Jugada a la suerte

| En 2006, los uruguayos gastaron 162 millones de dólares en los juegos de azar, la mitad a La Quiniela. Mayoría de apostadores tiene más de 40 y apuntan cábalas o fechas claves. Historias de los que ponen los sueños en el bolillero.

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CATERINA NOTARGIOVANNI

Un cartel de Hoy Juega, ubicado incluso en la puerta de una carnicería, evoca invariablemente a lo mismo: los juegos de azar autorizados. Quiniela, Lotería, Tómbola, Cinco de Oro, Kini, raspaditas y Supermatch. Distintas posibilidades para un mismo objetivo: ganar dinero rápidamente. La ilusión de ser rico, y de paso esquivar las ocho horas, se esconde detrás de cada jugada y representa el motor que impulsa a las personas a jugar una y otra vez. Incluso cuando nunca ganaron nada.

El año pasado, los uruguayos se gastaron un poco más de 161 millones de dólares en los juegos oficiales, más que el total exportado en 2006 en los rubros leche (U$S119 millones) o lana (U$S115 millones). Y el récord histórico de apuestas data de 1998, cuando un pozo acumulado del Cinco de Oro Junior (hoy extinto) anotó la friolera de 3 millones de jugadas. Algo así como una boleta por uruguayo.

¿Cómo se relacionan los uruguayos con los diferentes juegos? Los datos indican que la Quiniela es el más jugado, que las mujeres optan mayoritariamente por la Tómbola y Cinco de Oro, y que el Kini se juega más en la periferia montevideana. Por otro lado se observan ciertas diferencias entre Montevideo y el Interior que no sólo alcanzan al tipo de juego preferido, sino a los números que elige el apostador.

APUESTAS. Para elegir los números cualquier excusa vale. La chapa del automóvil que está estacionado en la puerta del kiosco, la terminación del boleto de ómnibus, la fecha del aniversario de bodas (nacimientos, cumpleaños, defunciones), la pesadilla de la noche anterior, o porque es martes y es trece. "Yo juego al 103 porque era el número que jugaba mi madre", contó Nilda Rodríguez, una canaria de 67 años que se inició en la Quiniela hace 40 años y desde entonces apuesta a diario.

La lista de motivos es interminable y en los mostradores se ve de todo. Por ejemplo, una señora que para hacer su jugada anota pacientemente los números de los ómnibus que pasan por la puerta del kiosco hasta llegar a 300 apuestas, 2 pesos por cada número. Otros susurran los números para evitar que algún copión les robe la suerte. Contando a ese, el copión, también está el que pregunta la hora y que ante la respuesta dice: "lindo número, le voy a jugar"; o el que no utiliza el dinero de un acierto anterior para hacer una nueva jugada porque eso le traería mala suerte. "Hay clientes a los que no les gusta que le digas `suerte` o `gracias`. Algunos han llegado a romper la boleta al oír esas palabras", contó Gustavo Brunoldi, propietario de una sub agencia céntrica y con 22 años de mostrador.

En el interior es muy frecuente que si un personaje del pueblo -el intendente, por ejemplo- cambia el auto, se concentren apuestas en ese número. Lo mismo pasa con las fechas y aniversarios de las localidades. "Cuando el centenario de Punta del Este, por ejemplo, se llevó mucho el 100", aseguró Ignacio Lizarraga, presidente de la Asociación de Agentes de Quiniela del Interior.

MONTEVIDEO. El público masculino predomina en todos los juegos, pero la participación femenina es mayor en la Tómbola, el Kini y los Instantáneos. "Lo que vimos en los grupos de investigación es que el público masculino juega más para sacar dinero, mientras que la mujer juega más para divertirse y se conforma con ganar menos dinero", explicó Fernando Martínez, gerente de Marketing de la Banca de Quinielas de Montevideo.

La Quiniela es el juego más popular en la capital con el 50% de las apuestas. Le siguen la Tómbola y el Cinco de Oro con 20% cada uno y los últimos (con 3%) son los Juegos Instantáneos o raspaditas, el Supermatch y el Kini, el más joven de todos. Las apuestas al Cinco de Oro, sin embargo, aumentan considerablemente cuando el pozo está acumulado.

Los "quinieleros" tienen generalmente más de 40 años. En la Tómbola y el Cinco de Oro, la edad baja a mayores de 30. El Kini es un juego de mujeres y jóvenes; su mayor concentración de apuestas se registra en la periferia de Montevideo. "Hay una relación costo-beneficio muy importante: cuesta $15 y se puede ganar un millón", dijo Martínez.

Las raspaditas captan a un público joven y mayoritariamente femenino, mientras que los jugadores del Supermatch son casi todos hombres.

Antes de fin de año, las autoridades de la Banca lanzarán la posibilidad de jugar a la Quiniela, la Tómbola, el 5 de Oro y el Kini a través de Internet, como ya se puede apostar por teléfono.

INTERIOR. La Quiniela también es el juego preferido en el Interior, aunque se distinguen dos áreas geográficas con características diferentes: al Sur del Río Negro, las preferencias son similares a las montevideanas. Pero al Norte, la Tómbola es tan jugada como la Quiniela (35% cada uno) y el restante 30% corresponde al Cinco de Oro. Las raspaditas representan aproximadamente el 5% del total de juego. El Kini y el Supermatch sumados no alcanzan al 1%.

El total de juego en el país se reparte en partes iguales en Montevideo e interior, pero allí el ingreso promedio de los hogares es menor que en la capital: 23.314 pesos contra 14.859, según datos de mayo. De acuerdo a su bolsillo, entonces, los uruguayos del interior son más timberos que los montevideanos. "Lo asociamos al tema del entretenimiento: en la capital tenés más ofertas para divertirte", explicó Lizarraga. Sin embargo, el volumen de juego sufrió un descenso del 30% en la crisis de 2002 que todavía "no se ha logrado recuperar", según el jerarca.

En el comportamiento por edad, los indicadores son similares a Montevideo. Allí la Quiniela también gana entre los mayores de 40.

Ignacio Lizarraga tiene una explicación a esta característica del jugador de Quiniela: "El uruguayo llega los 35 años y empieza a jugar a la Quiniela por un tema afectivo. La gente empieza a recordar el número que jugaba su padre o cuando lo mandaban con el cartón para hacerle la jugada al abuelo… como que a esa edad empieza a picar la nostalgia", contó.

Otra particularidad del Interior es la vigencia de la figura del levantador de apuestas casa por casa, conocido como "corredor". Ellos recorren un pueblo y sus cercanías con una máquina móvil invitando a la clientela a jugar. También trabajan en las ferias o en las puertas de los bancos y supermercados. Esta profesión se ha extinguido en la capital, donde hay 2.300 puntos de venta contra 4.000 en el Interior.

APOSTADORES. Nilda Rodríguez, la señora que juega al 103 porque era el número de su madre, dice que lo hace además porque ese número la "persiguió" toda su vida. "Lo veo en todos lados. Si voy a la carnicería a comprar lomo, veo que el kilo está a $103. O en las chapas de los autos, en el ómnibus y hasta en las películas", aseguró. Ella apuesta $50 o $60 diarios a la Quiniela y hace dos Cinco de Oro semanales. La jugada tampoco se toca: 103 a los dos, $30. Cambiarla después de años puede ser terrible porque… ¿y si sale en ésta?. "Me pasó una vez que no pude jugarle porque estaba internada y salió. Me perdí co-mo $3.000, qué le voy a hacer". Pero "no importa si hoy pierdo, mañana lo vuelvo a intentar", finalizó.

Alejandro López es el único joven de los consultados que admitió ser jugador frecuente. Su modalidad: Cinco de Oro. Lo sigue sin mucha expectativa desde que cumplió 15, tres años atrás. En ese período no ganó una sola vez, ni siquiera acertó tres números, pero eso no le "quema".

"Juego como una inversión. Guardo $5 diarios de la plata que me dan mis padres y el viernes ya tengo una jugada. No pierdo nada, y si gano, no voy a tener que empezar a trabajar", contó a las carcajadas. Los números de Alejandro son fijos y "secretos", pero todos están relacionados con fechas afectivamente importantes.

NÚMEROS. Está claro que donde haya un número, hay una jugada. Hasta el mundo onírico está numerado. Por ejemplo: si alguien sueña con un jorobado, podría jugarle al 757. ¿Mal tiempo?, el 683. Con piojos, el 587. Cuchillo, 541. Huevos, 400. Incluso la desgracia tiene número: el 517.

Esta tradición de relacionar sueños con números es herencia italiana, más precisamente del Sur, y se denomina Smorfia Napolitana. "Aunque en la de acá hay muy poquitos sueños", dijo el antropólogo Renzo Pi Ugarte. "Yo tengo un libro de Smorfia que me regalaron en Italia que tiene 500 páginas de sueños posibles organizados por orden alfabético. Algunos números se repiten, claro, porque allí los sueños están al detalle: si sueña con un cura es tal número. En cambio si el cura está de perfil, es otro. Y si está de espaldas, otro", agregó.

Otra posibilidad es buscar un nombre y el número correlativo, aunque ahí las cosas ya empiezan a ponerse complicadas. Difícilmente una persona menor de 65 encuentre su nombre en una lista donde aparecen, por ejemplo, Consolación (392), Coralio (667), Custodio (501), Clorinda (181), Celedonio (604), Adelino (189), Anacleto (769), Agapito (944), Enésimo (407).

Los animales también tienen su numerito. Lo tiene el tigre (001), el caballo (424), la vaca (954), la vaquillona (720) y la mojarra (026). Esta asociación números-animales es una adaptación del clandestino Jogo do Bicho brasileño, al que originalmente se apostaba directamente a un animal.

"Se hacía así por una cuestión de analfabetismo: la gente no sabía los números, pero sí conocía a los animales", contó Lizarraga.

Todavía hoy, en la zona de la frontera, los apostadores se inclinan a los números de animales influenciados por la cultura brasileña. El litoral, en tanto, está contaminado por la realidad argentina. "Número que sale en Susana Giménez, número que se juega mucho", agregó Lizarraga.

"No importa si pierdo, mañana lo vuelvo a intentar", decía Nilda Rodríguez. Siempre hay otra oportunidad (y otro "lindo" número) para el timbero. Es que ser optimista es clave para enfrentar la derrota en los juegos de azar.

Como afirma una estrofa del tango "El Quinielero"... ¡Ilusiones! / Y alguna vez realidá / Y por último / el consuelo de aquel refrán decidor: / El que anda mal en el juego, no erra una en el amor.

El Gordo de fin de año suma kilos

Este año el premio mayor del Gordo de fin de año será de $50 millones, lo que representa un incremento del 25%. Además, el sorteo se adelanta al 24 de diciembre y los billetes se pondrán a la venta el primero de octubre. Normalmente se ponían a la venta a fines de noviembre. Los quinieleros tendrán un total de 85 días para venderlo.

"La decisión es parte de una estrategia económica y de un nuevo concepto de comercialización. El 24 es una fecha de excelente fijación", explicó Orestes González, máxima autoridad de la Dirección Nacional de Loterías y Quinielas.

La Revancha de Reyes, en tanto, todavía no tiene fecha de sorteo, pero González estimó que el 18 de enero es una fecha probable.

El entero del Gordo tendrá un costo de $8.000. En Reyes el costo por billete y el premio se reducen a la mitad. La Lotería representa entre el 9% y 10% del total de venta de todos los juegos relacionados, según el jerarca. "Ese porcentaje - quitando a Ecuador donde la Lotería es excluyente- es el mejor de América del Sur", dijo.

Este juego nació con un fin netamente social de redistribución. El primer sorteo data del año 1851, cuando parte de lo recaudado se destinó al Hospital de Caridad.

Actualmente el 60% de lo recaudado se distribuye en premios y en 2006 la Dirección aportó 690 millones de pesos a Rentas Generales.

Los récords de ventas de billetes (en el período 2000-2006) corresponden al año pasado e indican que se vendieron 388.160 vigésimos, 300.008 vigésimos, 110.000 décimos y 80.000 décimos respectivamente. En esa oportunidad el premio fue de $40 millones.

Las cifras

161 Millones seiscientos mil dólares es la cantidad apostada en todos los juegos durante el 2006.

3 Millones es el récord histórico de apuestas. Fue en un Cinco de Oro Junior de marzo de 1998.

50 Millones de pesos es el premio del próximo Gordo de fin de año. En venta desde el 1ro. de octubre.

Matemáticamente, todos tienen chance

Los siete primeros del ranking más salidores de la Tómbola son: 53, 67, 79, 98, 95, 60 y 10. En la individual se ubica primero el 53, con 657 salidas, mientras que el 06 es el número menos cantado, con un total de 555.

En términos cabalísticos -y su correlación con la tabla de significado de los números para La Tómbola- la lista de los primeros sería: asalto (53), espejo (67), obstáculo (79), salud (98), reloj (95), compromiso (60) y dormido (10).

Para el caso del Cinco de Oro, las estadísticas indican que: el 14, 16, 08, 06, y 29 son los números que más veces salieron en el período junio 1998-agosto 2007. El 14 (archiconocido como El borracho) lleva la delantera con 155 salidas. Último lugar aparece el 40, cantado 106 veces. En el Kini es: 01,11, 15,08 y 17, siendo el 01 el más salidor (55 veces), y el 16 y 26 lo menos (34 veces). Los datos están calculados en base a las estadísticas publicadas por la Banca de Quiniela.

No atraen jugadores patológicos

Todos los consultados concordaron en que este tipo de juegos no son seductores para los jugadores compulsivos o patológicos.

La razón se encontraría en las características del juego, en los que hay un tiempo de espera entre la apuesta y el resultado. Justamente por eso se los llama "juegos fríos", en contraste con los "calientes" o "envolventes", en los cuales la persona se ubica en una sala de juego donde la instantaneidad de los resultados lo empuja a seguir apostando.

"Ahí es donde el compulsivismo aflora mayormente. Hoy por hoy, los dos sorteos por día de Quiniela o los dos Cinco de Oro por semana son episodios aislados en el tiempo que tampoco permite que los jugadores de ese tipo sean nuestros clientes", arguyó Martínez.

Para Lizarraga, los jugadores patológicos no se dan en estos juegos porque "no se genera la ansiedad de ganar en el momento".

La frecuencia de la Lotería también la encuadra en la modalidad de "fríos". "Normalmente los juegos de resolución rápida e instantánea atrapan más a ese tipo de personalidades", ejemplificó el director de Loterías y Quinielas, Orestes González.

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