Publicidad

Moconá vs. Iguazú: las "otras" cataratas

Compartir esta noticia
Cataratas 1

VIAJES

Los dos parques con los saltos de agua más importantes de Argentina están en la selva misionera, separados por 280 kilómetros

La selva misionera, que es parte de la selva paranaense, la jungla subtropical que comienza en Río de Janeiro y llega hasta nuestra provincia mesopotámica, oculta tesoros menos explorados. En los últimos años, un nuevo vergel viene asomando al turismo en medio de la jungla: El Soberbio. Es un reservorio de selva virgen donde sorprenden los Saltos del Moconá -el que todo lo traga en idioma guaraní-. Se trata de una serie de saltos que corren longitudinales al río a lo largo de dos kilómetros. A simple vista resultan menos espectaculares que la Garganta del Diablo, el salto estrella del Parque Nacional Iguazú, pero no por eso menos interesantes, sobre todo para los amantes de la naturaleza y el turismo aventura.

Llegar hasta acá es ya de por sí parte de la aventura. A 280 kilómetros de Puerto Iguazú, y 330 de Posadas, esta localidad está en la mitad de la provincia, a la vera del río Uruguay, que apenas lo separa de Brasil.

Y resulta mucho más difícil de acceder que a Iguazú. Es por eso, quizás, que permaneció tanto tiempo ajeno al turismo de masas.

Mientras que para visitar Cataratas basta con tomarse un avión directo a Iguazú, para llegar a Moconá habrá que volar hasta Puerto Iguazú o hasta Posadas y luego recorrer 300 kilómetros por ruta.

Si bien la carretera principal que lleva hasta la entrada del parque provincial por la ruta 2 está asfaltada, los caminos de El Soberbio suelen anegarse cuando llueve mucho.

Hay, además, una ruta alternativa que no está asfaltada que pasa por la localidad de San Pedro y que se recomienda hacer en 4x4, sobre todo si estuvo lloviendo los días previos.

De la opulencia a lo modesto

El Parque Nacional Iguazú, patrimonio de la Unesco y una de las Siete Maravillas naturales del mundo, es un gigante de 67 mil hectáreas, que atesora 275 saltos de agua, y varios senderos para recorrer a pie. Tiene un gran Centro de Visitantes, un trencito que lleva a los turistas de un punto a otro, restaurantes, y varias opciones para recorrerlo que pueden llevar de uno a tres días. Es una maquinaria aceitada que recibe hasta seis mil visitantes por jornada.

Esta zona es uno de los pocos sitios del país donde aún deambula el yaguareté, especie en alto peligro de extinción de las que se estima solo quedan unos 250 ejemplares. Pero también alberga unas 80 especies de mamíferos, entre ellos algunos que se pueden avistar fácilmente dentro del parque, como los coatíes. Adentro del parque, mientras se camina por las pasarelas, atentos y con un poco de suerte se pueden llegar a ver tortugas y yacarés.

Lo de Moconá es más modesto, aunque no menos interesante. Ubicado dentro de los límites de la Reserva Provincial Yabotí, que significa “tortuga”en guaraní y con 250 mil hectáreas, el Parque Provincial Moconá es un pequeño vergel que ocupa mil hectáreas dentro de la reserva. Los Saltos del Moconá conforman un espectáculo único en el mundo, producto de una falla geológica sobre el río Uruguay, entre las desembocaduras de los arroyos Pepirí Guazú y Yabotí (del lado Argentino).

Tiene tres senderos (el de La Gruta de 1.200 metros; Chachi de 1.800 metros con árboles centenarios y un mirador al río frente a las costas de Brasil; y el Sendero Mítico, de baja dificultad e incluye carteles con bellas historias y leyendas guaraníes sobre plantas, flores y personajes como el pombero), un centro de interpretación, un restaurante donde sirven platos típicos y, por supuesto, los renombrados Saltos del Moconá.

Además, atesora una preciosa diversidad de flora, entre las que se destacan las orquídeas, que encuentran acá la mayor diversidad del país y especies arbóreas como la guayubira, el chachí y la jabuticaba; la grapia, el cedro y la yacaratiá, la famosa madera comestible; hasta la ultrarresistente liana cipó, entre un sinfín de especies arbóreas nativas que habitan esta selva fantástica.

