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Cinco consejos para tener un hogar "basura cero"

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empleados restaurante argentino i Latina

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La corriente global "zero waste" intenta ayudar a generar menos desechos, tanto orgánicos como químicos.

La borra del café se guarda y se mezcla con sal para cubrir una remolacha que tras horas de horno absorberá el sabor de los granos. El tallo de la cebolla de verdeo se fríe y se convierte en un puré crocante por fuera y tierno por dentro. Las chalas del maíz se transforman en ceniza para darle sabor a la cocción. Tan solo algunos trucos para llegar a la meta de Zero Waste (o Basura Cero), una toma de conciencia sobre la necesidad de no contribuir a la contaminación y el aumento de los desechos.

Esos son trucos del personal del restaurante argentino —llamado i Latina—  realiza para contaminar lo menos posible y también, sacarle el máximo partido a todo lo que se usa en una cocina. El chef de ese restaurante dijo que siempre le llamó la atención “cómo se naturaliza el desperdicio de alimentos” y decidió tomar medidas para que eso no ocurriera allí donde trabaja.

Pero también a nivel doméstico se pueden tomar medidas para sumarse a esta tendencia. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 60% de los desperdicios se producen en los hogares. Si revisáramos la bolsa de basura, encontraríamos que casi la mitad son residuos húmedos, es decir, restos de comida.

"Wasted!", un documental que cuenta con la participación de Anthony Bourdain, Massimo Bottura y otras estrellas de la gastronomía mundial, ayuda a dimensionar lo preocupante y hasta obsceno del asunto: según FAO se pierden o se desperdician casi el 30% de los alimentos que se producen a nivel mundial: 1300 millones de toneladas al año. Suficientes para borrar del mapa el problema del hambre.

A veces es imposible evitar el desperdicio, y la vida urbana, quiérase o no, genera residuos. De ahí que la consigna “basura cero” suene a utopía. Pero como decía Eduardo Galeano, para eso sirven las utopías, para avanzar.

Por eso, en lo que nos toca a los hogares, aquí van algunos consejos para disminuir la cantidad de residuos.

1. Vence primero, sale primero
Fechas de vencimiento y organización de heladera
Heladera

No se trata de volvernos súbitamente los Marie Kondo de la cocina, pero lo cierto es que tiramos a la basura kilos y kilos de comida por no organizarnos bien. Y esto es totalmente evitable: la expiración de la fecha de vencimiento es la primera causa del desperdicio hogareño, seguido por el deterioro por mala conservación. De todos los alimentos, las frutas y verduras son los que con más frecuencia terminan en la basura. “Mantener la heladera organizada permite una planificación de comidas eficiente, evita el deterioro de la comida y así se reducen los desperdicios", explica la nutricionista María Carla López. La fórmula es: “Vence primero, sale primero”. El freezer puede ser un gran aliado pero es importante, también, cuidarse del consumismo: “Comprar de más y desorganizadamente es otro hábito que genera muchos desperdicios”, agrega López.

2. Guerra al plástico
No a los artículos descartables
plástico

Un 13% de los residuos hogareños que se generan es plástico. ¿No parece mucho? Hagan la prueba: acumulen sobre la mesada los residuos de plástico que habitualmente tiran a la basura durante una semana. A no ser que tengan una cocina industrial, en pocos días la verán invadida de botellas, envases y otros utensilios descartables. El experimento sirve para dimensionar la enorme cantidad de plástico que generamos. Pero vivir con menos plástico no solo es posible, sino también necesario. Con cerca de 500 millones de toneladas nuevas en el planeta por año, la contaminación por plástico es una de las principales amenazas que enfrenta el medio ambiente. El enemigo público número uno es el denominado plástico single use, o sea aquel que se usa una vez y luego se tira. Para Dafna Nudelman, activista por el consumo responsable, zero waster y creadora de la muy recomendable cuenta @lalocadeltaper en Instagram, “la clave para reducir los plásticos en casa tiene que ver con repensar nuestro consumo”. Algunas obviedades que pueden ayudar a 'desplastificarnos': a) el mejor envase de la fruta es su propia cáscara, b) una bebida se puede disfrutar en vaso sin necesidad de una pajita y c) el tupper sigue siendo uno de los inventos más revolucionarios del hogar. 

3. Compostar
Sencillo, económico y de bajo mantenimiento
Compost

El compost tiene mala prensa. La primera imagen que viene a la cabeza de la mayoría es un recipiente hediondo, con moscas rodeando una basura putrefacta que difícilmente se transforme en tierra fértil algún día. Nada más alejado de la realidad: el compostaje es un proceso simple, económico y de bajo mantenimiento que puede traer muchos beneficios. El más evidente es que permite reducir buena parte de los desechos orgánicos que generamos en casa y que representan casi la mitad de nuestra basura. Otra ventaja: es una actividad ideal para hacer en familia y transmitir a los más pequeños valores de consumo responsable y respeto por la naturaleza. Hoy el que no composta es porque no quiere. Existen alternativas para todos los gustos.

4. Reparar
Combatir el "use y tire"
reparación

El kintsugi es una centenaria técnica japonesa que consiste en reparar fracturas de la cerámica con oro u otros materiales preciosos. Este arte de encontrar belleza en las cicatrices de los objetos se transformó para muchos en una filosofía de vida. Sus seguidores plantean que las reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Sin el lujo de esta práctica nipona, por estos pagos también está naciendo una nueva cultura de la reparación. Cada vez son más los consumidores conscientes que se niegan a tirar a la basura sus cosas y se animan a arreglarlas. Quizás el rubro que más hace crecer los rellenos sanitarios es el textil. “Lo mejor que podemos hacer por el planeta es usar las cosas el mayor tiempo posible. Reparar es un acto radical”, escribió el millonario ecologista Yvon Chouinard, fundador de Patagonia, una de las marcas de indumentaria que se pusieron de moda promoviendo la reutilización.

5. Cocinar con sobras
El plato de ayer puede ser la delicia del mañana
sobras

No hace falta ser chef. Con algo de creatividad, las sobras de hoy pueden transformarse en las delicias de mañana. Y de paso, evitamos colmar el tacho de basura. Manuela Orbe tiene 28 años y desde su cuenta de Instagram @verdeyconsciente brinda tips sustentables para repensar la forma en que cocinamos. “Cuando decidí ser vegetariana, empecé a comprar un montón de verduras que antes no consumía y me di cuenta de que hay muchas partes que nosotros tiramos pensando que es basura, cuando realidad es comida. Hay que replantearse si se puede comer el tallo de brócoli, las hojas del apio o las semillas de la calabaza. Hay un montón de cosas que hacemos en piloto automático. Pero, por ejemplo, se puede tostar las semillas de calabaza y hacer un snack”, dice la joven y agrega: “Voy juntando en un recipiente las hojas de apio y de remolacha, las cáscaras y esas pequeñas sobras. Cuando se llena me cocino uno de mis mejores descubrimientos: la sopa de sobras”. Párrafo aparte merece el movimiento inclusivo que propone salvar a las "ugly foods". Seamos sinceros: ¿cuántas veces desechamos una banana negra o un tomate abultado? Estamos acostumbramos a comer por los ojos y muchas veces descartamos frutas y verduras que, a pesar tener sus propiedades nutricionales intactas, nos parecen feas a la vista. Por eso reconocidos chefs como Jamie Oliver están reivindicando estos productos “feos”.

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