Publicidad

Gonzalo Heredia, un galán intelectual

Compartir esta noticia
Gonzalo Heredia obtuvo el Premio Clarín Espectáculos  como actor revelación en 2007

NOMBRES

Está convencido de que la literatura lo cautivó antes que la actuación. El autor de dos novelas fue aceptado en una maestría de escritura creativa.

Bautizó Bukowski a su perro en honor al escritor emblema del “realismo sucio”. Le puso Alfonsina (4) a su hija menor por la poeta argentina que se quitó la vida a los 46 años en las aguas de Mar del Plata. Y llamó Eloy (11) a su primogénito en tributo a Tomás Eloy Martínez, escritor, periodista y guionista argentino.

La elección de nombres nunca es al azar para los padres y madres (de humanos y mascotas) pero el caso de Gonzalo Heredia supera a la media. El actor también devenido en escritor -lleva publicadas dos novelas: Construcción de la mentira y Punto de no retorno- dice que su hijo mayor “reniega un poco” de llamarse Eloy y que no le causa gracia que su padre elija los nombres en función de la literatura. Es que Gonzalo, que se crió en una casa donde no había biblioteca, quiere inculcar a sus hijos de todas las maneras posibles ese amor que siente por la lectura.

Un amor que, poco a poco, se transformó en obsesión: supo encargar 10 libros por semana a través de Internet y llevar tres en su mochila; dice ser adicto al papel, si no lee un día siente abstinencia y confiesa que lee en los tiempos muertos de los rodajes y hasta en los semáforos. Sufre cada vez que Eloy juega a la pelota contra la biblioteca de su casa y le desacomoda con una patada toditas las colecciones de Tolstói o Kafka, esas que le costaron bastante armar desde cero.

El morocho seductor que 13 años atrás se ganó el mote de galán con su papel de Enzo en Valientes cumplió 40 el pasado 12 de marzo y a veces se le da por medir el tiempo en la cantidad de libros que puede llegar a leer en lo que le resta de vida: “Lo digo como TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Hay como una desesperación de cuántas lecturas me quedan”, confesó a 
La Nación.

Hizo distintos talleres y cursos de escritura. Pero no se queda quieto. Un mes atrás celebró en Twitter que había sido aceptado en el Programa de la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, que inicia el 16 de agosto.

Remar es un arte

Fue kiosquero, jardinero, repartidor de pan, vendedor de perfumes y paseador de perros antes de brillar en la televisión. Y anduvo, al igual que su personaje de Enzo, metido entre las fosas del taller mecánico de su padre, aunque tenía más destrezas como cebador de mate que con los destornilladores.

“De no seractor, estaría en el taller de mi viejo o tendría un negocio de ropa en Avenida Vélez Sarsfield o Mitre, en Munro, donde nací. Sería un busca”, reveló a Clarín a sus jóvenes 26 años.

Gonzalo conoce de memoria el universo femenino por haber sido el único hombre del árbol genealógico. Era una especie de muñeco para su hermana y sus primas que lo disfrazaban y lo obligaban a jugar a Xuxa. Un día se rebeló y con 15 años decidió abandonar el secundario. Lo hizo sin mucho rumbo, aunque con ciertas convicciones.

“Empecé a estudiar teatro a los 14 años y por curiosidad. No tenía intención de ser actor. Pero tampoco podía estar encerrado en una oficina. De algo estaba seguro: el cuerpo me pedía salir y cambiar”, contó en esa charla con Clarín.

Iba a clases de actuación con Julio Chaves mientras ayudaba a su padre en el taller. No viene de familia de artistas y la remó: estudió, dejó currículums y fotos por todos lados. Un par de publicidades -para un banco y una marca de refrescos- le sirvieron de trampolín para hacer bolos en televisión. Y así apareció en Enamorarte, Doctor Amor, Frecuencia 04, Una familia especial y otras ficciones.

“No fue algo que se dio de paracaidista. Hay un factor suerte, pero hice cosas para que esto sucediera. Es fruto de lo que alguna vez planté”, reconoció en diálogo con La Voz.

Aterrizó en Ronda Nocturna, en 2006, con un personaje bisagra. Le tocó encarnar al taxi boy Víctor, y dicho por él, fue su gran descubrimiento actoral. “Vi cosas en mí que no había visto antes”, señaló a Clarín. Y contó que llegó al director, Edgardo Cozarinsky, a través de una entrevista filmada. El hombre le preguntó qué le había gustado de sus trabajos anteriores y Gonzalo respondió con franqueza: ‘Nada’. “Se ve que eso le llegó. Pero no estaba pensado de antemano. Era la verdad: nunca termino de conformarme con lo que hago, es un rasgo muy mío”, dijo.

En otra entrevista que concedió a La Voz indicó que trabajar con Cozarinsky lo marcó: “Me ayudó a redescubrir mis herramientas como actor y mi potencial. A la película no le fue bien en Argentina, fue mejor vista afuera (Francia, Dinamarca), pero a mí me ayudó mucho”, afirmó.

Ser el lindo

Gonzalo Heredia junto a la actriz Brenda Gandini, con quien está en pareja desde 11 años y tienen dos hijos.
Gonzalo Heredia y la actriz Brenda Gandini están en pareja desde 11 años y tienen dos hijos.

Hizo temporada en Mar del Plata, actuó en distintas obras en calle Corrientes y hoy es parte de la taquillera Desnudos, donde comparte elenco con su pareja y madre de sus hijos, la actriz Brenda Gandini, y que este 6 y 7 de agosto lo traerá de nuevo a Uruguay para presentarse en el Teatro Metro.

Pero detrás de esa cara bonita -que bien sabe que le ha abierto muchas puertas y por eso hace tiempo que dejó de renegar de los “personajes de canchero”- y esa masividad hay también un actor inquieto que pasó por el Centro de Experimentación Actoral del Teatro Colón y el ciclo de biodramas del Teatro Sarmiento; un intérprete que disfruta de contar historias, de experimentar y transitar distintos rumbos para no aburrirse.

“El rótulo (de galán) me da un poco de miedo. Me gusta jugar y me aburro muy pronto de las cosas. Si no muto, no cambio, me aburro mucho. Me aburro de mí mismo, trato de buscarme algo nuevo. Soy actor”, resumió en La Voz.

Y tiró por tierra esa fantasía colectiva sobre la vanidad: “Si uno se cree esto de ser lindo, sexy o galán del momento, pierde. Si me aburro de mí mismo, a la larga aburriré a la gente”, sentenció.

Aunque también reconoció en una nota con María Laura Santillán que a todos nos gusta gustar y él no es la excepción: “El que te dice que no lo más probable es que esté mintiendo y que sea una postura autodefensiva. Cada uno sabe cuáles son sus armas de seducción”, dijo.

Gonzalo acumula varias y desopilantes anécdotas vinculadas a su mote de galán y una de ellas la compartió tiempo atrás en No es tan tarde: “Una vez, mi representante me mandó un mail, que le habían mandado a él, de un señor que cumplía años y me quería a mí en el living de su casa leyendo poesía desnudo. Quería saber cuánto le salía eso, una noche, dos horas”, relató entre carcajadas.

Dualidad

La actualidad encuentra a este cuarentón curioso y con hambre de aprender cosas nuevas dividido entre la exposición masiva de la pantalla y la introspección literaria, que cada vez gana más terreno en su carrera. A las dos novelas que publicó se suma la conducción de Notas al pie, un ciclo dedicado a autores y libros, que se emite cada viernes a la medianoche por FM Radio con Vos.

Su presente le fascina porque hoy es consciente de que lo primero que hizo en su vida fue leer, incluso antes que meterse en un taller de actuación. Lo hacía en las fosas del taller mecánico de su padre. Y esos libros, que llenó de manchas de grasa, le servían de pasaporte a un lugar mejor, o distinto, o más grande de lo que podía llegar a descubrir en su Munro natal.

“La literatura me permitió ver que el mundo era mucho más vasto que lo que me habían contado”, confesó en el ciclo La primera piedra.

Atrás quedó aquel sex symbol que en la época de Valientes hacía cinco presencias en boliches por fin de semana. Ahora Gonzalo es un padre de familia al que le salva la cabeza sentarse a escribir. Durante la pandemia pensó en poner un maxikiosco pero El punto de no retorno, su segunda novela, le alejó esa loca idea de la mente y lo volvió a enfocar en el arte.

“Fue lo único que me mantuvo a flote porque durante el encierro era lo que hacía todos los días. Pasé el encierro escribiendo y lo mantuve”, contó quien define a la actuación como su oficio y no considera que tenga que retirarse de ese mundo para poder convertirse en un escritor reconocido y valorado.

redes

Modo picante: "Conmigo no, Barone"

Gonzalo Heredia cayó en la redada en pleno Wandagate. Entre los tantos nombres que saltaron como amoríos de la China Suárez, apareció el suyo. El rumor se alimentó porque ambos fueron pareja en la tira Argentina, Tierra de Amor y venganza (ATAV). Y Gonzalo, que es tan activo como irónico en Twitter, usó para desmentirlo un meme de la periodista Beatriz Sarlo que decía: “Conmigo no, Barone”, en alusión a la discusión que tuvo con el panelista de 6,7, 8, Orlando Barone. Un móvil de Intrusos le hizo guardia en la puerta del teatro y consiguió que hablara: “Es todo mentira. Pero si salgo a desmentirlo es porque sigo agregándole leña al fuego. Si no digo nada es porque me escondo. Siempre hay un pero. Pero en este caso, nada más alejado de la realidad”, dijo. Y confirmó que no tuvo que aclarar la situación con Brenda Gandini, su pareja desde hace 12 años.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad