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La antiheroína

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Su estilo de "compartirlo todo" sería la clave de su éxito, y mostrarse como una mujer imperfecta

Saltó a la fama gracias a la serie Girls, que produce, actúa y dirige; aún no pisa los 30 y su biografía fue un fenómeno editorial a fines de 2014.

Difícil que pueda pasar inadvertida: Lena Dunham no sólo es la protagonista (y productora, y directora) de Girls, la serie del momento que sucedió a Sex and the City con un grupo de veinteañeras de Brooklyn que son lo antifashion, lo antirrománticas y lo antitodo, en general, sino que supo brillar años atrás dirigiendo Tiny Furniture y se transformó rápidamente en la niña mimada del director Judd Apatow. Se trata de una chica que no anda con medias tintas: aunque no es particularmente agraciada, decide mostrarse todo el tiempo desnuda en televisión, y son corrientes los primeros planos de su celulitis o del pelo finito y mal peinado. La ropa que elige, siempre en mercados de pulgas, "apesta a la vida de otras personas", según ella misma confiesa: "Nunca me entran los pantalones, salvo que vaya a la sección maternidad, así que compro vestidos que parecen una bolsa de papas y suéteres que parecen los multicolores que usaba Bill Cosby en su serie de TV de los 80", escribe en Not that kind of girl. A Young woman tells you what she’s "learned" (No soy ese tipo de chica. Una mujer joven te cuenta lo que ha "aprendido"), su biografía y mega best seller que fue el gran fenómeno editorial que tuvo cautivo a Estados Unidos a fines de 2014.

Dunham viene dando que hablar desde hace rato: con su look tan personal, pasó el implacable ojo de Anna Wintour y fue tapa de la Vogue americana. Gracias al éxito de Girls, The New York Times la coronó como "la voz de su generación".

Hannah, su álter ego en la serie, se ocupa de aclarar que ella es, con suerte, sólo "una" voz de su generación, pero aun así el sacudón cultural que acarrea la actriz resulta impresionante. Y todo esto, sin pisar los 30. ¿Cómo fue la historia de este meteoro que dispara a diestro y siniestro detalles de su vida privada, como: "Nunca gateé, sólo volteaba mi cuerpo hacia el costado, señal temprana de que iba a resistirme a todo tipo de ejercicio y a cualquier posición sexual que no me permitiera relajar la espalda"?

Para muchos, la clave está en el estilo que, en inglés, se denominó oversharing, algo así "como compartir demasiado". Dunham logró convertir esto en la marca registrada de su prosa y su cinematografía recibiendo por ello loas de los principales árbitros de la industria cultural, como The New Yorker o The New York Times.

Las historias que narra en sus distintos medios de expresión son elocuentes. Por ejemplo, tras una noche de (semi) pasión con un (semi) desconocido, se despierta para verlo limpiándose su miembro en las cortinas. Por si no queda claro, en el libro, además, se ilustra cómo quedó el voile.

Dunham es un producto de un subgrupo tan emblemático de Nueva York como son los intelectuales progresistas con dinero y con un cierto desprecio por las normas sociales que consideran superficiales. Creció en el SoHo y fue a la misma famosa escuela en Brooklyn Heights que las hijas de Martin Amis, los hijos de Björk y de Julian Schnabel, cuyo ethos, al menos en el estereotipo, es como el anti-anti-anti Gossip Girl, aunque los padres sean más ricos y poderosos que los que envían a sus hijas a los colegios del Upper East Side.

Dunham cuenta que su padre hace "arte sexualmente explícito" y que su madre se viste para la vida cotidiana como cuando sale disfrazada de bruja en Halloween. Los varones con los que ella y sus amigas típicamente salen "parecen lesbianas de mediana edad". Y nunca se cruzó con un republicano hasta que a los 19 años se acostó con uno de botas de cowboy violetas ("es increíble como la repulsión se convierte en deseo cuando se mezcla con relajantes musculares", dice).

El encuentro con el cowboy ocurrió en la universidad, Oberlin, conocida por ser marcadamente progresista. Creyendo que ella era "demasiado estúpida, borracha o desesperada por el sexo para marcárselo", él no se puso el preservativo, sino que lo lanzó al aire y éste cayó sobre una palmera pequeña en una maceta. Y como en las historias de Dunham todo sirve para el arte, al episodio lo transformó enseguida en un film experimental al que llamó, por supuesto, Preservativo en un árbol.

El gran tema con Dunham es que todas las cosas malas que se puedan decir sobre ella, posiblemente ella misma ya las haya enunciado (y en la última media hora). Igual, no parece ser muy abierta a quienes piensan distinto... Tiempo atrás, en una mesa redonda en la Asociación de Críticos de TV, uno de los periodistas le dijo, cortésmente, que no entendía el objetivo de tanto desnudo de ella en la serie; que sentía que a menudo no tenía ninguna razón que hiciera al argumento. "Es una expresión realista de lo que significa estar vivo y, para mí, está absolutamente claro. Si no te resulto sexualmente atractiva, ése es tu problema y vas a tener que trabajarlo con profesionales", disparó la actriz.

Curiosamente, entre los fans más ardientes de Dunham están los conservadores de centroderecha. Según una columna de Ross Duhaut en The New York Times, ella retrata a los jóvenes ultraprogresistas en las ciudades de la manera en la que el extremo más conservador los ve: "Una colisión de narcisistas educados en el amor a sí mismos y cuya vida sexual se distingue por estar conformada por humillaciones seriales, en un contexto de privilegio que es a la vez maníaco, sobremedicado y falto de cualquier objetivo elevado".

Como subraya la it girl del cine independiente Miranda July, "la realidad es que muy pocas mujeres se han hecho famosas por ser lo que son, complicadas e imperfectas. Dunham no pide disculpas por ser como es, simplemente cuenta su historia de la manera que a ella le resulta interesante". LA NACIÓN/GDA

Inspirada en su vida real

Hannah quiere ser escritora y mientras lo intenta trabaja como becaria sin cobrar. Un día, sus padres le comunican que no piensan mantenerla más. Así inicia Girls, que comenzó a emitirse por HBO en 2012. La serie sigue la vida de Hannah y sus amigas en Brooklyn, Nueva York y está basada en experiencias reales de Lena, incluyendo la premisa inicial.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Su estilo de "compartirlo todo" sería la clave de su éxito, y mostrarse como una mujer imperfecta

LENA DUNHAM

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