THE ECONOMIST | LONDRES
Donar dinero nunca estuvo tan de moda como ahora entre los magnates. Bill Gates, quien es el número uno de los filántropos, ya entregó U$S 31.000 millones a la Fundación Bill y Melinda Gates, en su mayor parte para abordar problemas de salud de los pobres del mundo. Esa generosidad le valió a la pareja la nominación de la revista Time, en 2005, como Personas del Año, junto con el cantante de rock y militante, Bono.
El nuevo entusiasmo por la filantropía, en gran medida, es consecuencia de la rápida creación de riqueza de los últimos años, y de su desigual distribución. El mundo ahora hace ostentación que tiene 691 magnates (léase que tienen varios miles de millones de dólares), 388 de los cuales se hicieron por su propio esfuerzo, en comparación con 423 en 1996, de acuerdo con la "lista de ricos" de la revista Forbes en 2005. No todas ls personas nuevas que han ingresado a la nómina se inclinan por la filantropía y de las que lo hacen, muchas continúan dando de maneras poco imaginativas, como es el caso de apoyar a las universidades a las que concurrieron. Pero, la riqueza extra crea nuevas oportunidades. "Este es un momento histórico en la evolución de la filantropía", señala Katherine Fulton, coautora de un reciente informe sobre el tema. "Si solo entre 5% y 10% de los nuevos millonarios son imaginativos en su manera de contribuir, transformarán la filantropía en los próximos 20 años".
EN ACCION. Por ahora, parece que todos, desde el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, hasta quienes han hecho una fortuna con los fondos de cobertura y las estrellas de cine, abren sus billeteras por una buena causa. En Manhattan, en estos días, una mesa para diez personas en las mejores cenas para recaudar fondos para obras de caridad, puede costar un millón de dólares. Los famosos destinan de manera creciente su dinero a buenas obras, así como para desempeñar su reconocido papel de utilizar su fama con la finalidad de recaudar dinero con destino a otros. Por ejemplo, la estrella del cine, Angelina Jolie, ha respaldado su movilización pública en defensa de los refugiados con donaciones significativas a organizaciones que los atienden.
Los medios de comunicación, que prestaban poca atención a las donaciones para obras sociales, ahora hacen rankings de los superricos en función de su generosidad y fustigan a los que consideran tacaños. La última lista publicada por la revista Business Week, que hizo la tabla de posiciones de los principales donantes de los últimos cinco años, está encabezada por el cofundador de Intel, Gordon Moore y su señora Betsy, quienes desplazaron a Gates y su señora al segundo lugar. Entre las personas de mayor riqueza en Estados Unidos, parecería que solo Warren Buffett, el segundo hombre más rico del mundo, dedica todas sus energías a ganar más dinero en lugar de donar parte de éste. Pero él afirma que su fortuna será destinada a obras sociales cuando fallezca.
La tendencia de dar no está limitada a Estados Unidos, donde los filántropos han desempeñado un papel prominente desde hace muchos años. También en Europa, empresarios que han ganado mucho dinero comienzan a entregar parte de éste a causas de caridad. Los ejemplos incluyen a Anita Roddick, fundadora de Body Shop y Arpad Busson, un pintoresco francés que dirige fondos de cobertura. Los nuevos ricos de India, como son los casos de Azim Pemji y Nandan Nilekani, dos propietarios de empresas de tecnología en Bangalore se están convirtiendo en dedicados filántropos. Asimismo, quienes han accedido a la riqueza en China y en Rusia siguen el mismo camino. Roman Abramovich, magnate petrolero ruso, quien logró fama internacional cuando adquirió el club de fútbol británico Chelsea, ha donado varios millones para mejorar las condiciones de vida en la región de Kamchatka, en Rusia. La lista continúa.
SOSPECHAS. ¿Por qué lo hacen? Muchas personas desconfían de los ricos que hacen regalos, porque sospechan que tienen motivos ocultos de negocios o políticos, se sienten culpables por la manera en que hicieron dinero o simplemente alimentan su ego gracias a exoneraciones impositivas. Pero, también puede haber suficientes motivos inocentes y admirables por los cuales los ricos son de mano mucho más abierta. Las fundaciones inculcan a las nuevas generaciones el valor de ayudar. No hay que tener en cuenta los motivos: lo importante es asegurar que esa actitud desprendida sea bien aplicada.
Si se las lleva a cabo bien, las acciones filantrópicas pueden tener enormes beneficios. Basta repasar los logros de gigantes del pasado como Andrew Carnegie, John D. Rockefeller, Joseph Rowntree y William Wilberforce. Si la nueva generación de filántropos actúa de manera apropiada, también puede hacer la diferencia en el mundo. Sin embargo, para que ello ocurra, la filantropía deberá abandonar la condición amateur que todavía presenta en gran medida y convertirse en una actividad moderna, eficiente y global.
Durante la mayor parte de los últimos 50 años, Estados Unidos pareció exepcional en su entusiasmo por la filantropía. En su libro El bien mayor: cómo la filantropía impulsa la economía estadounidense y puede salvar al capitalismo, Claire Gaudiani hace la distintición entre caridad, que se refiere a aliviar situaciones puntuales de desesperación, y filantropía, que enfoca la inversión en soluciones a las causas de los problemas subyacentes. "El enfoque de inversión distingue entre la manera más significativa de generosidad, del método de dar albergue y alimentación, y expresa los valores de la libertad, de las personas y de ser emprendedor", indica la autora. Sin embargo, en la realidad, la línea fronteriza entre ambos muchas veces es difusa.
