BEBES QUE NADAN

G.V.

Saber desenvolverse en el agua puede ayudar al desarrollo de un niño más saludable, simpático, perceptivo y seguro. Claro que la matronatación —natación para padres y sus bebés— no significa que el pequeño aprenda a nadar a los pocos meses de vida, pero sí que se relacione con el agua, incorporando su disfrute y manejo.

"La matronatación es una adaptación al agua. Es más que nadar, es el click. Saber flotar boca arriba, boca abajo, reírse bajo el agua; todo eso es más importante que la natación. Así, los niños quedan preparados para, luego de los tres años, asistir a una clase de natación", explica Nancy Umbre, profesora del club Biguá.

El primer paso en una clase de esta disciplina es quitarle al niño el temor al agua, paseándolos en la piscina con cuidado y frases tranquilizadoras. Pero a su vez, los instructores deben dar indicaciones a los padres para que no le transmitan miedos a sus hijos. Como señala Umbre, la matronatación "también es un medio de afianzar los lazos con los padres. Cuando llega un bebé muy sociable —que no tiene problemas en venir a los brazos de alguien que apenas conoce—, lo agarramos y lo empezamos a mover. El bebé se da cuenta que está con alguien que no le transmite temor, porque sabemos como tomarlo en brazos. A veces después los alza un papá y ya se le nota que le cambia la cara. Es hasta que el papá lo aprenda".

A su vez, se realizan leves ejercicios. Por ejemplo, cuenta la docente, "cuando se acuesta a un niño de espaldas, siempre queda con las patitas hacia arriba. Aquí lo tomamos y hacemos movimientos hacia adelante y para atrás, balanceándolos, para que hagan resistencia y las piernitas se empiecen a cansar. Entonces, si los llevas hacia atrás (de espaldas en el agua) hacen una plancha perfecta porque no levantan las piernas".

También es importante, en todos los casos, tener siempre cerca la cara del padre o madre, para que el niño lo vea sin necesidad de moverse mucho.

BENEFICIOS. Cuando un chico realiza actividad acuática en los primeros tres años de vida, sobresale por encima de otros que no hayan hecho natación en ese período, en aspectos emocionales, físicos y sociales. Logran un mejor desarrollo psicomotor —ya que hacen más movimientos que los que pueden realizar en tierra—, fortalecen su sistema cardiorrespiratorio, les ayuda con el sistema inmunológico, aumenta su percepción, mejora la relación afectiva con los padres, crea un niño más seguro y desarrolla habilidades de supervivencia. "Se los nota super. Se los ve en pleno contacto con otros bebés, prestando atención. Los que recién empiezan a trabajar se cansan enseguida en las primeras clases, pero a medida que van pasando aumentan su resistencia y aguantan siempre un poquito más. Trabajan perfectamente la media hora de clase. Cuanto más chiquito más rápido se adapta", indica Umbre.

La profesora también recalca la importancia de que ambos padres participen de la actividad, ya que en general son las madres quienes llevan a sus hijos. A su vez, es clave no perder la continuidad en las clases, aunque por supuesto los bebés dependen de las tareas y obligaciones de los adultos.

CUIDADOS. Si bien una clase de matronatación no tiene técnicas muy complejas, el lugar donde se desarrolle debe cumplir con una serie de condiciones que brinden seguridad al bebé. A pesar de que no es una disciplina nueva, esta modalidad se ha popularizado gracias a la difusión de profesionales especializados que la recomiendan, aunque no todos los pediatras están acordes con ella.

"Es importante tener el visto bueno del pediatra. A muchos papás el pediatra les dice que no los traigan, pero más por una cuestión de conservadurismo. Entonces los traen igual y el bebé anda bárbaro", afirma Umbre. Otras contraindicaciones se dan cuando el niño está enfermo o resfriado.

En cuanto a las condiciones de la piscina, ésta debe estar correctamente aclimatada. "Aquí está a 35 grados, que es ideal para trabajar con bebés. Además, el sistema de filtración del agua es a través de rayos ultravioletas. Tiene el mínimo de cloro por casos de alergias, etcétera. También se controla la calidad del agua tres veces por día, además de las inspecciones de la Intendencia", indica la profesora del Biguá.

A su vez, se considera ideal que en la pileta sea de uso exclusivo de bebés, y que no se comparta con mayores que realicen otras actividades. Como esto no suele darse, los pediatras recomiendan que los niños tengan todo el esquema de vacunación completo.

RECOMENDACIONES PARA NO OLVIDAR

- Antes de llevar al bebé a la piscina se debe consultar al pediatra.

- No dejar nunca al niño solo cerca del agua.

- El personal que da la clase debe estar especializado en trabajo con chicos.

- Elegir un horario en que el niño no deba comer o dormir.

- Nunca se debe dar de comer a un bebé minutos antes de clase de natación.

- Después del baño, se debe secar al niño inmediatamente.

- Un bebé enfermo no debe meterse en la piscina bajo ningún concepto.

- Evite piscinas de dudoso control higiénico.

- Tenga en cuenta que los bordes de la pileta siempre son lugares resbaladizos.

- Nunca se deben realizar comparaciones entre un niño y otro.

- No se deben imponer tiempos para conseguir objetivos. Cada niño tiene sus ritmos.

EL dato

En el club Biguá de Villa Biarritz, los no socios pueden asistir a matronatación por 120 pesos la clase. Los socios de entre 15 y 30 años pagan 740 pesos por mes y los mayores de 30 años abonan 850 pesos mensuales. La matrícula para socios cuesta 2.500 pesos. Por más información: 711 3923 o 711 7749.

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