Por: Andrés López Reilly
La entrega de los premios Grammy, realizada el fin de semana pasado en Los Ángeles, transcurrió más o menos dentro de lo previsto para la industria del entretenimiento. Fueron premiados algunos artistas del momento como Harry Styles (“Álbum del año”, por Harry’s House), Lizzo (“Grabación del año”, por About Damn Time) y Samara Joy (“Mejor artista nuevo”). Pero Bonnie Raitt dio la nota. Sorprendió (incluso a ella misma) que la cantante y guitarrista, de 73 años, se llevara la estatuilla a “Mejor canción del año” por su temaJust Like That. La pelirroja demostró con esta balada folk (inspirada en la historia de una persona que donó los órganos de un ser amado para ayudar a otra a continuar viviendo) su total vigencia.
Just Like That es también el nombre de su último disco que lanzó el año pasado, en el que hace referencia a 14 personas que fallecieron en los últimos años y que para ella fueron importantes, desde colegas como John Prine hasta su sobrino Miles Raitt.
La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, fue la encargada de entregar el premio en el que Raitt se impuso frente a otras estrellas fulgurantes como Adele, Taylor Swift, Beyoncé y Harry Styles. Pero además, se hizo de otros dos trofeos esa noche: a la “Mejor canción de raíces americanas” (también por Just Like That) y a la “Mejor interpretación estadounidense” de Made Up My Mind.
Raitt entró al Salón de la Fama del Rock en el año 2000 con esta descripción: “La cantante y activista que cura al mundo con sus raíces de blues. Es una de las mejores cantantes y guitarristas de todos los tiempos, hace una música valiente, resistente y con un talento prodigioso”. Y pese a haber recibido este altísimo homenaje, reservado para los popes de la música, el fin de semana pasado aceptó el gramófono dorado con humildad y visiblemente emocionada. “Yo no escribo muchas canciones, pero estoy muy orgullosa de que aprecien ésta y lo que significa para mí y para el resto de compositores; sin ellos no estaría aquí esta noche”, dijo con la estatuilla en sus manos.
BLUSERA DE ASCENDENCIA ESCOCESA. Bonnie Raitt nació el 8 de noviembre de 1949 en Burbank, California. Hija de la estrella de Broadway John Raitt y su primera esposa, la pianista Marjorie Haydock, es de ascendencia escocesa. A los 12 años se inició con la guitarra y el blues, desarrollando con el tiempo la técnica del slide o bottleneck (palabra que significa “cuello de botella”, que los antiguos bluseros solían utilizar en su dedo para arrastrarlo por las cuerdas de la guitarra y obtener ese sonido tan característico y primigenio del blues).
En 1967 abandonó la universidad y se dedicó a tocar música folk en clubes de Boston. Fue así que llamó la atención del famoso mánager de blues Dick Waterman. Y comenzó a actuar junto a artistas como Howlin’ Wolf, Sippie Wallace y Mississippi Fred McDowell. Desde que Warner le publicó su primer álbum en 1971, titulado simplemente Bonnie Raitt, su carrera fue en ascenso. Y los premios no demoraron en llegar.
Hay que decir que el Grammy no es algo nuevo para ella. Su álbum Nick of Time, de 1989, fue número 1 en las listas norteamericanas y obtuvo tres gramófonos dorados, alcanzando un cuarto por su dueto con uno de los últimos padres del blues, John Lee Hooker en la canción In the Mood. Además, su álbum Luck of the Draw, de 1991, recibió otros tres Grammy.
En 2003, Capitol Records lanzó el disco recopilatorio The Best of Bonnie Raitt. Le siguió Souls Alike que se puso a la venta en septiembre de 2005. Y en Estados Unidos alcanzó el top 20 en la lista Billboard con canciones como I Will not Be Broken y I Don’t Want Anything to Change. Presentó en abril de 2012 su primer álbum de estudio desde 2005, al que tituló Slipstream. Este llegó al número 6 en la lista Billboard 200 y fue descrito como “uno de los mejores de su carrera” por la revista especializada America Songwriter Magazine. Luego de cuatro años de apariciones intermitentes, en febrero de 2016 publicó Dig in Deep (su álbum de estudio número 17) y una versión de la famosa canción Need You Tonight, del grupo australiano de INXS.
En 2000, además de haber sido ingresada al Salón de la fama del Rock and Roll, apareció en el número 50 en la lista de la revista Rolling Stone de los 100 mejores cantantes de todos los tiempos.
En una entrevista con el presentador de noticias de CBS Dan Rather se le preguntó cómo quería ser recordada. Y respondió: “Como alguien que siempre fue fiel a lo que sentía, a mi conciencia, a mi gusto musical, a mi política, a mi ira, mi frustración, mi alegría. Quiero ser recordada como una mujer confundida, honesta y terrenal, que tuvo una larga carrera”.
En 1983 Warner Bros hizo una selección de artistas y descartó a figuras como Van Morrison y Bonnie Raitt. Por ese entonces, ella trabajaba en un nuevo disco titulado Tonge & Groove, y la falta de apoyo para terminarlo la empujó al alcohol y las drogas. Dicen que fue el virtuoso guitarrista Stevie Ray Vaughan quien la ayudó a salir del pozo, años después.
Raitt también es una reconocida activista contra la guerra y a favor del medio ambiente. Fue una líder visible en el movimiento contra la energía nuclear y apoyó a varios políticos demócratas.
Su álbum de 1972 Give It Up tenía una dedicatoria “a la gente de Vietnam del Norte” impresa en la parte posterior. También colaboró en el Farm Aid (para recaudar fondos para granjeros de EE.UU.), en conciertos de Amnistía Internacional y para concientizar sobre el VIH-SIDA, cuando en la década del 80 la enfermedad hacía estragos en el mundo.