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Austria cuenta con el líder político más joven del mundo

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Con 33 años Sebastian Kurz logró la jefatura de gobierno de su país.

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En pocos años Sebastian Kurz se convirtió en la figura política más popular de Austria; ha llegado a ocupar la jefatura del gobierno austríaco y también en el líder más joven del mundo

Es el líder más joven del mundo y, pese a su corta carrera política, ha sobrevivido a un escándalo de corrupción y a un traspié en su primera formación de gobierno en alianza con la ultraderecha. Sebastian Kurz (33), canciller federal de Austria, logró sortear ambos escollos con éxito; acaba de estrenar su nuevo gobierno de coalición con los verdes y continúa siendo el líder más joven del mundo.

Lo cierto es que cualquier otro político podría haber llegado a pagar muy caro semejantes traspiés, pero Kurz sigue seduciendo con su sonrisa juvenil y ha logrado instalar un gobierno con nuevas alianzas cuando la mayoría de los observadores eran escépticos.

La carrera a toda velocidad de Kurz parece llena de desafíos. En pocos años se ha convertido en una figura referencial de la política austríaca y parece encaminado a tener una proyección europea de mayor magnitud. Aunque de extracción conservadora y proveniente de una familia profundamente católica, Kurz ha demostrado ser audaz y pragmático. La prueba parece estar en la alianza del gobierno que acaba de entrar en funciones, donde Kurz hizo un acuerdo con los verdes y se comprometió a una agenda ambientalista.

RAÍCES. El árbol genealógico de Kurz revela raíces europeas más allá de las fronteras austríacas. Nacido en Viena el 27 de agosto de 1986, es hijo de un matrimonio profundamente católico, su padre Josef Kurz es ingeniero y su madre Elisabeth es profesora de secundaria. Sin embargo, su abuela materna Magdalena Müller, nacida en 1928, es oriunda de Temerin, en el reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, actualmente Voivodina, Serbia. Debió huir de su tierra natal durante la Segunda Guerra Mundial cuando los partisanos yugoeslavos y el Ejército Rojo comenzaron a ocupar el territorio que entonces formaba parte del Reino de Hungría para establecerse en la Baja Austria, que en ese entonces pertenecía al Tercer Reich.

Sebastian Kurz se crió en el distrito de Meidling, Viena, donde aún reside. Allí completó sus estudios y luego el servicio militar obligatorio para comenzar a estudiar Derecho en la Universidad de Viena a partir de 2005, pero poco después se concentró en su carrera política.

Al igual que la mayoría de los países europeos centrales, los temas relativos a la inmigración y a refugiados de distintas nacionalidades ha cobrado especial relevancia en Austria en los últimos años. De hecho, el colocarlo como foco de su campaña, se dice, fue uno de los principales factores del éxito en las elecciones para Kurz.

Tenía 17 años cuando se inició en la militancia política en el partido conservador.
Tenía 17 años cuando se inició en la militancia política en el partido conservador.

Lo cierto es que, más allá de los aspectos políticos, el tema de la migración ha estado en la historia personal del joven líder. Durante su infancia solía pasar gran parte de sus vacaciones junto a sus abuelos en la localidad de Zogelsdorf. En la década de 1990 sus abuelos habían acogido en su granja a una familia de refugiados de Yugoslavia. De manera que, desde muy temprana edad, Sebastian Kurz ya había estado en contacto con los contingentes de refugiados, en aquel caso de Europa del Este.

Desde muy joven Kurz mostró su interés por la política. Mientras estudiaba comenzó a relacionarse con el Partido Popular de los Jóvenes, la rama juvenil del partido conservador Partido del Pueblo de Austria (ÖVP, por sus siglas en alemán); por entonces tenía 17 años y unos años después llegó a presidir la rama juvenil del partido. En 2009 fue elegido como presidente federal del ala juvenil y durante los siguientes cinco años se desempeñó además como vicepresidente del partido.

Para entonces el joven Sebastian Kurz ya tenía por delante una prometedora carrera política. Entre 2010 y 2011 formó parte del Consejo de Estado y Municipio de Viena, luego fue nombrado Secretario de Estado para la Integración del Ministerio del Interior.

Con tan solo 27 años fue designado como ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Heinz Fischer; fue el titular de esa cartera más joven de la historia austríaca.

