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Quién es Gabriel Lucero, el humorista detrás de los audios de WhatsApp más famosos

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Gabriel Lucero, Gente Rota. Foto: Gustavo Cequeira

NOMBRES

Es un ilustrador y animador argentino. Su trabajo se viralizó en redes sociales con Gente Rota

Detrás de la risa hay una historia de vida. Como en todo. Todo arte, sublime o popular, de museo o de red social —en la pandemia hasta las instituciones dependen íntegramente de estas plataformas— esconde lo que pasa detrás del pincel, de la máquina de escribir o del lápiz virtual. Detrás del humor ácido, del ridículo ajeno en unas caricaturas que nos hacen reír a todos, de lo a veces muy poco políticamente correcto, está la historia de un chico del Avellaneda bonaerense.

Detrás de Gente Rota —que no para de viralizarse y crece en épocas de confinamiento, donde el humor es un cierto refugio o rescate— está la historia del niño y adolescente que recibía cachetazos de su padre por ser gay. Detrás del éxito de una cuenta de Instagram o un canal de YouTube o un hashtag que todos siguen está el chico que copiaba sus cómics favoritos bajo su propio pulso porque no podía pagarlos. O el que creaba sus historietas en hojas de electrocardiogramas.

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Cuarentena Día 26 #yomequedoencasa #genterota

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Gabriel Lucero es comediante, ilustrador, dibujante, animador, guionista. Dice, o al menos lo dijo en una entrevista de 2017 para el canal de YouTube Seba Dibujando, que le gusta que lo reconozcan como cualquiera de esas opciones, “y todo en uno, pero ninguna de esas cosas por separado”. A Gabriel le resulta imposible ser solo dibujante, porque, aunque la idea venga de afuera, siempre tiene que darle su toque personal y, en su caso, por ejemplo, trae atado el humor. “He laburado de eso y se vuelve un trabajo rutinario. El laburo de un dibujante tiene que ser creativo; cuando se vuelve rutinario es lo mismo que estar en una oficina”.

Y Gente Rota, esas animaciones que ilustran audios de WhatsApp y que ahora viven un auge con los días de cuarentena, surgió de sus ganas de hacer algo para sí, para escaparse de la rutina y que el rédito fuera el placer personal de producir lo que le gustara. El germen inicial estuvo, en realidad, en un audio que el sobrino de Gabriel Lucero le mandó a la abuela y que el ilustrador se vio tentado a dibujar. El primer éxito fue la versión animada del audio que se viralizó como el de “la cheta de Nordelta”.

Desde Avellaneda

 Si le preguntan cuánto hace que dibuja, bromea que desde que era “un feto”. Lo que quiere decir, en realidad, es que casi no recuerda cuánto hace que empezó con todo eso porque era muy chico y no se ha visto nunca sin ese desahogo. En el jardín de infantes a sus maestras ya les llamaban la atención los dibujos de Gabriel. “La llamaban a mi vieja para que vieran. ‘El nene dibuja muy bien, llévenlo a algún lugar’”. Pero, dice el artista, era una familia muy pobre y aunque lo llevaron a algún taller del barrio no era el espacio propicio para su desarrollo. “Te enseñaban a copiar, en realidad. Así que no podría decir que aprendí dibujo de chico, pero por lo menos lo intentaron”.

Y fue en ese proceso de una infancia carente en el que apareció la vecina enfermera que traía al barrio las hojas de los electrocardiogramas del centro de salud donde trabajaba. “Yo dibujaba en la parte blanca”. Entre las tantas historietas que pintaba, inventaba sus propios guiones para Hijitus, que era su ídolo. Después con las de Mazinger. “Lo que me gustaba, lo hacía en historieta para mí. Me copiaba el capítulo a veces. El máximo ‘choreo’ fue cuando me gustaban los Transformers, pero dije ‘voy a crear los míos’. Estaban los Transformers y los GoBots, ‘bueno, voy a hacer lo mismo’, los Maquibots, que eran míos y eran un robo descarado”.

Y crecer fue la vida misma: trabajos de acá y de allá porque necesitaba el dinero para vivir. Desde empleado en un local de comida rápida a tres empresas de videojuegos que se fundieron con él adentro o MTV, donde casi le producen una serie pero no los convenció. En uno de esos empleos donde diseñaba videojuegos desconocidos no tenían cómo pagarle un despido y le regalaron la tableta, el lápiz digital y la computadora con la que empezó su rumbo freelance. La vida de Gabriel Lucero parece, por como la cuenta, ha sido siempre una cuesta arriba. Pero el humor, también parece, lo ha salvado un poco. Todavía está colgado en su página de Facebook un video de hace 11 años donde contaba que se había mudado a un apartamento después de dormir en un hostel nauseabundo. Hoy esa misma fanpage supera los tres millones de seguidores que se ríen con los videos de Gente Rota.

Gente Rota
Gente Rota, "Con la comida no". Crédito: Gabriel Lucero

La primera vez que le pagaron por hacer algo que le gustaba fue en 2012, para las ilustraciones de un libro de cuentos infantiles Las aventuras de Igor, Franko y Vladimiro. Por ese entonces, los dibujos, con pintura incluida, eran hechos a mano, una técnica que hoy por hoy prácticamente no utiliza. “Cuando lo vi en la librería me quedaba mirando, como un tontito, y tenía ganas de decirle a todo el mundo ‘son míos’”.

El lado malo que dejó atrás

 Los primeros dibujos de Gabriel Lucero que cobraron popularidad (y lo opuesto) fueron los que hizo a partir de un personaje que empezó en un blog y se volvió un éxito en Twitter: Viviana Sarnosa. Con clara referencia a la conductora de programas faranduleros argentinos (Viviana Canosa), el personaje jugaba en las redes con un humor mordaz que llegó a enojar furiosamente a más de uno. Jorge Rial amenazó a Gabriel después de que este se riera de su hija Morena; Sol Pérez lo enfrentó en pleno programa en vivo por unos tuits hacia su persona. Otros famosos se tomaron las críticas con humor y se rieron con él.

El comienzo, contó a CalculoTV, “fue un momento difícil. Me estaba quedando sin laburo, me estaba quedando sin pareja y se me venía el mundo abajo. Mucho tiempo libre y empecé a darle vida al blog de Sarnosa, que derivó en el Twitter”.

Por esa época también estaba Madonna como una de sus protagonistas animadas en varios videos de YouTube y Facebook. En la ronda de figuras famosas dibujadas por Gabriel Lucero también aparece el living de Susana Giménez, donde llegó a crear una entrevista entre la diva y Cristina Fernández. Pero, ha dicho en varias entrevistas, ese lado “malo” de sus dibujos se terminó, por lo menos el más fuerte que encarnaba Viviana Sarnosa.

Los audios de WhatsApp de gente común y corriente que resultan en #GenteRota tienen la magia de la identificación, del humor de entre casa, de —incluso— la ternura, como el de la abuela que se aburre de escuchar tantas veces a su nieta cantando el Baby Shark, aunque lo ácido todavía tiene un lugar preponderante.

Hoy, el alcance que le dan estas animaciones le trae, además, el suficiente trabajo de freelance como para vivir de lo que le gusta.

Los audios, comenta en una entrevista con la revista Brooke, “al ser una especie de monólogo sin interrupciones, terminás largando cosas que generalmente muestran lo que de verdad está pasando”.

De Madonna a los 400 audios al día

Gabriel Lucero se ha declarado fanático de Madonna. La cantante estadounidense aparece como protagonista de los videos de sus inicios en más de una ocasión. Y sin saber muy bien de quién se trataba el dibujante (y omitiendo el crédito), la reina del pop compartió una de las animaciones en las que baila junto a Hillary Clinton en sus cuentas de Instagram y Twitter. Sucedió por el 2016, en plena campaña presidencia de aquel entonces.

Pero hoy en día la popularidad de Gabriel Lucero tiene muy poco que ver con Madonna o con la cuenta de Twitter de humor ácido Viviana Sarnosa (que ya no funciona). “Un día inventé #genterota y me salió bien”, se lee en la biografía de su cuenta de Instagram. Por este mismo proyecto se llevó un Martín Fierro Digital en 2018. “Cada vez que escucho los audios que me envían tengo la sensación de que estamos rotos”, dijo a TN en su momento.

Para algunos aparecer en Gente Rota es humillante, para otros, le han dicho al humorista, es “llegar a algún lugar”. Y en la actualidad su casilla de correo [email protected] llega a recibir hasta 400 audios al día que Gabriel escucha minuciosamente esperando que lo inspiren con alguna animación. Ahora está con los audios que surgen en la cuarentena y que publica día tras día.

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