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Huellas de un criminal nazi en Uruguay

Aribert Heim, el segundo nazi más buscado del mundo, pasó por el país. En Paysandú muchos reconocen su foto.

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MIGUEL BARDESIO Y SANDRA KANOVICH

Un día de 1941, el médico nazi del campo de concentración de Mauthausen, en la Austria ocupada, ordenó despellejar a un judío que tenía el tatuaje de un barco; el doctor quería usar la piel como pantalla de una lámpara, según recordaron algunos sobrevivientes. También dijeron que este hombre mataba a los prisioneros inyectándoles benceno directamente en el corazón, sustraía órganos sin anestesia y tenía el hobbie de disecar cabezas para usarlas como pisapapeles. Su nombre era Aribert Ferdinand Heim.

Otro día, pero de 1997, el legendario cazador de nazis Simon Wiesenthal escribió una carta a Montevideo al entonces senador colorado Nahum Bergstein. Le pedía un favor muy especial: que enviara en misión confidencial a un investigador a Fray Bentos y Paysandú porque sospechaba que un médico austríaco, criminal de guerra nazi y hoy el segundo más buscado del mundo, vivía o había vivido en alguna de esas ciudades uruguayas. Su nombre era Aribert Ferdinand Heim.

En otras misivas y conversaciones telefónicas, Wiesenthal le explicó a Bergstein que su sospecha se argumentaba en movimientos bancarios de Uruguay a Austria, donde vivía una hija de Heim, en informaciones filtradas de Interpol y en informantes privados. El cazador de nazis estaba convencido de que por lo menos hasta 1983, Heim estaba ejerciendo la medicina en Uruguay con otro nombre y quería saber si aún lo hacía (en 1997), si se había ido o había muerto aquí.

El entonces senador mandó a un detective que buscó en Fray Bentos y Paysandú y trajo algunos nombres, pero la pesquisa se detuvo cuando hubo que comparar las huellas digitales de los sospechosos con las de Heim que había enviado Wiesenthal. "Trabas burocráticas", explicó el ahora ex legislador, que se lamenta de no haber llegado más a fondo en el caso. "Eso lo pongo en la lista de mis fracasos", añadió.

En aquel momento, frenado porque ni en la Corte Electoral ni en la Policía había posibilidad de conseguir las huellas para comparar, fue a ver al entonces presidente Julio Sanguinetti, quien puso el caso en manos de inteligencia policial. Luis Pereira Saldías, ex director de ese organismo, recordó que en 1998 envió a dos comisarios a Paysandú y Fray Bentos, pero volvieron con las manos vacías. "Nada, no encontraron nada, ni que estuviera vivo, ni que hubiera fallecido", dijo Pereira Saldías, ahora retirado.

De acuerdo a Wiesenthal y la policía alemana, Heim medía 1,91, calzaba 47 y tenía una cicatriz en la mejilla derecha, cerca de la comisura de la boca. Era de labios finos, frente ancha, nariz recta y ojos pequeños.

En Paysandú, sin embargo, los habitantes y médicos mayores de 60 años recuerdan a un alemán que trabajó como anestesista y otorrinolaringólogo desde finales de la década del 40 hasta 1966 en la ciudad. El médico sanducero Washington Lanterna lo describe en su libro Debido al pueblo (una historia de hospital local) como "un hombre alto y fuerte (…) de rostro huesudo, pómulos salientes, nariz recta y fina, la frente amplia, los labios finos y los ojos pequeños, muy expresivos, el cabello entrecano y escaso".

En el mismo texto, Lanterna relata que el anestesista fue protagonista de un confuso episodio en el hospital. Una paciente judía, sobreviviente del holocausto, lo habría reconocido en la consulta como médico de un campo de concentración y comenzó a gritar. Testigo del episodio, Lanterna contó que la paciente salió corriendo y nunca más volvió. El nombre del médico era Enrique Klugkist.

