LÁSZLÓ ERDÉLYI
Un día Javier Pessio supo que tenía un campo de batalla de las guerras napoleónicas en el fondo de su casa. En una inocente elevación, a 200 metros de la casa donde nació y donde tantas veces jugó y luego trabajó la tierra, ocurrieron cosas terribles. Entre las 8 y las 8:30 de la mañana del 7 de junio de 1807 se enfrentaron a balazos y cañonazos 1.100 soldados ingleses contra 1.500 soldados españoles. Las macizas balas de cañón que durante décadas fueron apareciendo aquí y allá, sobre todo cuando araban la tierra, comenzaban a tener sentido.
También se enteró que el breve combate dejó sobre el campo a 120 españoles y cinco británicos muertos. Que debía existir allí una fosa común con todos esos cadáveres. ``Ahora de noche no voy más. Mire si les da por seguir combatiendo``, comenta Pessio medio en serio medio en broma, y con el gesto de alguien que aún no pudo digerir el asombro.
El responsable del hallazgo fue Diego Lascano, investigador argentino-uruguayo conocido por sus trabajos sobre el Graf Spee (su libro clásico de fotografías Historia en imágenes del Admiral Graf Spee va por su tercera edición), por la exposición de juguetes antiguos que realizó en el Centro Cultural de España, y por su manifiesta obsesión con los antiguos campos de batalla de toda la región. Un día se le ocurrió que el casi olvidado combate de San Pedro debía haber ocurrido en un campo cerca de donde vive ahora, en Colonia del Sacramento. Una detallada crónica de ese evento se publicó en el diario inglés de Montevideo La Estrella del Sur, editado durante el mandato británico. Con esas pistas apeló a la cultura oral de los lugareños, que habían encontrado objetos como las balas de cañón. Hasta que llegó a San Pedro y no lo podía creer: el lugar estaba intacto, casi con la misma vegetación de hace 200 años, sin edificaciones ni bosques de eucaliptus.
Diego Lascano había dado con el único campo de batalla de las guerras napoleónicas en América que queda en condiciones casi originales. La arqueología estaba de fiesta.
LA HISTORIA. Corrían los primeros días del año 1807, los ingleses estaban en plena puja por conquistar el Río de la Plata y expulsar a los españoles. Ya los habían despedazado en Trafalgar (1805), habían conquistado Montevideo, también capturado en forma breve a Buenos Aires pero fueron expulsados por los hombres de Santiago de Liniers. Ahora querían reconquistar la ciudad de Buenos Aires, y Liniers lo sabía, por lo cual comenzó a concentrar un importante ejército. En el nuevo avance los ingleses querían tener bajo control a Colonia del Sacramento.
El brigadier general Sir Samuel Auchmuty, comandante británico de Montevideo, despachó al teniente coronel Pack con casi 1.000 hombres para poner pie en Colonia. El 15 de marzo de 1807 desembarca con sus tropas, y encuentra muy poca resistencia. El comandante español Ramón del Pino se retira con sus hombres a la campaña, por carecer de artillería. Enterados en Buenos Aires deciden enviar una fuerza expedicionaria de 900 hombres al mando del experiente Francisco Xavier de Elío, veterano de las guerras de Africa y la Península.
El 16 de abril los españoles y criollos fondean en Higueritas, pasan por el pueblo Las Víboras, y continúan hasta Calera de las Huérfanas en su derrotero hacia Colonia. El 21 de abril, cerca del Real de San Carlos, Elío decide realizar un ataque sorpresa durante la noche. Pero se pierde la sorpresa, los ingleses resisten el ataque, y los hombres de Elío huyen o desertan en su mayoría. Queda en evidencia una realidad: los ingleses eran soldados profesionales, mientras los hombres de Elío apenas tenían instrucción militar.
El comandante español informa a Buenos Aires sobre el fracaso y sobre el clima de motín que reinaba entre sus hombres.
La junta de Buenos Aires decide reforzar a Elío con un contingente importante, entre quienes se distinguen los Voluntarios Patricios Urbanos de Buenos Ayres. El comandante de Montevideo, Auchmuty, también decide reforzar a Pack con varias compañías. El 5 de mayo, por misiva, Elío bravuconea y amenaza de muerte a Pack, para trasladarse luego hasta un recodo del arroyo San Pedro, a 22 kilómetros de Colonia, en un terreno elevado y muy defendible. Terreno que Pack conocía, porque lo habían estado explorando días antes. Las cartas estaban echadas.
EN EL TERRENO. El equipo de El País llega a la estancia en San Pedro acompañados por Diego Lascano, quien no para de relatar detalles del combate o aspectos técnicos de los objetos hallados. En la casa, Pessio nos recibe y muestra, a lo lejos, el vado en el arroyo San Pedro por donde cruzaron los ingleses y la elevación donde los esperaban los españoles. Es un campo abierto, sembrado por sectores o recién arado, que permite recrear a primera vista lo que casi seguramente vieron aquellos hombres enfrentados a muerte.
Los cuatro -Pessio, Lascano, el fotógrafo de El País Fernando Pena y este cronista- comienzan a caminar los 200 metros que nos separan hasta la elevación española. ``Allí, en ese lugar, en un radio de unos 50 metros, es donde más aparecieron cosas`` cuenta Pessio. Lo que llamaba la atención eran las balas de cañón, aunque descartaban otros objetos no tan obvios.
``De haber sabido...`` reflexiona. Cuenta que su hermana, que se dedicaba al atletismo, entrenó en lanzamiento de bala durante años utilizando una bala de cañón inglesa de seis libras maciza (2,736 kg.), que había sido disparada por los famosos Six-Pounder. La habían hallado hacía 25 años en el sector español del campo de batalla, en la elevación.
