La piel, delatora de la mente

| Las enfermedades dermatológicas pueden tener repercusiones psiquiátricas. En España afirman que estos pacientes tienen un 30% más de males emocionales.

 20090613 360x400
El País

L.G.

Antiguamente se decía que la piel era el espejo del alma. Mucho menos poéticamente, se la conoce hoy también como un marcador de estrés, depresión, ansiedad, disturbios o problemas psicológicos, aislamiento social, o enfermedades psiquiátricas. Hay un término clásico que relaciona a la cáscara del hombre y su psiquis: la psicodermatosis, un universo en continua expansión.

En los últimos años de su vida, Washington ya no iba a la playa más cercana a su pueblo, en una capital del Interior. Prefería bañarse lejos, en un afluente del río que bañaba aquellas arenas. "Nadie tiene por qué soportar ver mi psoriasis", decía. Aún en días estivales muy calurosos, y en el Uruguay mediterráneo eso es mucho decir, era muy raro verlo de pantalón corto o camisa arremangada. De generaciones más jóvenes, Estela sentía que tenía "bichos" caminándole en la piel, y se autoflagelaba con sus dedos, casi que se mutilaba, buscándolos. Un acné severo tiene la vida social del liceal Gonzalo prácticamente reducida a cero, además de ser objeto de burlas de sus compañeros, lo que derivó en un cuadro depresivo. Una onicofagia crónica ha dejado a la pequeña María sin uñas. Estas situaciones no respetan edades ni géneros. Se dice que las mujeres son más pasibles de sufrir estos problemas; pero también se sostiene que ellas consultan al médico con mayor frecuencia.

La superficie cutánea es un "órgano expresivo y delator de todo lo que ocurre bajo la superficie", dice Néstor Macedo, profesor agregado de Dermatología. Y "esa profunda interacción determina que muchas patologías de la piel tengan vinculación con problemas de tipo psicológico", asegura.

Este experto dice que en Uruguay no hay datos estadísticos sobre personas con problemas en la piel con distintos grados de afecciones psicológicas. Pero de acuerdo con un estudio realizado en España, "los pacientes dermatológicos presentan entre el 20% y el 30% más de afecciones psíquicas que el resto de la población", informa El País de Madrid, citando a Aurora Guerra, jefa del servicio de Dermatología del Hospital Universitario 12 de Octubre.

"La psicodermatosis se define clásicamente como afectaciones de la esfera dermatológica que son consecuencia de una alteración de la psiquis. Hoy en día, esa clasificación se está ampliando cada vez más, tanto que no están bien definidos sus límites", señala la dermatóloga Liliana Calandria. Una piel rozagante es considerada un sinónimo de buena salud; una dañada puede tener múltiples explicaciones. Por ejemplo, la pérdida del pelo puede causarse tanto por factores puramente emocionales, sin llegar a ser alteraciones mentales, como por una tricotilomanía, un trastorno psiquiátrico en que la persona se arranca el pelo de manera compulsiva.

Casos y casos. Dependiendo del problema se determinará la terapia a usar. Hay enfermedades de la piel con predisposición genética que pueden reconocer a factores emocionales -estrés, desempleo, crisis personales de todo tipo- como disparadores, como la psoriasis ("placas escamosas" plateadas) , la dermatitis atópica (erupciones de diverso origen), la alopecia areata (caída súbita del cabello) o el vitiligo (pigmentación insuficiente de la piel). Los expertos señalan que en estos casos el énfasis en el tratamiento está en la dermatología, ya sea por vía sistémica (oral o inyectable) o tópica (aplicación local, como cremas), más allá de que haya factores psicológicos agravantes, y aunque el enfoque multidisciplinario jamás es descartado. La interrelación suele ser baja cuando el problema es de naturaleza infecciosa o tumoral.

Pero a veces es imperioso acudir a un psicólogo o a un psiquiatra. Las dermatitis facticias, lesiones autoprovocadas por el paciente, son las otrora denominadas escoriaciones neuróticas cuya somatización en la piel posiblemente signifiquen cuadros de ansiedad, depresión o neurosis graves. Los delirios de parasitosis (inexistentes bichos en la piel) son expresiones de psicosis y se traducen en lastimaduras en brazos, el tronco, o todo lugar adonde se pueda llegar con las uñas. Referida a ellas, la onicofagia es un trastorno compulsivo de comérselas, destruyendo las láminas unguenales, al igual que la tricotilomania hace con el pelo. "En estos casos de delirio o de dermatitis facticias severas, será el psiquiatra y no el dermatólogo quien lidere el equipo" terapéutico, afirma Macedo.

