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Martín Amis el chico malo de la corte británica

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MAGDALENA HERRERA

Afuera llueve. Ni aún así José Ignacio pierde su encanto. Tanto, que enamoró al reconocido escritor Martin Amis, considerado el chico malo de la literatura británica y uno de los más ingeniosos autores satíricos contemporáneos. Primero pensó que era una broma, cuando su esposa le dijo de venir a Uruguay. Pero desde que aterrizó en el 2000, Amis ha pasado todas las Navidades en el paradisíaco rincón esteño. En el 2004 la estadía se alargó por todo el año. El 2005 encontró al autor de novelas como La información, Campos de Londres y Koba el temible también en José Ignacio. Nos quedaremos todo el año, dice en un inglés pausado y bajo, en la terraza de su casa de verano.

Sobre la mesa descansa la última novela de su amigo y también escritor Ian Mc. Ewan. En la repisa, se encuentran varios ejemplares de Yellow Dog, la novela más reciente de Amis, que se publicará en setiembre para los países de habla hispana. Se trata de una satírica mirada sobre la realeza, la pornografía, los medios de comunicación, entre otros puntos álgidos de la puntillosa sociedad inglesa. Eso costó: Amis recibió duras críticas de la prensa, "casi homicidas" las definirá el autor durante la entrevista.

Enciende un cigarrillo y explica que su esposa, Isabel Fonseca, es mitad uruguaya pese a que nació en Estados Unidos. "Ella sintió que tenía una vida aquí, que le habían sacado, y que le gustaría explorar. Vinimos y adoramos el lugar. Uno se vuelve algo viejo para vivir confortablemente en medio del ruido y el caos de las ciudades. Pero probablemente volveremos a Inglaterra. Aún no tenemos muy claro por cuánto tiempo será lindo vivir aquí".

Escribir desde José Ignacio resulta esclarecedor, mágico, según reconoce el "enfant terrible" de la intelectualidad británica. Actualmente trabaja en una novela de ficción autobiográfica, y escribe cuentos cortos, con algunos de los cuales encara el fundamentalismo islámico. Ese enemigo insaciable, según lo catalogará luego, se refleja recelosamente en los ojos claros de Amis.

"De joven nunca pensé en involucrarme en temas políticos. Por el contrario, llevé orgulloso la bandera de apolítico. Pero en este momento encuentro que la literatura no puede eludir lo que está sucediendo en el mundo. Además, el fundamentalismo islámico es como un tema natural para mi, ya que mi obra siempre transitó por el asunto de la crisis de la masculinidad. Nos encontramos ante un momento de crisis para el hombre islámico. Por un lado han sido semi-dioses omnipotentes en sus casas, pero eso no se refleja en su poder político, dueños de países extremadamente pobres y corruptos. Son hombres políticamente impotentes y se sienten humillados, pero en el sentido más extremo. Perdieron la cordura. Para ellos no hay otro objetivo que la guerra y el odio, y la religión solo es un pretexto porque no distinguen Iglesia de Estado. Por supuesto que el Islam tiene un ideal más noble con el cual los fundamentalistas no están conectados".

Por primera vez en su vida, Amis teme las repercusiones de una de sus publicaciones. No es que únicamente sienta miedo a que le corten la garganta, a él y a su familia, según aclara. Ha visto como su amigo Salman Rushdie prácticamente ha perdido todas las libertades al tener que estar escondido y encerrado para que no lo maten. "Para mi escribir es una expresión de libertad. En toda mi vida no he sentido presiones de ningún tipo a la hora de llevar mis ideas al papel. Pero siento que la ideología es el nuevo enemigo. Quizás uno diga cosas que pueden llevar a que ciertos hombres te maten, así de ridículamente. Pero lo peor para mi sería la pérdida de libertad. Rushdie prácticamente vive en una prisión".

Igualmente escribe, asegura. También desde la literatura hay que alzarse contra la destrucción por la destrucción, contra este nuevo tipo de fascismo, agrega. "La resolución podría encontrarse en la emancipación de la mujer musulmana, que ella sea dueña de su destino. En lugar de gastar dinero en guerras como la de Irak, se debería ayudar a las mujeres de la sociedad islámica, que es donde se encuentra la esperanza".

CRITICAS. No se pueden evadir, aunque uno lo quiera o lo intente, confiesa Amis. Hasta la publicación de Yellow Dog, habían sido bastante más los elogios que las críticas con éxitos como Dinero, Campos de Londres y La información. Pero luego de su más reciente novela, Amis recibió durísimos cuestionamientos de la prensa inglesa. "Esa novela es exactamente lo que debía escribir", se defiende. "No han sido críticas racionales sino homicidas. Una de las explicaciones que encuentro es que hay una generación de periodistas ingleses que han copiado mi estilo, para luego darse cuenta que uno no puede ser otra persona. Pero al tomar conciencia de eso, destruyen a esa otra persona. Por otra parte, Yellog dog también es para esos sectores de la prensa una suerte de crítica a sus mundos. Para toda una generación que está apareciendo, la novela resultó la oportunidad perfecta para intentar librarse de mi. Por alguna razón no me perdonan que haya tenido una infancia feliz, y despectivamente sienten que soy un privilegiado por haber nacido en una familia de escritores," dice refiriéndose a su padre, el reconocido autor Kingsley Amis.

Más allá de las explicaciones que Amis pueda darse a si mismo, reconoce que igualmente duelen esas críticas. "Las verdad es que pegan en tu confianza, en la seguridad, más allá que por supuesto no creo en ellas. Pero también es como bueno volver a transitar por el camino duro. Demasiada confianza tampoco es buena".

La intelectualidad en un gobierno de izquierda

Hasta siente algo de pudor de halagar tanto al Uruguay. "Van a pensar que estoy adulándolos, pero no es así. He recorrido América del Sur, y creo que este país es maravilloso, milagroso, realmente la Suiza de América. Mientras las sociedades vecinas tienen problemas enormes, Uruguay no solo parece más calmo sino más civilizado. No he visto sino solo buenos modales".

Sin embargo, no ha leído a Onetti, ni a Galeano, ni a ningún otro escritor uruguayo. Todavía no, aclara. A Martin Amis no le gustan las traducciones. "Son como la fotografía de una pintura, se pierde la textura. Por algo se ha definido la poesía como lo que se pierde en una traducción. Cuando uno lee, se siente en compañía del autor. Con las traducciones no sucede eso".

Se ha involucrado mucho con Uruguay, tanto que en noviembre junto a su esposa fueron hasta las puertas del Hotel Presidente, a observar los festejos de la victoria del Frente Amplio. "Los primos de mi esposa han sufrido mucho en tiempos pasados, y queríamos estar ahí con ellos. Creo que se viene un gran cambio para el Uruguay, histórico".

En su libro Koba el temible, Amis ha sido muy crítico de la izquierda, en cuanto su doble discurso para juzgar los crímenes del stalinismo en comparación a los del nazismo. El escritor se pregunta porqué los intelectuales, los políticos, los académicos, los profesionales, hicieron silencio ante "uno de los regímenes más salvajemente brutales que haya conocido la humanidad".

¿Cuál es el papel de la intelectualidad ante un gobierno de izquierda? "Tienen que ser los perros guardianes del nuevo gobierno, así como también la prensa. Decir la verdad a medida que la ven. No sé qué peso tiene la intelectualidad uruguaya. En Inglaterra no tiene ninguna. No entienden que nos involucremos con temas políticos o bélicos desde la literatura, porque sienten que no tenemos nada importante para decir. No me sucede lo mismo en Estados Unidos".

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"El humor peligra con desaparecer"

"En Argentina es el primer gol, no el segundo el que prefieren. Para el macho argentino, el juego sucio es incomparablemente más placentero que el limpio. Al menos, tal es el rumor calumnioso: lo mismo ocurre en el gobierno y en los negocios. No sólo toleran la corrupción: la adoran", reseñó Amis a propósito del libro Yo soy El Diego, refiriéndose a cuando Argentina ganó con lo que se bautizó como el gol de la mano de Dios.

El escritor inglés estuvo varias semanas tras una entrevista con Maradona, que finalmente no pudo realizar. Escribió una reseña del libro autobiográfico e instaló la polémica en Argentina. Recibió duras respuestas desde los medios de prensa. "La verdad que sentí simpatía por Maradona, a través de su libro. Es encantador y hasta cándido. Si, supe que los argentinos estaban molestos, tendrían que leer lo que he escrito de los ingleses", dice entre risas.

De haberse enfrentado con Diego Maradona, Martin Amis habría conversado unos minutos con él y luego le hubiera pedido para pasar varias horas junto al ex futbolista. "Es la única manera de acercarse apenas un poco a la verdad. La entrevista, de preguntas y respuestas, ha pasado su tiempo. Creo que todo el mundo, especialmente los políticos, ya tienen su discurso armado, o cien pequeños discursos, a los que es imposible evadir desde la entrevista formal. Yo me hubiera aproximado a Maradona desde otro lugar".

Los argentinos cuestionaron a Amis por sus generalizaciones. "Claro que pueden no ser justas. Pero el mundo sería muy aburrido sin generalizaciones. Por supuesto que hay excepciones, por lo pronto yo tengo amigos argentinos fantásticos, quienes además se divirtieron mucho leyendo la reseña".

Y ahora, el inglés se pone serio. "El humor en sí está en peligro de desaparecer. En la naturaleza de la broma hay una víctima, alguien que la recibe, y alguien que la cuenta desde un lugar de supuesta superioridad. Y eso no es tolerado por culturas como las nuestras. Por ejemplo, en el caso del fundamentalismo islámico uno siente que no hay nada que los haga sonreír. Y tampoco uno quiere averiguar qué es lo que realmente les provoca sonreír".

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