El éxodo de técnicos de un país a otro

| En el mundial de alemania, 15 selecciones fueron dirigidas por técnicos de otros países. Guus Hiddink es el caso más notorio y exitoso. Hasta un campeón mundial como Felipe Scolari conduce a otro seleccionado

THE NEW YORK TIMES | HAMBURGO

La naturaleza trashumante de la carrera de director técnico en el ámbito del fútbol internacional tiene tres requisitos permanentes: un pasaporte, un pasaje de aerolínea y una buena valija. Quince de las 32 selecciones que participan -en la mayoría de los casos hay que ponerlo en pasado- de la Copa del Mundo en Alemania tienen entrenadores de otros países. De las 20 selecciones que disputaron el Mundial de 2002 en Corea del Sur y Japón, y volvieron a Alemania, sólo cuatro tuvieron los mismos técnicos que hace cuatro años. Hasta Inglaterra, que exportó el fútbol al mundo, es dirigida por un extranjero: el sueco Sven-Goran Eriksson.

Algunos técnicos, como es el caso de Guus Hiddink, el holandés que dirigió a Australia en el repechaje contra Uruguay y en la Copa del Mundo hasta que la selección quedó eliminada en octavos, se han convertido en una suerte de mecánicos que desarrollan una reputación de renovadores de equipos quebrados, a los que afinan para un Mundial. Eternamente están a disposición para ser contratados, mudándose de un país a otro, muchas veces con altos salarios y bajas expectativas de longevidad en el difícil cargo.

"El director técnico siempre debe tener el equipaje preparado", señala Ratomir Duikovic, quien se desempeñó como conductor de Ghana en este Mundial y logró que esa selección fuera una de las sorpresas en los estadios de Alemania. Dujkovic se convirtió en héroe nacional para los ghaneses cuando la selección roja derrotó a República Checa 2 a 0 y después, en el mismo grupo, superó a Estados Unidos por 2 a 1. El comienzo fue con derrota 2 a 0 ante Italia y de inmediato hubo voces que pidieron su destitución. "Es parte del trabajo", comenta Dujkovic. "Cuando perdimos con Italia, era lógico que algunos ghaneses pidieran mi cabeza".

El fútbol es un deporte que suscita extrema emoción e induce a las autoridades de las asociaciones a actuar por reflejo y por el estado de ánimo del momento. La Copa del Mundo comprende esa realidad y debido a que el plantel de cada selección debe estar compuesto por ciudadanos de ese país, la decisión más visible y radical que puede tomar una asociación nacional de fútbol es destituir al director técnico.

GRAN PRESIÓN. Arabia Saudita logró llegar de manera sorpresiva a la segunda ronda del Mundial en 1994 y desde ese entonces despidió a 15 entrenadores, en un estéril intento por reiterar aquel logro.

"La presión del público es enorme", indica el director técnico de Estados Unidos, Bruce Arena. "Algunos países cambian de técnico después de un solo resultado y carecen de paciencia para actuar a largo plazo. Creo que eso es un tanto disparatado"

Al encontrarse en su octavo año al frente de la selección de Estados Unidos, Arena fue el director técnico con actuación más extensa en un equipo nacional en el Mundial 2006. En contraste, Togo, nación del Oeste de Africa, tuvo cuatro entrenadores desde febrero, incluyendo dos en el Mundial.

Las naciones en vías de desarrollo futbolístico muchas veces gastan millones de dólares para contratar directores técnicos de países que han alcando el éxito. Cuatro selecciones en Alemania 2006 han sido dirigidas por brasileños y otras cuatros por holandeses.

Ningún técnico extranjero llevó a una selección a la cumbre en la Copa del Mundo. Sin embargo, los técnicos son protagonistas de una rotación alucinante en Africa, Asia y especialmente en Arabia Saudita, que probablemente en poco tiempo contrate a su entrenador número 16, ya que la continuación del brasileño Marcos Paqueta dependía de que la selección albiverde pasara a octavos. No fue así. "Para mí, un problema es un desafío", señala Paqueta -después que Arabia Saudita fue goleada 4 a 0 por Ucrania- al explicar por qué aceptó un trabajo de poca seguridad. "Soy un luchador. Los problemas son para los hombres. Los desafíos son para los guerreros".

Otto Pfeister, el alemán que dirigió a Togo en este Mundial, renunció antes del comienzo del máximo campeonato, debido a una disputa por los premios que la federación de ese país pagaría a los futbolistas. Fue reemplazado por su asistente y luego reincorporado para el primer partido del Mundial, que perdió ante Corea del Sur. Minutos después del encuentro, Pfister fue amenazado con el despido por uno de los jerarcas de la Federación de Fútbol de Togo, quien lo acusó de beber demasiado. Pfister amenzó con una demanda judicial porque, argumentó, es abstemio. En total, ha dirigido las selecciones de siete países africanos.

Zico, quien fue campeón de América y de la Intercontinental con Flamengo, dirigió a Japón en Alemania 2006

Récord mundial con 17 naciones

El mayor nómade entre los directores técnicos de fútbol es el alemán Rudi Gutendorf. Será muy difícil poder igualar su récord. Ha dirigido a las selecciones de 17 países: Chile, Bolivia, Venezuela, Trinidad y Tobago, Grenada, Antigua, Botsuana, Australia, Nueva Caledonia, Nepal (en dos períodos, Tonga, Tanzania, Ghana, Fiji, Zimbabue, Mauricio y Ruanda. Al ser preguntado por qué su carrera de director técnico era una suerte de viaje permanente, Gutendorf respondie: "No es posible conservar la excitación que despierta cada nuevo desafío".

El holandés Guus Hiddink, ha viajado mucho menos que Gutendorf, pero por cierto es considerado un hacedor de "milagros" futbolísticos. Corea del Sur nunca había ganado un partido en Mundiales hasta que Hiddink condujo a esa selección hasta las semifinales como locataria en 2002. Es cierto, que desacertadas actuaciones arbitrales que perjudicaron a Italia y España en los partidos contra Corea del Sur permitieron a ésta llegar tan alto. En Alemania 2006, Hiddink dirigió a Australia, y en el período del repechaje, así como en los amistosos previos al Mundial, continuó como entrenador del club PSV Eindhoven de Holanda.

Australia quedó eliminada en polémico final ante Italia. En ese momento terminó la labor de Hiddink. De acuerdo con las informaciones que se conocen en el ámbito del fútbol internacional, ya aceptó una oferta muy interesante para asumir como director técnico de Rusia.

Bora Milutinovic es el único director técnico que dirigió a cinco selecciones diferentes en Mundiales: México en 1986, Costa Rica en 1990, Estados Unidos en 1994, Nigeria en 1998 y China en 2002. Fracasó en el intento de clasificar a Honduras para el Mundial 2006, pero sigue siendo el único técnico que llegó a segunda ronda con cuatro naciones. Milutinovic, un hombre simpático, sostiene que la clave del éxito es comprender la filosofía y las expectativas de cada país. El éxito le ha dado una suerte de pase libre vitalicio a los Mundiales. En 1998, en Fracia, un dirigente estadounidense le preguntó si tenía entradas. "Mi amigo: no las necesito", respondió. "Simplemente soy Bora".

Entre asedio y rápido despido

Hasta para los más itinerantes y consagrados técnicos, algunos ofrecimientos de empleo son tentadores, pero no valen la pena. Luiz Felipe Scolari guió a Brasil al quinto título mundial en Corea del Norte y Japón, en 2002. Después asumió como entrenador de Portugal -lo dirige en el actual Mundial- aunque antes recibió una propuesta de Inglaterra. Scolari fue el principal candidato para reemplazar a Sven-Goran Eriksson, después del actual Mundial. Pero, con rapidez, retiró su nombre, porque si bien es una figura notoria en el mundo, se sintió incómodo porque el técnico de la selección inglesa concita la misma atención de los medios de comunicación que la familia real. "Tuve 20 periodistas en la puerta de mi casa", dice Scolari al recordar el asedio que sufrió cuando se señaló su nombre como futuro director técnico de Inglaterra.

Brasil es dirigido por Carlos A. Parreira, quien conquistó la Copa del Mundo de 1994 con la selección auriverde, en Estados Unidos. Parreira también dirigió a Kuwait, Emiratos Arabes Unidos y Arabia Saudita en anteriores Mundiales. Pero, hasta un técnico de su prestigio fue despedido por los impacientes sauditas. Cuatro años después de la victoria brasileña en Estados Unidos, dirigió a Arabia Saudita en el Mundial de 1998 y fue destituido después que perdió los dos primeros partidos.

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