COMBINACION. Peggy Rockefeller Dulany, quien dirige el Círculo Global de Filántropos, sostiene que "junto con la riqueza vienen la educación, el poder tomar decisiones, vínculos con las elites de otros países y enorme poder de convocatoria. Estamos ayudando a los filántropos para que hagan uso de todas esas ventajas. Se trata de utilizar el dinero y los contactos —ya sean personales, familiares o de negocios— para generar el beneficio público.
Una elite global, que busca cambiar el mundo mediante una combinación de mucho dinero y nuevas ideas, tecnología empresarial de punta, conocimiento de los medios de comunicación y de marketing, la movilización de ciudadanos y con contactos políticos útiles, hará sonar las alarmas en algunos ámbitos, pese a que genere esperanza en otros. George Soros, famoso filántropo que actúa en fondos de cobertura, ha estado envuelto en controversia por el papel de algunas de las organizaciones que apoya financieramente en varios países que estuvieron bajo dictadura comunista y ahora son libres, así como en Estados Unidos. El año pasado, Bob Geldof, el compañero filántropo del cantante Bono, provocó manifestaciones en Uganda cuando sugirió que el Presidente de ese país africano no debería postularse a la reelección.
PODEROSOS NOMBRES Y TORRENTES DE DÓLARES
Bill Gates aparece como el más generoso de los donantes desde que se tienen registros. Los U$S 31.000 millones que ha donado hasta ahora es un monto varias veces superior a los U$S 6.000 millones (en dólares de 2005) que dio otro gigante filántropo estadounidense, John D. Rockefeller. El fundador de Microsoft recién ha comenzado. Cuando llegue el final de si vida, tiene el propósito de haber entregado la mayor parte del resto de su fortuna que se sitúa en U$S 46.500 millones, a la Fundación Bill y Melinda Gates, según la lista más reciente de ricos publicada por la revista Forbes.
Se da gran parte del crédito a Gates por haber impulsado los aportes de dinero a obras sociales que hacen los superricos. En los últimos siete años, Gates ha hecho de la ayuda la norma entre las personas con más riqueza en el mundo, señala Vartan Gregorian, quien dirige la fundación de caridad creada por Andrew Carnegie. "Dar es lo que se espera que cada uno haga".
DESDE INDIA TAMBIÉN SE CONTRIBUYE
El número de fundaciones privadas de caridad creció de 22.000 a comienzos de los años ’80 a más de 65.000 en la actualidad, en Estados Unidos.
En India, donde el tradicional apoyo a obras de caridad disminuyó debido a la urbanización, las personas que se han enriquecido en tiempos recientes con el auge de la tecnología están comenzando a llenar el vacío. Los ricos propietarios de empresas como Infosys, Wipro, y Dr. Reddy, se están convirtiendo en filántropos, acompañando a otros que lo hacen desde hace años, como son los casos de las familias Tata, Birla y Bajas.
Martin Liechti, del banco suizo UBS, señala que en América Latina se sigue tendencia similar y que en ese sentido hay enfoques más emprendedores.
Un relevamiento realizado por Giving USA, indicó que el total de donaciones en Estados Unidos en 2004 creció 5% para llegar a un monto récord de U$S 249.000 millones, equivalente a más de 2% del PBI. Es una cifra superior a la de las otras naciones industrializadas.
TENER UN MILLÓN PERMITE INGRESAR A LA LISTA MUNDIAL
Para poder donar dinero, el primer requisito es tenerlo. En las últimas dos décadas se ha generado enorme creación de riqueza, pero las características altamente competitivas de los mercados, por las cuales el ganador se lleva todo, y determinadas modificaciones impositivas en diversidad de lugares, han derivado en rápido incremento de la inequidad entre los muy ricos y el resto. El número de personas que tienen fortunas en miles de millones de dólares crece con celeridad, no sólo en Estados Unidos: de los 691 con esa magnitud de fortuna que están en la lista de la revista Forbes, 350 viven fuera de Estados Unidos. Lakshmi Mittal, un magnate de la siderurgia anglo-indio, está en tercera posición mundial.
El último relevamiento anual realizado por Cap Gemimi y Merril Lynch, indicó que el número de familias con U$S 30 millones en activos que pueden invertirse también ha crecido con rapidez a 77.500, al igual que la nómina de millonarios (definida como las personas con activos que pueden invertirse de por lo menos un millón de dólares) que ha llegado a 8.3 millones de personas en todo el mundo en comparación con 7 millones en 1997.
En las industrias tecnológicas, hay varias generaciones de personas que han accedido a la riqueza y ya son activos donantes: las familias Hewlett y Packard, Moore de la empresa Intel, Bill Gates, y Page y Brin, de Google.
En el sector financiero, nuevos superricos que son estrellas de los fondos de cobertura siguen los pasos filantrópicos de George Soros. Donaciones a obras sociales, en función del rendimiento, ahora a veces son incorporadas a la estructura de los fondos de cobertura.
UN MANUAL PARA SABER COMO AYUDAR A MUCHOS
En Europa, la tradición de ayudar de manera anónima (entre otros motivos para evitar atraer la atención de la Dirección Impositiva) ha significado que hay menos presión para donar y que hayan surgido pocos modelos a seguir de nuevos filántropos. Para ayudar a cambiar esa realidad, Ise Bosch, integrante de la familia que da su nombre a una conocida empresa electrónica y de electrodomésticos, está escribiendo un libro sobre cómo se debe llevar a cabo la acción filantrópica. La dama también formó una red denominada Pecunia (del latín, dinero) para alemanas ricas interesadas en donar.
LA CIFRA
13.000. Es el número de fundaciones que realizan acción filantrópica y social en Alemania. La mayoría son de empresas. El caso más notorio es el de Bertelsmann.En Estados Unidos hay 65.000.