Cuando las mascotas están de duelo

Los perros suelen ser muy expresivos y demuestran abiertamente su tristeza.

Comportamiento

El lazo que une a perros y gatos con los humanos con quienes conviven es más fuerte de lo que se cree; cómo ayudarlos a superar el trance.

El apego de las mascotas se hace más ostensible en las ausencias. Perros y gatos suelen procesarlo de manera diferente. Mi gata tenía poco más de un año cuando debí ausentarme por un viaje durante casi un mes. A mi regreso, la pequeña Zoe me mostró la más absoluta indiferencia. No importaba cuánto le hablara, apenas parecía percatarse de mi presencia. Y así continuó casi por una semana hasta que, un buen día, mientras estaba leyendo, trepó a mi falda y restregó la cabeza contra mi mano. Por fin me había perdonado.

Todos los animales domésticos procesan sus duelos de maneras propias. Y sus duelos no solo obedecen, por ejemplo, al fallecimiento de una persona cercana. Basta que alguien de su círculo cotidiano se aleje para que el gato o el perro de la casa lo manifiesten de algún modo.

Así, pierden el apetito, dejan de jugar, pasan mucho tiempo echados e incluso pueden llegar a desarrollar comportamientos insólitos de acuerdo con lo que nos tienen acostumbrados.

Tal vez los perros sean mucho más expresivos y sus dueños puedan apreciar con facilidad cuándo están alegres o cuando están tristes. Mueven la cola, saltan, emiten ladridos cortos y agudos, “sonríen” con la lengua de afuera. Los signos son inconfundibles. Con los gatos, en cambio, todo es más sutil y requiere de su “servidor” humano -los felinos insisten en no respetar los roles- un gran poder de observación para percibir los cambios. El movimiento de las orejas, el de la cola, la forma de mirar, el tamaño de las pupilas, son las únicas pistas que estos silenciosos compañeros dejan por el camino.

Estos largos meses de pandemia, con confinamientos incluidos y, en general, con mayor tiempo en casa que antes también nos han acercado más a nuestras mascotas. Y en estas cercanías los duelos pasan a tener un papel de importancia que hay que saber valorar. Comprenderlos y ayudarlos a superar esos trances es también una forma de agradecer todo lo que suelen hacer con su presencia que, por cierto, es bastante.

La médica veterinaria Gabriela Iribar tiene más de tres décadas de ejercicio profesional, pero además está especializada en conducta animal. La etología ha tratado durante años de interpretar y clasificar el comportamiento de las mascotas para propiciar su mejor desarrollo.

Y en ese campo Iribar lleva años de observación clínica, además de un considerable bagaje teórico.

TIPOS DE DUELO. “Lo que he visto en 32 años de veterinaria son dos tipos de duelo”, dice Iribar.

En el primer tipo la especialista sitúa aquellos casos en que una o más mascotas -perros o gatos- conviven en un hogar y, de pronto, una de ellas muere. “Es increíble ver cómo cambian su comportamiento”, apunta Iribar.

Es frecuente que ante la ausencia de su par la mascota pierda el apetito y permanezca apagada la mayor parte del tiempo. La etóloga observa que eso ocurre aún en los casos en que conviven varios animales juntos; en muchas casas hay tres, cuatro, cinco o más perros o gatos bajo un mismo techo. Pero, inevitablemente, dos de ellos entablarán una relación más estrecha, ya sea porque son más compañeros de juegos o suelen pasar más tiempo juntos. “Hay gente que me ha contado: ‘Mirá, murió fulanito y los demás están más o menos bien, pero tal la está pasando horrible porque era con el que jugaba o se acompañaban’”, recuerda Iribar.

Y algo parecido pasa entre mascotas y humanos. Aún sin tratarse de un fallecimiento, puede darse el caso de que uno de los integrantes de la familia se aleje por alguna razón.

“Hay un vínculo con la persona que, de repente, no es el que más lo saca a pasear o el que le da de comer, pero el perro o el gato estableció un vínculo con esa persona, que es súper fuerte. Es muy frecuente que algunos dueños nos digan: ‘Yo no sé por qué lo quiere tanto a él si yo soy el que le da de comer y lo saco a pasear’; será así, pero el animal estableció el vínculo más fuerte con otra persona”, dice.

La larga convivencia de perros y gatos con humanos ha contribuido a “humanizar” algunos rasgos de su conducta, asegura la profesional. “Nosotros solemos subestimar a las mascotas: ‘Ay, es un perro, o es un gato, mirá si va a reaccionar así, ¡qué exagerado!’ Pero quien convive con la mascota se da cuenta de que hay un montón de reacciones, de cosas que les pasan a los animales que a veces ni siquiera son muy explicables desde el punto de vista científico”, observa.

Muertes o ausencias prolongadas parecen ser casos bastante claros en materia de duelos. ¿Pero qué hay con la llegada de un nuevo integrante a la familia?

"ADIVINAN" EMBARAZOS. Sí, no es que tengan facultades adivinatorias extraordinarias. Bueno, tal vez sí. Lo cierto es que perros y gatos pueden advertir antes que nadie que la dueña de casa cursa un embarazo, aún antes que la propia mujer.

“Me han contado casos bien concretos. Por ejemplo, la dueña de una mascota me contó: ‘Me di cuenta de que estaba embarazada porque mi perro cambió conmigo, después me hice el test y vi que estaba embarazada’”, cuenta Iribar.

“Cuando las mujeres estamos embarazadas estamos distintas, hay un cambio, ahora se habla de la psico neuro endocrinología, hay un cambio neuronal, hormonal y psicológico, todo cambia”, señala Iribar y ello es lo que percibe el animal.

Este tipo de comportamiento también es muy claro cuando el animal constata bruscos cambios en el estado de ánimo de su amo. Iribar recuerda casos que le contaron acerca de personas que se hallaban muy tristes por alguna circunstancia y se acostaron a descansar. El perro acudió en su compañía y puso su cabeza sobre el pecho para quedarse allí acurrucado con su amo. “El animal detecta el cambio de ánimo de la persona”, asegura.

Lo cierto es que los relatos de mujeres embarazadas que recogió Iribar a lo largo de su carrera son bastante elocuentes en cuanto a sus conductas. Hay perros que una vez que “adivinan” la condición de su ama no vuelven a acercarse a ella. Otros, en cambio, la siguen a todas partes y se las ingenian para estar siempre a su lado. “Eso depende mucho del lugar que ellos crean que ocupan en la manada”, explica.

Los gatos son más sutiles en sus cambios de humor, pero hay que aprender a conocerlos.
Los gatos son más sutiles en sus cambios de humor, pero hay que aprender a conocerlos.

Claro que estos estados son pasajeros, con el tiempo y ya con el nuevo integrante de la casa entre ellos, lentamente, todo vuelve a la normalidad.

De todas maneras, ¿qué hacer mientras dure el duelo en alguna de estas manifestaciones o circunstancias?

“Todo lo que signifique prestarles atención, llevarlos a pasear, jugar con ellos, enriquecerle el ambiente con un hueso, una pelota, cosas que le saquen la atención puede ayudar”, apunta Iribar.

De todos modos, la especialista advierte acerca de algunas decisiones equivocadas que se pueden tomar en momentos como este. “Hay gente que me dice: ‘Está tan triste que le voy a traer otro perro u otro gato’. Ojo, que de un problema podés pasar a tener dos. Tengo el perro deprimido y le traigo un animal para que conviva con él y capaz que, por la depresión que tiene por el animal que se fue, le viene otra por la competencia de una nueva mascota en el hogar; eso puede ser también causa de que se multiplique el problema”, señala.

A veces se trata nada más que de un rato de juegos. O de regalarle una pelota nueva, un hueso que le guste, o de sacarlos a pasear en el caso de los perros.

Una golosina para gatos o un juguete de goma puede hacer muy feliz al felino de la casa. Con estar atentos a los detalles podremos acompañar a la mascota en uno de esos momentos difíciles. Porque de eso se trata.

Sully, el perro guía de Bush (padre), lo acompañó hasta el final.
Sully, el perro guía de Bush (padre), lo acompañó hasta el final.

La conmovedora historia de Sully, el perro guía de Bush

Tal vez haya miles de historias parecidas, pero la de Sully dio vuelta al mundo por su relación con el presidente de la mayor potencia del mundo. El labrador había sido el perro de compañía del ex presidente George H.W. Bush (padre), quien en el último tramo de su vida padecía el mal de Parkinson. Pero Sully no era una mascota cualquiera; le había sido otorgada a Bush padre por la America’s VetDog, una asociación sin fines de lucro, como perro asistente especialmente entrenado para abrir puertas, alcanzar objetos y, eventualmente, pedir ayuda para su amo. En los últimos años de vida del que fuera el 41º presidente de los Estados Unidos de América, el hermoso perro labrador se había convertido en el compañero más fiel y constante. El día de su fallecimiento, ocurrido el 30 de noviembre de 2018, la fiel mascota acompañó los restos de su amo hasta el velatorio y durmió junto al cajón tapado con la bandera. La foto dio vuelta al mundo y el propio George W. Bush (hijo) la subió a su cuenta de Instagram como un sentido homenaje a su padre.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar