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Los colores y festejos del Inti Raymi en Cusco

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Cusco, en Perú

VIJES

Se trata de una ceremonia que hacían los incas para celebrar al Sol y agradecer las cosechas. Actualmente se hace una puesta en escena que atrae a miles de turistas a la ciudad peruana.

Los festejos del Inti Raymi —ceremonia andina para celebrar al sol— son el 21 de junio. Toda la región se prepara para los mayores festejos de Cusco, que son presenciados por locales y extranjeros. En la época incaica, en la noche de la víspera se apagaban todos los fuegos en el Tahuantinsuyo. En la gran plaza de Huacaypata (hoy Plaza de Armas de Cusco) se concentraba todo el Imperio.

De esta manera, el pueblo inca esperaba la aparición de Inti (Sol). Al aparecer Inti expresaba todo su amor y reconocimiento y lo adoraban como al dios universal. Además, le agradecían (y le siguen agradeciendo) por las cosechas recibidas en el año. El inca y sus sacerdotes le volvían a pedir a Inti regresar con el favor de sus rayos para fecundar la tierra y ayudar a todo el Imperio del Tahuantinsuyo. Esto es el Inti Raymi: una hermosa celebración que, históricamente, ha conectado a los pueblos con la tierra.

Cuando los incas fundaron Cusco la consideraron su capital y ombligo del mundo; es el centro de su imperio, el Tahuantinsuyo. Desde aquí empezaron sus conquistas.

Hoy en día, el ombligo del mundo es un cruce de caminos para viajeros y nómadas de todo tipo y de todas partes. Cusco se ha convertido en la Meca Sudamericana, donde todo buen viajero tiene que viajar una vez en su vida. La ciudad y sus ruinas nos siguen contando historias, las piedras hablan y son testimonio del pasado.

Cultura

Cusco tiene una gran riqueza cultural y muchas cosas para ver y hacer. Nos gusta recorrer sus calles y encontrar en cada rincón sus tejidos y colores. Los textiles que se confeccionan en los Andes peruanos tienen fama mundial por su calidad. Las tejedoras andinas usan una fórmula ancestral, casi mágica, para lograr esos colores que brillan como el arcoíris y como la bandera de los pueblos originarios, el Whipala.

A mi compañera y a mí nos encanta tirarnos en la Plaza de Armas, en pleno centro histórico de la ciudad, y así poder armar el itinerario. La Plaza de Armas es de las más lindas que visitamos y también es el principal espacio público de Cusco. Este lugar es una verdadera pasarela de culturas, gente y colores.

Estamos pisando el sitio donde fue ejecutado el indígena Túpac Amarú. En 1780 la ciudad de Cusco se vio convulsionada por el movimiento revolucionario iniciado por el mestizo José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Túpac Amarú II, que se levantó contra la administración española y su injusto sistema de encomiendas y corregimientos.

Condorcanqui decía ser descendiente del último inca y luchó contra este sistema que explotaba y diezmaba a las poblaciones originarias.

Su levantamiento fue sofocado y aplastado tras varios meses de lucha. Aún hoy subsiste, al costado de la Iglesia de la Compañía de Jesús, la capilla que sirvió de prisión al héroe indígena. Este castigo no silenció del todo a las voces y luchas indígenas. Este movimiento se expandió rápidamente por todos los Andes y marcó un claro antecedente del proceso emancipador sudamericano.

Ante nuestros ojos y al noroeste de la Plaza de Armas, se eleva la impresionante Catedral de Cusco. La misma fue levantada entre los años 1560 y 1664. Para su levantamiento, bien al estilo español, se utilizó la piedra (escombro) de los aplastados edificios incas. La Catedral fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Otro lugar que no podemos dejar pasar es el hermoso y cosmopolita Mercado Central de Cusco o de San Pedro. Nos gusta mucho rotar entre dicho mercado y el Mercado de San Blas. Este último es mucho más pequeño.

San Pedro es una verdadera pintura en movimiento; es una obra de teatro cargada de escenas. Este es nuestro lugar para ir a almorzar los clásicos menús muy económicos. Fue construido en 1925, convirtiéndose luego en el mercado más antiguo de la ciudad. Un dato que nos impacta mucho es que la construcción de la parte más antigua del edificio fue dirigida por Gustav Eiffel, el mismo que construyó la Torre Eiffel de la ciudad de París.

En Cusco la vida está en los mercados, que son verdaderos anfiteatros griegos: es un espectáculo que lo sentimos con el cuerpo.

Al mediodía el mercado es intenso en movimiento y olores. Es un hermoso bullicio. Las carnicerías exhiben sus productos sobre las tablas de madera y gastados mármoles. Cada vendedor ofrece lo que tiene haciendo cánticos y el mercado se transforma en un concierto donde se le canta a cada producto.

La parte cárnica del mercado está repleta de moscas, sangre y cabezas de variados animales. Hay muchos rincones de Cusco por descubrir y sorprenderse.

Y llegamos así a la fecha clave y emblemática del 21 de junio. Por entonces Cusco se inunda de gente; su Plaza de Armas queda rodeada de personas mirando todo ese espectáculo increíble que recrea el inicio del solsticio de invierno en honor del dios Sol de los incas en la ceremonia del Inti Raymi.

Dicha celebración era la fiesta central que se celebraba en el corazón del Imperio Inca. Con la conquista española esta fiesta era vista con recelo y era considerada como una tradición pagana que debía anularse y volcarse enteramente al cristianismo. Sabemos que se prohibió definitivamente en 1572 por orden del virrey Francisco Álvarez de Toledo, quedando en el pasado y en el olvido (de forma oficial) hasta 1944, cuando las autoridades cusqueñas tomaron la decisión de volver a incorporarla y darle su importancia real.

Esta celebración, llena de trajes de colores y de tradiciones, es tan importante para la ciudad que ese día lo consideran como un feriado.

Los festejos se desarrollan en tres lugares icónicos de la ciudad y consisten en una puesta en escena de la antigua celebración inca, representada por un grupo de cientos de actores.

La festividad se inicia en el templo de Coricancha, para luego trasladarse a la Plaza de Armas. Y finalmente se hace un cierre simbólico en la imponente fortaleza de Sacsayhuamán.

El objetivo de la celebración, además de atraer visitantes a la ciudad, es revalorizar la cultura inca. Previo a la pandemia, en promedio, asistían a la ceremonia cerca de 100 mil personas entre turistas y lugareños.

Cusco se llena de colores de la misma manera que la tierra se llena de alimentos gracias al sol y a la tierra. Es la simbología misma de la vida. En la visión andina, el Inti Raymi nos concede una purificación espiritual y una nueva conexión y revitalización con la madre naturaleza.

La tierra nos está ofreciendo todos sus frutos al final de uno de los ciclos de la cosecha. En Cusco nosotros agradecemos también todo lo que estamos cosechando con este viaje y esta experiencia de conocernos y de conocer nuestro continente.

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