Lascano saca del bolsillo superior de su chaqueta una bala de mosquete .67, "probablemente español`` y recuerda otros hallazgos, como el último de una bala de cañón española de dos libras, encontrada en el sector recorrido por los ingleses en su avance. Su cabeza funciona como una computadora: ubica la dirección del disparo, hasta arriesga en qué momento de la batalla fue disparado y por qué unidad de combate. Mientras nos acercamos señala que "por allí huyeron los españoles en forma precipitada``, intuyendo el lugar donde el arqueólogo podrá hacerse un festín, por la cantidad de pertenencias que dejaron caer para salvar sus vidas.
Ya en la elevación, donde estaba la línea española, las miradas van invariablemente al piso, buscando algún objeto. La tierra recién arada pudo haber removido algo que estuvo oculto durante 200 años. De pronto Fernando Pena dice "eso no es una piedra``. Parece una piedra pero no: en la cara superior denuncia una superficie cóncava. Con inocultable excitación Lascano se acerca, observa cauteloso, limpia con un suave cepillo la parte superior y dice, triunfal: "es un trozo de obús, probablemente español``.
Y comienza el ritual del arqueólogo: la foto del objeto con una regla al lado, más limpieza, referencias en el terreno para registrar el lugar donde fue encontrado, y un delicado proceso de limpieza del terreno circundante para desenterrar toda la pieza, que resulta ser efectivamente un trozo de carcasa de obús español de seis pulgadas, en hierro, de 415 gramos de peso y 2,3 cm. de espesor. "Tú lo encontraste, así quedará registrado`` le dice Lascano a Pena, que no oculta su emoción. Labra una suerte de acta que luego emprolijará.
Pero queda una pregunta: ¿por qué un trozo de obús español en el medio de las posiciones españolas? ``Cuando los españoles se rindieron`` explica Lascano ``los ingleses tomaron el material que pudieron -un estandarte, seis piezas de artillería, 253 fusiles- pero Pack decide volar las municiones del enemigo. Por accidente, las dos carretas con proyectiles estallan antes de tiempo, malhiriendo a 14 rifleros británicos. Este es uno de esos obuses``.
Caminamos hacia abajo, hacia el vado del arroyo, siguiendo el camino por donde los ingleses subieron bajo el fuego español de fusil y cañón, hasta que se detuvieron frente a ellos a 70 metros, para comenzar a disparar.
LA HISTORIA II. Pack decide dar una respuesta contundente a las bravuconadas epistolares de Elío. A las 3 de la mañana del 7 de junio parte a pie con 1.139 de sus hombres, entre los cuales destacan 225 rifleros del Regimiento 95th, tropa de elite que luego se destacaría bajo el mando de Wellington en Waterloo. Es una caminata dura, apurada, quieren llegar a San Pedro al amanecer. Hace mucho frío en la madrugada, pero a 8 kilómetros ven el fuego en el campamento de Elío. Ya saben dónde cruzar el arroyo.
A las 8 de la mañana, bajo fuego español, Pack ordena el avance del 95th, que cruza el arroyo cubierto por su propia artillería, se forman y avanzan sin disparar. A su derecha aparece la caballería de Elío que dispara y retrocede. Cuando llegan frente a la formación española, los ingleses se detienen para comenzar a disparar, mientras los españoles comienzan a huir en desbandada. Sólo mantienen la línea los Patricios, que reciben de lleno dos descargas del 95th con sus certeros rifles Baker. Los fusilan: caen sobre el terreno 120 hombres muertos, entre ellos el capitán Josef Quesada de Patricios, y una gran cantidad de heridos.
Elío escapa y logra reunir a 400 hombres, volviendo a Buenos Aires. Las vueltas de la historia, en la cual España y Gran Bretaña terminaron luchando juntas contra Napoleón, llevaron a que tanto Elío como Pack pelearían bajo las órdenes de Wellington. En 1822, Elío fue ejecutado con garrote vil en España en medio de las luchas entre absolutistas y liberales. Pack, al frente de 9na. Brigada Británica, enfrentó y derrotó a la división del Mariscal Ney en Waterloo, recibiendo abundantes condecoraciones.
PARTICULARES CUIDADOSOS. Diego Lascano está encantado de vivir en Colonia del Sacramento. ``Hay tanto para hacer en materia de historia y arqueología militar`` afirma. Considera que lo que se ha hecho hasta el momento en materia de recolección de objetos arqueológicos en poder de particulares no ha dado buenos resultados porque, contra toda lógica, los particulares han sabido conservar mejor que el Estado, que suele extraviar todo. Entonces la gente desconfía y esconde. La estrategia de Lascano, por el contrario, es simple y transparente: ubica los objetos, los registra, les saca fotos, etc., pero el objeto sigue en propiedad del particular. Así ocurrió con su investigación sobre el Graf Spee, donde un coleccionista le recomendó a otro y luego a otro, hasta lograr fotografiar y registrar una cantidad inédita de materiales e imágenes, como nunca antes se había hecho sobre el acorazado alemán.
Por este y otros temas Lascano presentó el proyecto "Militaria Colonia`` en el Consejo Ejecutivo Honorario del Barrio Histórico, que fue recibido de buen grado. El proyecto propone el relevamiento, registro, clasificación y datación del material arqueológico-militar hallado en Colonia del Sacramento.
"Prácticamente toda la historia militar de la región, desde que Colonia se fundó en 1680, ha dejado huellas en el lugar``, aclara. Además, Lascano publicará en diciembre de 2006 un nuevo libro, Colonia bajo bandera británica/Under British flag, en edición bilingüe, con todos los datos y hallazgos del combate de San Pedro.
No se sabe si los 125 muertos de San Pedro siguen peleando aún, pero alguien esta velando para que no los olviden.