La decadencia del Partido por el Pueblo de Austria hizo que las miradas se posaran sobre una de las figuras de renovación más prometedoras. Kurz aparecía ante los medios como un líder juvenil apuesto, con un discurso claro y directo que despertaba cada vez más simpatías entre los austríacos.

En una nota sobre el líder austríaco, el portal Infobae consultó a un académico de la Universidad de Salzburgo en torno a su figura. “Kurz ha pasado toda su vida en la política partidista. Es un muy buen orador y es muy profesional en casi todos los aspectos de imagen. Aunque su perfil programático sigue siendo una cuestión abierta, sin duda ha movido a su partido a la derecha, especialmente con respecto a la cuestión de la inmigración, y ha renunciado a cualquier vacilación sobre la formación de un gobierno con el populismo radical. Kurz se ve a sí mismo como una especie de modelo de conservadurismo moderno dentro de Europa. También hay que mencionar su juventud y sus buenos modales. Estos aspectos apolíticos parecen triviales, pero sin duda contribuyen a su éxito. Los periodistas a veces lo llaman ‘el yerno perfecto’ para los electores mayores, especialmente para las mujeres y los votantes con menor educación”, lo describía Martin Dolezal, profesor del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la mencionada universidad austríaca.

Lo cierto es que el discurso conservador de Kurz terminó por seducir a muchos austríacos y determinó en 2017 su éxtio al frente del ÖVP. Durante la campaña electoral que lo llevó a convertirse en canciller de la república -una figura que tanto en Austria como en Alemania significa ser el jefe del gobierno, equivalente en otros países al primer ministro- Kurz se basó en la promesa de hacer más rigurosos los controles migratorios, así como aumentar los beneficios sociales para los trabajadores de menores ingresos.

Con esta prédica y una actitud muy dinámica Kurz pronto logró unificar al tradicional partido conservador austríaco que se hallaba en franca decadencia en la última década. Sus características personales atrajeron a muchos electores jóvenes que sintieron una fuerte identificación generacional con él.

Sin embargo, luego de la victoria electoral de 2017, Kurz se vio enfrentado a su primer gran escollo. Sus socios de coalición en la ultraderecha se vieron involucrados en un sonado escándalo de corrupción que hizo caer al gobierno y obligó a Kurz a formar nuevas alianzas.

Y por este camino Kurz llegó a lo que los analistas europeos ven como una experiencia novedosa en la historia política europea. La alianza con los ecologistas, un sector que ha cobrado fuerza en los últimos años, podía parece impensada como opción para un partido conservador. No obstante, esa fue la apuesta de Kurz para la formación del nuevo gobierno que este mes entró en funciones.

A modo de ejemplo, Finlandia, Suecia o Luxemburgo cuentan con coaliciones de los ecologistas con socialdemócratas, formaciones de centroizquierda o liberales, pero en ningún caso de derecha.

Sebastian Kurz se ha mostrado muy confiado; en cambio, algunos analistas sugieren que los votantes tradicionales del partido verde podrían resentir esta alianza. El experimento está en marcha y por ahora Kurz no parece dispuesto a dar nada por perdido mientras sus vecinos alemanes miran con profundo interés.

Alianza con los "verdes" cambia la agenda

El acuerdo de conservadores y verdes no ha sido fácil y los negociadores han tenido que eliminar ‘grandes obstáculos en el camino’, en palabras del ya canciller, Sebastian Kurz. Los Verdes serán los principales gestores de un amplio plan de medidas energéticas y de transportes para combatir el cambio climático e intentar que Austria llegue a la neutralidad de emisiones para 2040; medidas de igualdad, lucha contra la pobreza infantil y control de la financiación de partidos. Los populares mantienen el control de la agenda económica y la restrictiva política migratoria, imponen la prohibición del velo islámico en las escuelas hasta los 14 años y la polémica prisión preventiva de personas consideradas una amenaza. ‘Es posible proteger el clima y las fronteras’, resume Kurz. En la política europea, el programa apunta a ‘un cambio de tono’ y una Austria ‘proactiva’ en la búsqueda de soluciones, augura el politólogo Paul Schmidt, en una nota publicada por El País de Madrid. La alianza con los verdes es observada con interés por los alemanes, cuyo partido verde conquista cada vez mayores adhesiones en el electorado.

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