Recorrer los senderos y picadas permite descubrir a cada paso cómo conviven armoniosamente una espesa vegetación, con abundante presencia de helechos arborescentes, matas de tacuara y añosos árboles.

El mayor atractivo de este pequeño gran parque es navegar en lancha por el río Uruguay, y así poder apreciar los saltos. Un conjunto de saltos que a diferencia de la mayoría de los que se ven, corren paralelos al curso del río, a lo largo de unos 1.900 metros.

En un buen día, pueden llegar a tener 10 metros de alto, siempre y cuando el caudal del río esté bajo. Cuanto más agua tiene el río, más bajos serán los saltos y viceversa. El caudal depende tanto de las lluvias como de la generación de energía de la represa que hay del lado brasileño.

Más allá de las vicisitudes climáticas, los fines de semana y los lunes son los mejores días para verlos, ya que las represas vecinas, luego de un acuerdo con las autoridades brasileñas, no generan energía. Entonces, el río tiende a bajar.

Y esta es, quizás, una de las dicotomías que se le presentan al viajero a la hora de venir hasta acá. Si bien se puede ir mirando el clima en los días previos, cuando se trata de preparar un viaje y sacar pasajes con antelación, se hace difícil calcular estas cuestiones.

El paseo puede completarse con una visita a la aldea Tekoa Pindó Poty que está abierta para los turistas ávidos de conocer de cerca la cultura Guaraní y da a todos la oportunidad de recorrer los senderos internos de un sector 100% selvático y sin intervención humana.

En Iguazú también se puede navegar a la vera de los saltos. El paseo se llama La Gran Aventura -prohibida para menores de 12 años-, y es un viaje en lancha hasta el pie de las cascadas. Bastarán unos minutos de avanzar por el río para que a lo lejos se vean los primeros saltos. Más velocidad y aparecen el renombrado Salto Bosetti, con el Adán y Eva. La diversión está en llegar bien cerca y empaparse de las aguas del Iguazú. Por eso es recomendable llevar una muda de ropa para quienes lo hagan.

Más allá de la Garganta del Diablo, hay dos circuitos diferenciados para hacer a pie: el inferior y superior.

Desde el inferior se llega a la base de los saltos, donde la potencia del agua también llega a rociar a los visitantes. El circuito superior ofrenda espectaculares vistas panorámicas desde las pasarelas y los miradores.

La maquinaria turística está muy aceitada en Puerto Iguazú, mientras que en Moconá todo es más rústico e incipiente. Pero si uno es adepto a la aventura y detractor de las multitudes, la experiencia Moconá es la alternativa.

Cataratas 2
Un viaje en bote por las cataratas.

Otros datos útiles

El Parque Nacional Iguazú abre a las 9 de la mañana y cierra a las 5 de la tarde. La entrada incluye el acceso a Sendero Verde, Tren ecológico, Circuito Superior, Circuito Inferior, Circuito Garganta del Diablo, Sendero Macuco, Centro de Visitantes, Viejo Hotel. La tarifa para residentes nacionales es de $ 610 (pesos argentinos). Para los menores de 6 a 16 años cuesta $ 350.

El Parque Provincial Moconá está abierto todos los días de 9.30 a 17.30. La entrada cuesta $ 300 para residentes argentinos, $ 120 para misioneros y jubilados nacionales, y $ 80 para menores 6 a 12 años y personas con discapacidad. Los paseos náuticos cuestan $ 1.900 para residentes nacionales.

En el lado brasileño, los saltos, llamados do Yucumã, se encuentran en el Parque del Turvo, un paraíso ecológico de rara belleza escénica, donde el río Uruguay descarga todo el volumen de sus aguas en una abertura longitudinal de aproximadamente 1.800 metros de extensión, con caídas de 12 a 15 metros de altura. Es la mayor selva subtropical del Estado de Rio Grande do Sul.

(En base a La Nación /GDA)

Cataratas 3
Cataratas: empaparse de belleza.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

viajesvacaciones

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad