Mariel Varela

Jamás quiso ser protagonista en un acto escolar.Celeste Cid (39) elegía pasar desapercibida y si había una obra prefería encargarse del vestuario o las luces antes que actuar. Sin embargo, detrás de esa personalidad reservada había una niña deslumbrada por lo artístico: jugaba con los maquillajes de su madre, leía mucho (sobre todo autoras mujeres) e iba seguido a la calle Corrientes a buscar DVDs de sus cineastas predilectos. Por eso no asombra que, con 12 años, le haya pedido a su madre que la acompañara a hacer un casting, que haya quedado seleccionada para interpretar a Bárbara en Chiquititas, y que no haya parado de hacer ficciones desde entonces.

Es meticulosa, metódica y ordenada desde niña. A Celeste, cuya única formación actoral consistió en trabajar desde niña 12 horas al día rodeada de capos y capas de la interpretación, le salían manchas en la piel por el estrés. Aún así, no aprendió a delegar.

“Tengo una forma de ser autosuficiente. Iba a la escuela, almorzaba en un remise, grababa. Mi mamá me quería ayudar con tareas mínimas del colegio, como pintar un mapa, y yo no quería. Nunca delegué mis responsabilidades. Yo había decidido trabajar en Chiquititas, entonces debía asumir todo lo que implicaba”, contó a La Nación.

Observar y reparar en los detalles está en su esencia. Lo hacía sentada en la vereda de sus abuelos y contemplaba escenas cotidianas con atención. Quizás por eso grabó un cortometraje con 20 años en la casa de su abuela que presentó en varios festivales: “Eran pocas páginas pero me llevó tiempo armarlo porque son años de vida que uno le imprime”, contó. Tiempo después, hizo un libro con collages y poemas.

Es inquieta por naturaleza. Si algo le despierta curiosidad y le resuena, se pone a investigar: así terminó en cursos de piano, astrología y literatura. Guarda pequeños libritos con ideas que desarrolla, sola o entre amigos, y que trascienden la actuación.

De niña cortaba pepelitos, los tiraba la viento y sacaba una carta queriendo ser Susana Giménez. Mucho después, le tocó teñirse de rubio y ponerse en la piel de la diva para interpretarla en la serie autobiográfica de Carlos Monzón. Reconoció que sintió presión porque pensó que la podía juzgar, y decidió llamarla.

“Necesité preguntarle algunas cosas y de algún modo recibir su aval, sabiendo que lo iba a hacer con el mayor respeto. Ella fue muy amorosa, me dijo ‘divertite y que te vistan bien’ y así fue”, contó a Planeta Urbano.

El 2003 fue redondo para Celeste. A sus 18 años le tocó protagonizar, junto a Pablo Echarri, la tira más vista de la tele argentina en prime time. En pleno furor por Resistiré, cuando los deliverys decían que no entregaban comida hasta que no terminara la novela, se cruzó con Charly García y terminó siendo su musa.

“Nos vino a conocer al estudio. Él tiene un imán. Me acuerdo que había terminado de grabar, me fui a cambiar, y cuando volví había mucha gente y me dio mucho pudor ir a saludarlo. Dije ‘pobre tipo’. Él se acercó, y cuando me paré para saludarlo, le dije ‘qué alto que sos’, entonces me agarró a upa y me dijo ‘ahora vos sos más alta’, y me dio mucha ternura. Después surge este video (Asesíname) que no tuvo un guión. Él solo me había dado la indicación de que llevara un vestido negro y nunca hablamos de nada más. Fue súper lindo. Una conexión muy agradable, de mucho entendimiento a pesar de las no palabras”, relató a La Nación.

Reconoció haber sido muy celosa y haber revisado celulares de sus parejas cuando era más chica. “Soy muy estructurada en los sentimientos, me gusta la fidelidad y cuando no recibo eso me duele mucho y me distancio, no soy de gritar ni enojarme”, confesó a Infobae esta actriz que se define como rebelde con causa, ya que al igual que Martina, rol que interpretó en la tira Separadas, se cuestiona qué es el amor y su propia manera de amar.

No todo lo que reluce es oro. A Celeste, que le llovieron propuestas en novelas exitosas, le tocó sortear una enfermedad al luchar contra la adicción a las drogas. La peor racha la atravesó entre 2009 y 2011, cuando sintió un vacío inmenso, acompañado de mucho dolor y una desconexión total. Para poder salir, dijo, resultó clave revisar su historia familiar y descubrir qué había debajo.

“Fue un momento muy triste y muy feo que no le deseo a nadie. Pasa mucho más de lo que uno percibe, en todas las familias siempre hay situaciones así”, confesó en el programa radial Agarrate Catalina.

Celeste opina que todos somos sobrevivientes de lo que nos toca en este mundo alocado: “Yo solo flaqueé un poco. En realidad, fue una hecatombe. Me perdí en el afuera, en los veintipico, ese lapso de crisis y rupturas. Y me desconecté de mí misma y de todo lo demás. Porque lo que viví no fue joda y rock and roll, sino el momento más triste de mi historia. Fueron tiempos de duelos, de ‘duelar’ fantasmas personales y temitas familiares”, reveló a Revista Gente.

Y añadió: “Trabajo desde muy chica. Crecí rodeada de cuidados y cariños, pero también obligada a pensar y a responder como adulto: con cargas horarias, comiendo en el auto entre la escuela y un estudio. La decisión era mía hasta ahí. Hasta que pesó. Uno siempre sabe cuáles son sus patas rengas. Solo necesitaba enfrentarlas y poner orden. Tuve padres maravillosos, que supieron acompañar muy bien algunos aspectos, pero otros no tanto”.

En otra ocasión, y en diálogo con Pablo Sirvén, volvió a reflexionar sobre este tormento: “Tengo una mamá que hace muchos años está internada, una cuando es chica no puede poner en palabras esos dolores y quizás tuvo algo que ver con eso”, recapituló.

En mayo de 2022 celebró con sus dos millones de seguidores en Instagram que llevaba seis meses sin fumar. Y hace tiempo que dejó de despertarse con el lema ‘solo por hoy’. “No reniego pero es muy loca la sensación, porque por momentos siento que fue a otra persona a la que le pasó”, señaló.