Chetos con miedo, planchas excluidos

| La policía registra unas veinte denuncias por robo a jóvenes cada fin de semana. Dinero, championes o celular son los botines. Unos sienten temor; otros, los planchas, dicen sentirse discriminados y para combatirlo quieren ingresar en la política.

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Leonardo Carreño

MIGUEL BARDESIO

Lucía, de 22 años, sintió la presión de la navaja en la espalda: "dame todo", escuchó al ladrón adolescente que la empujó a un rincón oscuro de Parque Rodó. Ella se había retrasado de sus amigas, quienes siguieron caminando. Al principio, "todo" fueron los 300 pesos que Lucía llevaba en el bolsillo. "¿Esto, nada más?, sacate las botas". Ella tenía miedo, él estaba inquieto, tendría unos 15 años y los ojos rojos. Después de las botas, pidió la remera. "Para eso me tenés que sacar la navaja", respondió Lucía y el ladrón no aguantó sus nervios y se fue. Descalza, Lucía corrió, y temprano dio por terminada la salida del sábado 8 de septiembre.

Fuentes policiales estiman en 20 las denuncias de jóvenes por hurto o rapiña los fines de semana en Montevideo, pero muchos otros casos nunca llegan a la comisaría. La noche de los jóvenes, como el día de todos, parece cada vez más insegura. Gastón Volonterio tiene una empresa de seguridad para discotecas y se ha retirado de muchas de ellas por los problemas de drogas, violencia y robos en las inmediaciones. "Me quedé solo con las de público medio alto". Volonterio tiene un hijo de 18 años, que ya no usa más reloj y se compra solo championes baratos: "lo robaron cuatro veces", cuenta el padre.

Ahora se arrepiente, pero Lucía no hizo la denuncia. "En ese momento quería irme a mi casa y punto". Y prefirió no decirle a sus padres por aquello de evitar preocuparlos en futuras salidas.

Esteban y Lucas tampoco denunciaron a la policía. Ambos nombres fueron cambiados, pero se trata de chicos de 15 y 16 años que fueron robados en las cercanías de centros bailables. Esteban perdió 370 pesos: "empiezan pidiéndote para la entrada, pero si ven la oportunidad, te roban todo". Además de plata, a Lucas le robaron una campera y los championes en varios episodios.

¿Pero quiénes son los ladrones? En voz de las víctimas, se oye casi siempre la misma respuesta: "los planchas". Es así cómo un problema de inseguridad se convierte en conflicto social entre los bandos "chetos y planchas".

Miedo y discriminación se puede llegar observar entre ellos. "Ojalá traigan un container de pasta base y se mueran todos", pide Esteban. "Los chetitos no aguantan nada, vienen con esa pose, pero se mueren de miedo", dice Joaquín, un joven, que se autodefine plancha, en la Ciudad Vieja.

El nivel de enfrentamiento llega a dimensiones inéditas entre estilos que en principio son culturales (vestimenta, música) pero que ahora pasan por planos sociales: unos identificados con los pobres y los otros con sectores medio hacia arriba.

Entre los jóvenes siempre existieron estilos como hippillos, metaleros o darks, pero nunca la separación fue tan profunda como ocurre entre planchas y chetos. Jenny Segovia, estudiante de sociología que investigó a los planchas, lo dice así: "nadie ve a un metalero y piensa que lo va a robar. ¿No hay ladrones metaleros? Probablemente sí, pero la gente necesita de prejuicios para diferenciarse y ahora está de moda que todo lo marginal sea plancha: el que limpia los vidrios, el que mendiga, el que roba, por ejemplo".

En última instancia, se trata de la versión joven del proceso de desigualdad social que atraviesa el país desde hace 20 años por lo menos. El resultado, en los jóvenes, es temor de un lado y estigmatización del otro.

Esteban asegura que "ya aprendió". Lo robaron cuando salía de la discoteca Red, en Punta Gorda: "empezamos a caminar hacia Carrasco, y nos siguieron unos planchas. A unas cuadras, nos forzaron a darles la plata. Ahora, sólo taxi".

Desde aquella noche en Parque Rodó, Lucía se cuida más, elige bien a dónde ir a bailar. Pero su ladrón no tenía aspecto "plancha", por eso la tomó por sorpresa. "No era un plancha, era una persona normal", dice.

Para Joaquín, "plancha" es el "aguante, rescatarse: el robo, no... ta, eso va en uno, yo no". Él asegura que los "chetos" lo miran mal; "están de vivos", acota un amigo suyo.

POLÍTICA. "Decidimos agruparnos primero porque los pibes planchas iban a los bailes y a veces no los dejaban entrar. La gente ve a un plancha y piensa que es un ladrón, o que se droga con pasta base, y no siempre es así. Hay planchas que laburan todo el día para el fin de semana poder pagar la entrada al baile, o comprarse el gel para el pelo. Nos sentimos discriminados, más que antes", señala José "El Peluca" Valdéz, líder del recientemente formado Movimiento Plancha.

El 17 de octubre, sus integrantes marcharán en carros tirados por caballos, desde la Teja hacia la sede del Partido Colorado, donde esperan ser legitimados. "El diputado Abdala nos informó que seremos recibidos".

El término plancha tiene origen carcelario: es la ficha de un delincuente. Sin embargo, algunos le dan resignificado futbolístico "meter la plancha", que quiere decir "imponerse, hacerse respetar", según explica Jenny Segovia, a partir de su estudio sobre planchas. "Cuando un grupo se siente discriminado, a veces eso sirve como mecanismo de defensa. Es algo así como: `yo soy plancha, soy sucio, pero vos me tenés miedo porque te puedo cagar a palos`".

Segovia recuerda el caso de dos adolescentes que frecuentaban la Facultad; vivían en la calle, se drogaban y aunque no eran ladrones, jugaban a serlo. "Se divertían gritándole a las mujeres, que tuvieran cuidado".

Algunos, por supuesto, pasan del juego a la realidad. Un comisario con experiencia en la noche dice que la mayoría de los protagonistas de hurtos o rapiñas entre jóvenes tienen aspecto "plancha", pero él prefiere no llamarlos así. "Se mezclan mucho las cosas, también nosotros, los policías. Pero los planchas son planchas y los ladrones son ladrones".

CONSUMO. El conflicto entre los bandos se agrava porque el ideal de "juventud está hoy marcado por el consumo", según la docente de Sociología Nilia Viscardi, especialista en juventud y violencia. En los 60, ser joven significaba estudiante o militante, lo que no implica que todos fueran uno u otro, pero el imaginario los ponía ahí. Ahora, significa consumir ropa cara, tecnología y también drogas: es la visión que se hacen de la juventud los mismos jóvenes.

Para su tesis, Viscardi entrevistó a menores infractores internados en el Inau. "En las entrevistas se notaba que ellos justifican en parte el robo para igualarse a otros en el consumo; es la interpretación que hacen de estar integrados al mundo y como no pueden, recurren a la plata fácil", dice la socióloga.

No es casualidad que los "planchas" adoren y usen las marcas más caras de championes del mercado.

¿Qué es lo que diferencia a planchas de chetos? En principio, lo que llevan puesto. Y obvio que el que está más cerca del delito es el que tiene escasa capacidad para comprarse ropa, o consumir drogas.

El tema A vos, del grupo de cumbia plancha La Plebe lo sintetiza así: "A vos / que te morís de miedo con mi tatuaje / y con mi color de pelo... te digo a vos/ dejate de joder / los que te afanan usan traje y vos sabés". Y más adelante: "a vos / que me miras de arriba / porque tus pilchas son más caras que las mías / dejate de joder / que al otro mundo vamo` en bola"... "soy plancha / y soy como soy y no me refugio/ en el mismo mundo estamos los dos / te guste o no".

El líder del Movimiento Plancha, José Valdez, reclama a sus seguidores retornar a los viejos códigos: no robar en escuelas e iglesias, ni a maestros, médicos o vecinos. "Son códigos que se perdieron. Ya que el gobierno no puede hacer nada, porque no le da la policía, hay que ayudar. No puede ser que a una persona que trabaja toda la semana para comprarse un pantalón, venga uno y se lo robe para la pasta base", afirma "El Peluca", y agrega que su agrupación se opone a la droga y el aborto.

PUNTO MEDIO. A la salida de la discoteca Red está Gustavo, 16 años. Alto, de canguro negro y un gorro con visera. ¿Eso no es de plancha? "Nooo, mirá bien la marca", señala, y muestra el gorro con logo de una firma de champagne.

Ximena, de 18 años, va a W. Lounge, en Parque Rodó. Ella entra a la pista de cumbia. ¿Cuál es la diferencia con la cumbia plancha? "En sí, la música es la misma, lo que cambia es el ambiente".

En defintiva, usan gorro con visera, escuchan cumbia, pero no son planchas. El tema es que las categorías, cuando pisan la calle, se hacen más difusas. Es probable que gran parte de los jóvenes sean neutrales en esa "batalla", pero la potencia de los estilos los pone en situación de tomar partido. En especial la potencia de los planchas, que "irrumpen" en mundos no previstos para ellos. Eso de lo futbolístico, "meter la plancha".

La disco Red no deja entrar a quien lleve gorro y/o championes con resortes. "Lo hacemos para mantener un ambiente. No hay que discriminar a nadie; ellos tienen centros bailables para ellos", dice el RR.PP. Yohan Kozub.

En la zona, igualmente, aparecen grupos de "planchas", que hacen puerta o una previa para otros boliches de Montevideo. Punta Gorda, por la caída relativa de Ciudad Vieja, está volviendo a sus épocas de concentración de adolescentes. Cerca de 3.000 andan por ahí cada fin de semana y la mitad no entra a Red.

Un oficial de la Seccional 14 asegura que la seguridad se reforzó con dos patrulleros y no se registran mayores problemas. Kozub agrega que Red contrata ocho policías del servicio 222 que suma a sus 20 guardias privados.

Ciudad Vieja, en tanto, ya no es lo que era. La movida inicial con público "cheto", va cambiando y varios comerciantes se quejan de la presencia "plancha" por sus calles.

En Parque Rodó, un cuidacoche explica a su modo el porqué de los movimientos: "van donde hay gente, a ver si rescatan algo, como dicen".

El Departamento de Sociología de Facultad de Ciencias Sociales presentó el trabajo "Las marcas de inseguridad ciudadana: juventud y pobreza". Se armaron grupos de discusión de los tres estratos (alto, medio y bajo). Todos asociaron delincuencia con "jóvenes y pobres".

Al entrar en detalles, los sectores bajos, son bien específicos. Dicen: "bandas del liceo", "malandras del barrio Maracaná", "Cerro Norte", "Borro". La clase media da menos detalle: "fichas de barrios marginales", "jóvenes como nosotros, pero con otro aspecto". En estratos altos, la distancia hace que la definición de los sujetos que generan inseguridad sea más general: "marginales", "del cantegril".

En los tres casos, sin embargo, se menciona el término "plancha" como sujeto peligroso. Jenny Segovia está preparando su tesis sobre los prejuicios. Muestra carteles con términos en busca de la primera reacción del interlocutor. Cuando aparece la palabra "plancha", las respuestas que ha obtenido son: "pasta base", "robo", "preso", y hasta "violador" y "asesino".

CHANCES. Para la socióloga Nilia Viscardi, la delincuencia está en todos los sectores sociales. Sin embargo, la asociada a la pobreza (cuya imagen representa el plancha) es la más visible y vulnerable. "Es paradójico que estos delincuentes adopten el estilo que más los denuncia ante sus víctimas y la policía. O puede ser que no elijan. ¿Quién, teniendo otras posibilidades, elige el camino de robar con el riesgo de caer preso o de que lo maten?".

Un razonamiento similar se puede aplicar al estilo "plancha". ¿Cuántas chances tiene un joven marginal de ser cheto? Sin acceso a la misma educación, ni a empleo formal y con la misma rebeldía de todo joven, añora irrumpir y vengarse. Así lo canta La Plebe en su tema Cómo la voy a gozar: "Los que limpiamo` parabrisa/ Mientra` ustede` se cagan de risa / Los que arrancamo` pa` la uva / Pa` olvidarno` de toda esta locura / Los que ustedes quieren que se callen... / Tenemos un mensaje eeehhh / Pa` los chorros de traje eeehhh / Juramo` por los pibe` / que por la calle piden / se la vamo` a cobrar..."

Violencia y robos a los liceos

Los episodios violentos en las inmediaciones de los liceos públicos de Montevideo se estiman en 10 casos por semana, según la presidenta de la Asociación de docentes de Secundaria (Ades) Mónica Magnabosco.

Violencia entre grupos del mismo liceo; de ellos con otros grupos y también de víctimas de robos. Según Magnabosco, los robos se dan cada vez con mayor frecuencia y es común que alumnos pidan al docente que lo acompañen a la parada del ómnibus porque le robaron los championes.

Como respuesta, el gremio de docentes pidió a las autoridades la contratación de más personal, en especial adscriptos y porteros.

Los casos también se repiten en los centros de enseñanza privada. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes (80%) concurre a institutos públicos.

Para Magnabosco, el centro de los problemas radica en que los jóvenes apelan cada vez más a la "violencia para resolver los conflictos. Ellos no valoran el diálogo como medio para arreglar los problemas".

La violencia física, a la vez, empieza por la verbal. "El lenguaje de los chicos es ahora muy ofensivo. Lo toman de los medios de comunicación".

Las cifras

20 Estimado de denuncias por robo de jóvenes los fines de semana de noche. Otros no denuncian.

91% De los alumnos de secundaria dice que existen peleas entre compañeros, según sondeo de 2002.

67% De los directores de liceos aseguran que hay problemas de integración entre adolescentes.

Movida política

"Yo soy colorado. Fue uno de los partidos que cuando nosotros presentamos la idea de tener homosexuales, planchas y todo, nos dijo que sí. No como otros que te dicen que sí, apoyamos a los maricas y todo, pero llega el momento y le sacan el culo a la jeringa. Todavía no sé quién me gusta como candidato; cuando acepten al Movimiento Plancha, lo veré. (José "El Peluca" Valdez, 34 años).

"En las últimas elecciones voté al MPP, pero no colmó mis expectativas y me pasé al Partido Colorado". (Victoria "Vicky" Obelar, 28).

"La persona cuando ve un plancha se aleja. Y date cuenta que cuando es un pasta base no está vestido igual, no tiene los mismos championes o la campera Alfa, porque los empeñó. Hay dos tipos de planchas: está el pesado, que salió de la yuta y estuvo en los fierros, que tiene un léxico más fuerte, están tatuados y hasta tienen cortes en el cuerpo. Y después estamos nosotros, los planchas de postal como le digo yo, que están para acomodarse el pelo con gel o decolorarlo, usar caravanitas. ("El Peluca").

"Muchos piensan que todos los planchas son malas personas o violentos. No es así". ("Vicky".)

De teatro

Además de premio Florencio a mejor texto nacional, la obra Rescatate resultó todo un fenómeno: la cultura plancha, protagonista, despertó gran interés y la pieza hace más de un año que está en cartel, en La Candela, sábados y domingos a las 21.30 horas. Del autor Gustavo Bouzas, dirigida por Ruben Coletto, recoge una historia policial sobre un robo en Malvín para, de alguna manera, manifestar "comportamientos, frustraciones, miedos y también esperanzas" de un sector social.

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