Lo contrario. De manera análoga a la duda eterna de qué es anterior, si el huevo o la gallina, Calandria sostiene que hay diferentes teorías sobre el tono del problema original, si es dermatológico o psicológico. En algunos casos la primera opción parece la más evidente. "Una persona con un acné severo puede tener invalidado su relacionamiento social", asegura. Aproximadamente el 80% de los adolescentes han padecido acné, y cuanto más profundo es el caso, más pasible son de convertirse en víctimas de las burlas de sus compañeros ("Te falta un grano para recibirte de choclo", es una de las bromas más habituales), y de quedarse encerrados en sus casas en momentos en que la aceptación de sus pares es fundamental para su desarrollo. Desgraciadamente no se limita a una simple cuestión de autoencierro; estudios realizados en España, también en el Hospital 12 de Octubre, señalan que del total de estos casos, el 44% de los afectados sufre ansiedad, el 18% depresión, y el 5,6% piensa en el suicidio.

El aislamiento por enfermedades de la piel no es una reacción exclusivamente adolescente, en adultos, problemas como la psoriasis o el vitiligo también resultan un obstáculo para el relacionamiento social, agrega Calandria.

"El organismo es una unidad biológica, psicofísica y social, todo está interrelacionado", asegura Macedo. Como espejo o reflejo del alma, la piel puede ser un indicador de salud como la punta del iceberg de un estado de depresión, estrés o un cuadro más grave de una patología psiquiátrica. No en vano el tejido epitelial y el sistema nervioso central están ligados desde la propia génesis del individuo. Es que ambos tienen su origen en el ectodermo, la capa celular primaria más externa del embrión; un vínculo imposible de disolver.

Órgano de una gran expresividad emotiva

"La piel es un órgano de alta expresividad emotiva", dice la psiquiatra y psicoanalista Gladys Tato, quien la califica como la "carta de presentación" del individuo, así como un reflejo de aspectos de su identidad. Giros idiomáticos como "cuestión de piel" se basan en este tipo de funciones de la coraza que recubre al organismo, sostiene.

Desde la perspectiva psiquiátrica para las patologías dermatológicas, Tato señala que hay dos aspectos a encarar: "La alteración psicológica que la enfermedad ocasiona y aquella que contribuye a generar la enfermedad". Nuevamente, se vuelve a la eterna duda sobre la anterioridad del huevo o la gallina. "Los problemas psiquiátricos que derivan en afecciones de piel generalmente se deben a un gran deterioro mental y/o afectivo que los ubica en situaciones de mayor vulnerabilidad a las afecciones cutáneas". El temor al rechazo por quienes padecen estos problemas en la piel también está presente, ya que los afectados serían, a nivel inconsciente, "personas muy necesitadas de contacto afectivo", agrega la experta, directora del Centro Médico Psicoanalítico (Cemepsi). La tricotilomanía y las reacciones alérgicas son las enfermedades de este tipo que más frecuentemente se ven en la consulta de Miguel Cherro, psiquiatra de niños y adolescentes. En el total de sus pacientes, este profesional estima que entre el 10% y el 15% de sus pacientes incluyen problemas en la piel, como "infecciones reiteradas que pueden dejar heridas notorias por rascado compulsivo".

Si bien sostiene que las afecciones no distinguen entre varones y niñas, dice que entre los primeros hay más casos de tricotilomanía y entre las últimas se ven más episodios de eritrodermia (enfermedad inflamatoria cutánea generalizada) o cutis marmorata (manchas azules reticuladas).

En la clínica de Tato, la mayoría de los casos afectan a pacientes del sexo masculino, abundando los adultos jóvenes con psoriasis, una de las enfermedades de la piel más frecuentes, ya que su prevalencia se estima entre el 1% y el 3% de la población mundial.

Si bien Cherro enfatiza que el tratamiento desde el punto de vista psiquiátrico depende de la enfermedad y su causa, "en términos generales se debe apuntar a lograr una vida lo más sana e higiénica posible, disminuir las causas de estrés" y "explorar los motivos psicológicos que puedan exacerbar las repercusiones del caso", haciendo hincapié en "promover la autoestima" y "confianza en sí mismo" para el paciente.

Tato agrega que la medicación utilizada en la terapia -usualmente ansiolíticos o antidepresivos- no apunta a la piel sino al estado mental del paciente, que puede presentar ansiedad, angustia o cuadros depresivos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar