circula en rutas, ciudades y centros poblados de todo el país. Pero Colonia no pretende hacer cumplir esta ley; entiende que la norma es preceptiva.
Los propios inspectores de tránsito no fiscalizan el uso del casco y, honestamente, no pude resistir la oportunidad de preguntarles a qué se debía esa postura omisa. Mayor fue mi sorpresa al oír las razones. "Acá nos matan si controlamos el uso del casco, además aquí no pasa nada", dijo muy amablemente el señor inspector de ese departamento. Probablemente esta actitud sea producto de las intensas movilizaciones de los colonienses contra la obligatoriedad del casco. Hasta el propio ex intendente Zimmer dijo constatar que gran parte de la población no está de acuerdo con la ley.
Es muy difícil erradicar una costumbre bien impuesta. Todos los que andamos en moto tuvimos que sufrir "la imposición" y, en sus orígenes, no fue fácil. En verano el uso del casco es insoportable. Si se realizan distancias cortas, con muchas paradas, es realmente incómodo. Solo en carretera y a una velocidad aceptable, uno llega a olvidarse que tiene un casco puesto. Personalmente aborrezco las imposiciones pero debo reconocer que ésta en particular es necesaria. Decididamente muchas muertes y terribles lesiones podrían haberse evitado si se hubiese utilizado el casco adecuado. Uno suele ser bastante egoísta, ya que este tipo de accidente no sólo concierne a la víctima, sino que implica directamente a sus seres queridos. De más está aclarar lo que significa para las familias tener que cuidar de por vida a un accidentado. Muchas campañas publicitarias, que fomentan el uso del casco, hacen referencia a su utilización, no sólo por la seguridad propia sino también por la ajena.
Quizás usted no lo sepa, pero la cabeza es una parte realmente importante de nuestro cuerpo. En algunos, sirve para pensar, tocar, caminar; a través de ella controlamos gran cantidad de funciones básicas. Por eso debemos protegerla.
Básicamente, el casco protege consiguiendo distribuir el impacto del golpe en una superficie mayor. Ese es el principio. El relleno y la cobertura deben estar bien diseñados, ya que son ellos los responsables de transferir y disipar la fuerza del mamporro (ver recuadro arriba).
En una entrevista en el diario La República, el doctor Guido Berro, experto en medicina legal y forense, justamente en Colonia, afirmaba que el uso del casco ha salvado muchas vidas en los últimos tiempos. "Sabemos de la cantidad de jóvenes que mueren en esos accidentes, muchas veces por traumatismos de cráneo, y no podemos ser testigos pasivos de esa situación. Nos llama la atención, que haya resistencia al uso del casco porque, entre la utilidad que presta y la posible incomodidad de colocárselo, no hay punto de comparación," sostuvo.
Para terminar, algunos retorcidos y mal pensados creemos que la fiscalización del casco en nuestro país tiene un único fin recaudatorio. Dicha inmunda suspicacia se asienta en la facilidad de control que tiene esta norma. En cambio, otras conductas también muy peligrosas pasan inadvertidas para la autoridad. Es que esas implican trabajo. También es cierto que muchos motociclistas no respetan nada (delivery y similares). Más que ninguno debemos respetar las ordenanzas de tránsito pero también estar muy atentos a nuestro alrededor. Conduzca a la defensiva, utilice un buen casco y recuerde que en caso de accidente, usted es la carrocería.
Casco adecuado
Homologación. Ya se está regulando la calidad de los cascos en la mayoría de las comunas. Muchas veces, el motociclista invierte poco en la protección del "mate", por entender que su vehículo no lo amerita. Pero la relación no es con la motocicleta sino con lo que hay en la cabeza. Hoy no se pueden fabricar ni importar aquellos que no estén aprobados y con el distintivo correspondiente. (Distintivo que ya se vende en Tristán Narvaja).
Uso. Para que un casco cumpla con su función debe ser del talle correcto (no bambolearse) y encontrarse en buen estado. Aunque parezca absurdo consignarlo, debe ir en la cabeza y no protegiendo el codo. Aquellos que gustan de utilizarlo a lo "Urco" del Planeta de los Simios (dícese de la costumbre de colocárselo en la punta de la cabeza), les digo que es muy peligroso. El casco, sea integral (cerrado), abierto o modular (integral que se abre), debe ajustarse bien a la cabeza, casi molestando.
Estupideces y verdades
Argumentos por los cuales, tontos y no tan tontos, pretendemos rechazar la utilización del casco:
"No oigo lo que sucede alrededor". Falso. Si bien el casco reduce la sonoridad, no afecta la capacidad de percibir y distinguir sonidos. Algunos estudios muestran que suelen reducir el sonido del viento y proteger la audición.
"El casco afecta la visión". Falso. La visión periférica de los seres humanos se encuentra entre 200º y 220º. Los cascos aprobados proveen una de 210º.
"El casco le quita la gracia a la moto". Falso y verdadero. Si se circula por una autopista rapidito es incómodo no utilizar casco. El viento resulta insoportable y el viaje, cansador. En cambio, en verano, moverse distancias cortas con casco es un incordio y se pierde ese feeling de libertad de la moto.
"Los cascos provocan lesiones en cuello y médula espinal". Falso. En Estados Unidos se constató que la mayoría de las lesiones en la médula espinal producida por accidentes en motos podría haberse evitado con casco.
"Obligarnos es inconstitucional". Falso con reparos. Algunos entienden que esta norma viola el derecho individual de poder romperse la cabeza si uno lo desea. Cortes americanas y europeas reconocieron que no viola derecho alguno. Se pretende que los individuos actúen de cierta manera les guste o no. Detenerse ante la luz roja o respetar los máximos de velocidad buscan la seguridad de las personas.
"Si me reviento es asunto mío". Falso y verdadero. Si uno está solo en el mundo cuenta con el justo derecho a reventarse. Pero si no es así, recuerde el dolor que puede producir su muerte o discapacidad. Las consecuencias no son sólo emocionales, sino también económicas y sociales. Se pierde capital laboral, y ello es responsabilidad del que arriesga. Por lo tanto no es sólo asunto suyo.
Las cifras
73% Los motociclistas que usan casco tienen un 73% menos de mortalidad que los que no lo utilizan.
16 Veces mayor es el índice de mortalidad para motociclistas que para quienes viajan en auto.
4 Veces mayor es el índice de heridos para los que viajan en moto que aquellos que lo hacen en auto.