SIMILITUDES. ¿Klugkist era Heim? Afirmarlo es osado y negarlo también. Cuando Lanterna vio la foto de Heim que difunde por internet la policía alemana, dijo estar "casi seguro" de que se trataba de Klugkist. "Con un 95% de probabilidades es él", reafirmó al DS. Klugkist tenía una cicatriz en la mejilla, aunque según la memoria de Lanterna, la marca estaba en la mejilla izquierda.

Sergio Etcheverrigaray, otro médico sanducero que conoció muy bien a Klugkist pues compartían la pasión por la navegación a vela, también vio la foto y dijo que era "parecido", aunque "Klugkist era más huesudo". Para él, sin embargo, la similitud de las descripciones del médico perseguido y el que vivió en Paysandú sólo puede responder a "la intencionalidad de responsabilizar" a Klugkist de algo que en su opinión era incapaz de realizar.

Otros aspectos no coinciden. De acuerdo a los expedientes del Centro Wiesenthal, Heim nació el 28 de junio de 1914 en Radkersburg, Austria. Se afilió al partido Nacionalsocialista de ese país, cuando éste era aún clandestino, y se alistó en las SS apenas culminó sus estudios de medicina, en 1940. Sólo durante 7 semanas de 1941 ejerció en el campo de Mauthausen. Finalizada la guerra, vivió en Alemania hasta 1962, cuando se emitió una orden de captura y se fugó, al parecer a Egipto. Y recién después, en la década del 70, habría llegado a Uruguay. Entonces, ya era apodado como "doctor muerte" o "el carnicero de Mauthausen".

Klugkist era un hombre reservado, no contaba muchos detalles de su vida. Dijo, sin embargo, que había nacido en Pomerania, Polonia, en una fecha que se desconoce. Trabajó efectivamente como médico en la II Guerra Mundial, en un hospital de Polonia que habría sido destruido en el avance soviético de 1942. Entonces huyó en un tren que fue bombardeado, instancia en la que fallecieron su esposa y sus hijos. Único sobreviviente de la familia, Klugkist se embarcó en Dinamarca con un grupo de menonitas. Con ellos llegó a la selva chaqueña, pero se instaló en una colonia en Arapey, hasta que consiguió trabajo en Paysandú, donde se radicó con su nueva esposa, Margarita, que era enfermera y presumiblemente alemana.

Sergio Widder, del Centro Wiesenthal en Buenos Aires, dijo que la investigación de Heim continúa vigente, porque "no ha aparecido un cuerpo ni un certificado de defunción". También admitió que han existido distintas versiones sobre su paradero y que una de ellas es que "estuvo en Paysandú". Hoy, las principales sospechas lo ubican en España o Chile, tendría 92 años y figura segundo en la lista de los criminales nazis.

Klugkist habría muerto en España años después de su partida de Paysandú. En esa ciudad, conoció e hizo amistad con el doctor español José Burguera, con quien partió en 1966. Klugkist volvió años después, pero de visita.

IDEALES. Los sanduceros que lo conocieron recuerdan a Klugkist como un hombre reservado, muy profesional, poco amigo de las bromas y de los eventos sociales. "No tenía amigos", dijo el doctor Marcelino Pino, cirujano retirado.

En su libro, Lanterna hace referencia a su pensamiento: "En el Uruguay -dijo Klugkist- no se precisa más que un hombre. Alemania estaba como ustedes… entonces vino el Furher y dijo: denme cuatro años y no conocerán Alemania. Y después de cuatro años no había pobreza, todo el mundo trabajaba, era una colmena de actividad".

Lanterna recordó que el médico tenía acaloradas discusiones con otro doctor, de origen judío. Una de las más grandes terminó cuando Klugkist le respondió que "si fuera por él, ya estaría convertido en jabón".

Otro elemento sospechoso son las circunstancias en las que dejó Paysandú. Algunos señalan que fue "repentinamente" tras aquel presunto reconocimiento de la paciente judía, pero otros, como el doctor Etcheverrigaray, señalan que su partida se argumentó en molestias con la dirección del hospital local en la década del 60. Otra versión señala que se fue por la inestabilidad política del país en ese momento: temía un ascenso al poder de los comunistas.

Una vez que se fue, comenzó a circular la leyenda popular de que Klugkist era en verdad el temible Josef Mengele.

INVESTIGACION. El autor de Los asesinos están entre nosotros. Nazismo 1930-2005, Santiago Tricánico, sostuvo que por su impronta batllista Uruguay no era territorio amigable para los nazis que huían de Europa durante la posguerra.

Tricánico señala tres episodios que vincularon a Uruguay con la Alemania de Hitler: los sobrevivientes del Graf Spee, que en su mayoría se radicaron en la zona de Sayago; el asesinato del criminal de guerra Hebert Cukurs, perpetrado en Shangrilá por el Mossad (agencia de inteligencia) israelí y el pasaje de Josef Mengele (ver nota aparte)

No obstante, Tricánico admite la posibilidad de que varios de los 7.000 nazis que se calcula fueron cobijados por el gobierno peronista -y de los cuales unos 200 eran criminales de guerra- hubieran "pasado en algún momento" por territorio uruguayo.

El investigador argentino Jorge Camarasa, que ha escrito varios libros sobre fugas de nazis a Argentina, no sabe de Heim más que las sospechas de Wiesenthal. Aseguró que los criminales que llegaron a la región usaron el botín de guerra para protegerse. "El oro nazi es incalculable, los tesoros nacionales de los países ocupados, obras de arte y pertenencias de los judíos europeos; son miles de millones de dólares", dijo.

En otra carta, de 1998, Wiesenthal le explicó a Bergstein que Interpol tenía dos expedientes "sospechosos". Uno con el nombre de Albert Ferdinand Ham y otro de Albert Heinrich Von Ham. "Este último -escribió el cazador nazi- estaría ejerciendo la medicina en Uruguay". Interpol no hizo el seguimiento del caso y ambos expedientes desaparecieron, denunció Wiesenthal en la misiva.

"Yo no sé si hubo negligencia o corrupción; pero en estos casos, en general, hay mucha plata de por medio", dijo Bergstein, quien recordó que un pedido de la Policía de Paysandú a Montevideo, para comparar huellas digitales, quedó sin respuesta.

Un día de 2005 sonó el teléfono de la casa de Bergstein. Era una llamada de Alemania. Alguien vinculado a la Policía de ese país le preguntaba si seguía interesado en investigar a Heim y si podría hacerle la conexión con el actual gobierno. Bergstein le respondió que le escribiera una carta con los antecedentes y que él se la llevaría al secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández. La carta nunca llegó, pero antes de cortar, el hombre le dijo que estaba convencido de que Heim seguía vivo y en Uruguay.

La cifra

U$S 375.000 es la recompensa que ofrecen la policía alemana y el Centro Wiesenthal para quien ofrezca información que conduzca a la cap-tura del médico Aribert Heim, quien tuvo un pasaje por Uruguay, según informaciones del propio Wiesenthal. Ahora, los investigadores sospechan que vive en España o en Chile.

Cuando Mengele dio el "Sí" en Nueva Helvecia

El viernes 25 de julio de 1958, a las cinco de la tarde, se casó en el Juzgado de Nueva Helvecia Josef Mengele, el reconocido personaje que marca la historia como uno de los principales del régimen nazi.

Ilce Bernatzky, la empleada de la sede judicial helvética, fue quien tramitó la inscripción en el Registro unos días antes y colgó en la puerta del Juzgado el Edicto de Matrimonio.

Según recuerda la mujer hoy, jubilada, Mengele llegó a Nueva Helvecia desde Buenos Aires, acompañado por un abogado.

El hecho pasaba casi desapercibido, ya que en la época era escasa la información y el personaje era un desconocido más.

Bertnazki recuerda que Mengele cuando se inscribió en el registro había aportado documentación y todos los datos requeridos por la legislación.

"Hizo todo correcto, no tuvo ningún tipo de inconvenientes", señaló Ilce, que recién supo varios años después de quién se trataba.

La fecha de casamiento fue fijada para el 25 de julio. Ese día, Mengele, que tenía por entonces 47 años y no hablaba español, llegó unos minutos antes de las 17 horas con su futura esposa, su ex cuñada María Martha Will, de 38 años.

En el libro "Los asesinos están aún entre nosotros. Nazismo 1930 - 2005", el autor Santiago Tricánico sostiene que Mengele, ex médico del campo de concentración de Auschwitz, vivió y ejerció al menos un año en Nueva Helvecia, al amparo de un grupo de monjas.

Mengele se habría ido de Uruguay en 1960, luego de la captura de Adolf Eichmann en Buenos Aires. (Pedro Ramón Clavijo)

Los que no olvidaron Jamás a Hebert Cukurs

Un día de setiembre de 1964, un hombre llamado Antón Kunzle golpeó a la casa del letón Hebert Cukurs, que vivía entonces en San Pablo. La historia termina el 23 de febrero del año siguiente, cuando en una casa de Shangrilá fue hallado el cuerpo de Cukurs, boca abajo y dentro de un baúl con la inscripción: "Los que Jamás Olvidarán".

Cukurs, que prestó servicio para la Alemania de Hitler, estaba acusado de múltiples crímenes de guerra, entre ellos el incendio de una sinagoga en Letonia, que provocó la muerte de 300 judíos y también la ejecución de otros 1.200.

Nunca se supo quién era Antón Kunzle, salvo que fue la pieza cable de la trampa mortal que el servicio secreto israelí, Mossad, le tendió a Cukurs.

Kunzle, que se presentó como un inversor holandés, se fue ganando la confianza del ex criminal de guerra. Hablaban de negocios y le propuso comprar unos terrenos en algún balneario de Canelones, zona de expansión turística entonces. Cukurs se entusiasmó con la idea y vino.

Primero se alojó en el Hotel Victoria Plaza y luego alquiló con la asesoría de Kunzle una casa apartada en Shangrilá.

El 23 de febrero de 1965, Cukurs llegó al lugar y percibió movimientos sospechosos. Bajó del auto con su arma calibre 22 y entró. El aviso de su muerte provino de Alemania; sobre el cuerpo de Cukurs fue hallada una carpeta con los antecedentes de los crímenes que había cometido.

En 1991, el ex agente del Mossad, Menajem Barabash confesó ser el autor de la muerte de Cukurs."El pueblo judío decidió matar a este nazi y para mí fue como una orden divina", dijo.

Heil Hitler en pleno Centro

2006. 1,5 kilos de Trotyl (suficiente explosivo como para volar dos manzanas) y libros referidos al nazismo fueron encontrados por la Policía en una casa de Punta del Diablo el 29 de agosto. El dueño de la casa, el ex marino mercante Jaime Aguirre, dijo a la Justicia que los explosivos los encontró en la playa y que la literatura nazi era bibliografía para un libro de historia que estaba escribiendo. Quedó en libertad, y la investigación sigue su curso.

2005. La CEPAL aseguró que las autoridades uruguayas "minimizan" la amenaza neonazi. Listó a cuatro grupos que con conexión internacional tenían base en Montevideo: Orgullo Skindhead, Frente Nacional Revolucionario, Resistencia Nacional Socialista e Hijos de Europa. Y aseguró que unos 50 integrantes de las Fuerzas Armadas revisten en organizaciones neonazis. Otros grupos que se han señalado son: Euroamerikaners y Unión Anticapitalista.

2000. En la esquina de Soriano y Gutiérrez Ruiz, un joven menor de edad fue golpeado al grito de "Heil Hitler!". Era el 28 de junio. El agresor, que fue identificado con el nombre de Sebastián, fue entonces a prisión; era el líder del grupo Orgullo Skinhead.

1987. El 21 de octubre, Héctor Paladino salió de su casa con una escopeta. Condujo hasta un local de la calle General Flores y mató al empresario judío Simón Lasowski. Más tarde haría lo mismo con el gerente de Canal 4, Delfino Sicco. También intentó atacar a Daniel Scheck, administrador del diario El País, provocando heridas de bala a uno de sus hijos. Paladino está ahora encarcelado en el Compen, donde realiza seis horas de ejercicio físico diario y padece alucinaciones: cree por momentos que está en la Alemania de la II Guerra Mundial, según fuentes carcelarias.

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