Mujeres "ováricas" sí, pero nada de locas

| Un tercio de la vida de las mujeres es afectado por el Síndrome Premenstrual, un mal que el cuerpo médico banaliza y no trata como se debe, según expertos. Psiquiatras descubrieron que ciertos anticonceptivos disminuían los síntomas anteriores al período. Algunos ginecólogos envían a sus pacientes al psicólogo.

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MAGDALENA HERRERA

Los más expertos profesores en ginecología del mundo, reunidos en un congreso en Cancún convocado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), no daban crédito a las palabras del catedrático compatriota José Enrique Pons. En tono de broma, les contaba que, en Uruguay, cuando la mujer presentaba claros síntomas del Síndrome premenstrual (SPM), sus familiares directos les decían : "Estás ovárica".

Luego de las risas, los popes del tema fruncieron el ceño y reflexionaron que, sí, la mujer, diez días antes de la menstruación, presenta distorsiones físicas y emocionales que están muy relacionadas a su aparato reproductor y que el término más que peyorativo es adecuado. Realmente está vinculado al ovario, que no está funcionando en forma adecuada, y eso determina una serie de cambios, por lo que la mujer se encuentra mucho más irritable, cansada, no logra concentrarse, pierde su capacidad de memoria, de actividad intensa, y hasta puede sentir trastornos físicos como los digestivos o aumento de dolores musculares o sudoración.

"Por suerte son ováricas, gracias a Dios", señala Pons. "Pero no debería ser considerado algo peyorativo. Se debe tener conciencia, especialmente el cuerpo médico, que el Síndrome Premenstrual así como su versión más severa -el Trastorno disfórico premenstrual- afecta la tercera parte de la vida de una mujer, por lo menos en su etapa reproductiva. Los médicos banalizamos el tema, y no debe ser así. A veces hasta enviamos a las pacientes al psicólogo, cuando en realidad es un tema nuestro y que existen fármacos para solucionarlos en buena medida. A nivel internacional, existe preocupación porque se trata de una afección muy importante que disminuye claramente la calidad de vida de la mujer pero, peor aún, distorsiona sus relaciones de pareja, familiares, laborales, hasta límites a veces caóticos".

VITAL. Por supuesto que los problemas que se observan en la mujer antes del período son conocidos y tan antiguos que llegan hasta la propia Eva. "Es curioso porque aparecen diez días antes de la menstruación y después, como por arte de magia, desaparecen por completo. Pero, en algunos casos, especialmente en la forma grave (el Trastorno disfórico), se transforma en un problema vital enorme para la mujer. No es de vida o muerte, ni pone en riesgo su vida, pero sí la distorsiona muchísimo en su capacidad de vinculación", indica Pons.

Los especialistas en el congreso aseguran que las pacientes con ese grado de severidad sufren en cuanto el Síndrome les afecta la vida de relaciones con otras personas, de pareja, con sus hijos, compañeros de trabajo, o en el ámbito educativo.

Cuando el Sida o el cáncer hacen estragos, ¿por qué un grupo de especialistas eligen como tema de un congreso médico el Síndrome Premenstrual? "Se observa -mediante relevamientos e investigaciones- que distorsiona muchísimo a las personas, que no se encuentra bien diagnosticado, y que existe gran desconocimiento, tanto a nivel general como del propio grupo médico, que además no le da demasiada importancia", señala el médico.

Pero fundamentalmente, la cúpula de expertos en ginecología confirmó que surgieron nuevos elementos como para mejorar sustancialmente tanto el diagnóstico como el tratamiento del Síndrome Premenstrual y el Disfórico.

"Un grupo de psiquiatras -a quienes se le derivaban las pacientes- descubre que algunos componentes de píldoras anticonceptivas (una hormona en especial) mejoraban en forma importante los síntomas. Cuando el mal producía trastornos severos, los psiquiatras utilizaban antidepresivos u otras sustancias. Pero luego encuentran que las mujeres que estaban tomando un anticonceptivo en particular presentaban mejorías importantes," explica José Enrique Pons.

Atenta como siempre, y a partir de esa hormona, la industria farmacéutica decide buscar una forma que además de solucionar la anticoncepción femenina, permita asimismo mejorar en forma marcada la vida en relación de la mujer.

"Lo importante de este descubrimiento -explica Pons- es que tanto el Síndrome Premenstrual como el Disfórico pueden diferenciarse claramente de otros cuadros psiquiátricos por los propios ginecólogos o médicos de cabecera. En gran parte, estos profesionales lo pueden corregir sin necesidad de la derivación psiquiátrica. A veces, sí es necesario".

SÍNTOMAS. Aún no se sabe a ciencia cierta por qué ciertas mujeres padecen síntomas muy leves, mientras que para otras es un real calvario. Existe un amplio espectro en cuanto al Síndrome. "Para algunas, apenas son cambios superficiales que se toleran bien, aunque ellas sí se dan cuenta de que están sucediendo. Les cambia el estado de ánimo, están más cansadas o irritables. Eso es bastante normal en la previa de la menstruación, y está vinculado estrictamente al estado hormonal propio del período".

Pero el Síndrome Premenstrual - propiamente dicho- ya es reconocido científicamente como una afección, y se refleja con trastornos más marcados, permanentes a lo largo del tiempo, y diferenciables claramente de lo que puede ser un cuadro depresivo.

"En esos casos aparecen algunos síntomas en la esfera psíquica y otros en la física. El tratamiento depende de la severidad y frecuencia de los síntomas. Si se presentan en forma leve, los mismos se pueden aliviar realizando cambios de estilo de vida tales como la dieta, el ejercicio, la disminución del consumo de tabaco y alcohol. Sin embargo, cuando causan deterioro psicosocial, se recomienda el tratamiento farmacológico", señala el médico ginecólogo.

Ahora, cuando se diagnostica Trastorno Disfórico Premenstrual, ya nada debe tomarse a la ligera. "Las alteraciones psicológicas producto del Trastorno tales como depresión, agresividad, falta de autocontrol, tendencia a aislarse, entre otros, afectan la conducta de la mujer y pueden tener graves repercusiones en la relación familiar y de pareja, llevando incluso a la separación matrimonial o al maltrato hacia los niños. De igual manera, la disminución de la capacidad de concentración puede aumentar la frecuencia de accidentes", asegura Pons, quien indica también que el TDPM afecta a la mujer no sólo en el ámbito familiar, social y laboral, sino también en el sexual, lo que se refleja en los conflictos matrimoniales o de pareja.

DESIDIA. Por otra parte, los expertos reunidos en Cancún acordaron que la banalización del tema, fundamentalmente por los propios médicos, hace que la mujer se sienta culpable de padecer esos síntomas, o que la culpabilicen de no controlarse. Eso conlleva a que, "a pesar del impacto que el Síndrome Premenstrual y el Disfórico tienen en la rutina diaria femenina, la paciente no suele recurrir al ginecólogo para tratarlo".

Los médicos latinoamericanos deben enseñarle a la mujer a reconocer los síntomas y orientarlas sobre cómo aliviarlos, señaló otro experto en el Síndrome premenstrual. Santiago Cordova.

"Es físico, y no algo superficial o psíquico", reafirma el catedrático Pons. "Todos, pacientes, médicos y familias, tienen que tomar conciencia de eso. En esos días, la mujer siente que se le cae el mundo encima, que no puede consigo misma; padece trastornos depresivos (no psiquiátricos sino hormonales) y eso perjudica todo su relacionamiento en general. Lo importante a destacar, para todo el equipo médico, es que los tratamientos nuevos funcionan. Y las mujeres deben reconocer los síntomas, exigir diagnóstico y tratamiento a sus ginecólogos o médicos de cabecera. Desde Celsam, justamente, lo que intentamos es que cada paciente conozca sus derechos y no se deje llevar por el desconocimiento propio o de los equipos de profesionales de sus respectivos países".

"Por suerte las mujeres son ováricas; no es algo peyorativo, por el contrario", asegura Pons.

Las latinoamericanas sufren más que las europeas

De acuerdo a una investigación presentada en febrero, las mujeres de América Latina sufren con mayor intensidad el Síndrome premenstrual que sus colegas europeas.

La encuesta, elaborada por el Centro Latinamericano Salud y Mujer (Celsam), reveló que el 90% de las mujeres de países latinos reconoció que padece al menos uno de los síntomas del síndrome, los más comunes son los cólicos o la irritabilidad emocional. En Europa, esa cifra baja bastante considerablemente.

"En el pasado, ni las mujeres ni los médicos reconocían al Síndrome premenstrual como un problema de salud que afectaba la vida de la mujer. Hoy sabemos que ataca negativamente su vida familiar, sexual, social y laboral", dijo el ginecólogo Enrique Pons, presidente del Celsam.

A la vez, la encuesta estableció que un 6% de las latinoamericanas experimentan los síntomas en forma severa, lo que se conoce como el Trastorno disfórico premenstrual (TDSM), una afección crítica que necesita atención médica.

"Resulta común que las mujeres piensen que están padeciendo simples síntomas premenstruales, cuando en realidad presentan la forma más severa de esta condición", dijo el ginecólogo Santiago Córdova.

Los expertos recomiendan acudir al médico ante cualquier síntoma más o menos severo que se presente previo a la menstruación. Hoy, los tratamientos son eficaces en el 100% de los casos.

Síntomas de un mal femenino

Similares son los síntomas que aquejan a las mujeres que padecen tanto el Síndrome premenstrual (SPM) como el Trastorno disfórico premenstrual (TDPM). Sin embargo, este último es más severo y disminuye sustancialmente la calidad de vida, incluso afectando el desempeño en lo familiar, social, laboral y sexual. ¿Cómo una paciente se da cuenta que sufre TDPM? "Porque padece 5 síntomas o más a la vez, y en mayor gravedad", señala el doctor Ponce, indicando que los síntomas físicos más comunes son los cólicos, la hinchazón y aumento en la sensibilidad de mamas, fatiga y dificultades para dormir, trastornos estomacales y digestivos, dolores de cabeza, sudoración, náuseas, cambios en el apetito. Entre los emocionales, los más comunes son irritabilidad, tensión, ansiedad o depresión, dificultades de concentración y memoria, y baja autoestima.

Las cifras

96% Porcentaje de mujeres que confesó sufrir al menos un síntoma del síndrome premenstrual, según una investigación.

71% Encuestadas que reportaron que el Trastorno Disfórico Premenstrual afecta sus relaciones de pareja y familiares.

5.000 Millones de dólares son las pérdidas en Estados Unidos por el Síndrome Premenstrual, debido al ausentismo e ineficiencia laboral.

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