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Arte, vidrio y vanguardia

| Construidas en los `50, las obras de Luis García Pardo hacen gala de su modernismo y siguen siendo un mojón en el perfil urbano de Pocitos.

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DANIELA BLUTH

El tiempo les dio la razón. Cuestionadas y criticadas en su momento, miradas con indiferencia durante muchos años, hoy las obras del arquitecto Luis García Pardo (1910-2006) brillan en la ciudad con el esplendor del terreno conquistado. Claro que también estas cinco décadas han dejado sus huellas, como algunas manchas de óxido, revoques resquebrajados, murales desaparecidos y la presencia, casi omnipresente, de las cajas de los aires acondicionados que entorpecen la posibilidad de admirar las fachadas.

García Pardo no fue un arquitecto más. Junto a colegas como Raúl Sichero o Mario Paysée introdujo los conceptos de la arquitectura moderna en edificios de gran calidad constructiva, funcional y estética. Comenzó a trabajar ni bien egresó de la Facultad, en la década de 1940, pero fue en los años `50 -de la mano de la aprobación de la ley de propiedad horizontal en 1946- que vivió su etapa más fructifica. Junto a su colega Adolfo Sommer Smith realizó, en el barrio de Pocitos, varios edificios en altura que hoy son consideradas obras de referencia por su singularidad en la búsqueda de nuevas soluciones espaciales, estructurales y de materiales. Ellos son: Gilpe (1953), Guanabara (1954), El Pilar (1957) y Positano (1957).

Para García Pardo había dos grandes preocupaciones, las fachadas y la estructura, aspectos que sus estudiosos resúmenes en el concepto de "piel y huesos". La estructura de El Pilar, en la proa de Bulevar España y la Rambla, fue publicada como novedad en la revista francesa L`Architecture d`Aujourd`hui y la obra fue mencionada como el primer edificio colgado del mundo por el historiador alemán Udo Kultermann en su libro "La arquitectura contemporánea", de 1958. El terreno donde fue construido tiene tan solo 140 metros cuadrados.

Uno de los sellos de la obra de García Pardo es la utilización del vidrio para las fachadas, lo que convierte a sus obras en piezas transparentes. Según el arquitecto Santiago Medero, al igual que en las casas patio de Mies van de Rohe, eso no necesariamente significa una amenaza a la intimidad. "El retiro de la calle y la elevación respecto al terreno responden a esta voluntad de crear un ámbito claramente alternativo al entorno urbano que rodea el edificio, que él propone como naturaleza, y no la ciudad de casas abigarradas del novecientos". Un simple vistazo a cualquiera de sus obras basta para confirmarlo.

Otro de los rasgos distintivos de su forma de trabajar es la incorporación del arte a la arquitectura, que se traduce en murales, esculturas y jardines incorporados a sus obras. Si el Gilpe es un buen ejemplo, el Positano es el emblema, pues allí se dan cita un mural de Lino Dinetto, una escultura de Germán Cabrera y un estudio de jardín de Roberto Burle Marx.

"Entiendo que el aspecto escultórico y pictórico tienen que integrar de un modo sustancial la arquitectura, ligados al aspecto funcional e integrados de una manera tal que no debe saberse donde comienza la arquitectura y donde los elementos plásticos", dijo García Pardo.

Algunos de los artistas que trabajaron con él fueron alumnos del taller Torres García, como Vicente Martín (mural del edificio Gilpe) y Lincoln Presno (mural del edificio Guanabara), pero la mayoría pertenecía a las corrientes figurativas dominantes en los años `40.

Además, eran sus amigos y muchos le confiaron los proyectos de sus casas particulares. García Pardo diseñó la vivienda del italiano Dinetto -quien llegó a Uruguay en 1951- en Malvín; allí el artista también realizó un mural.

Su espíritu vanguardista lo llevó a presentarse a varios concursos. Uno de ellos fue el convocado por la Foreign Building and Investment Company para la sede de Peugeot, que se ubicaría en la zona de Retiro de Buenos Aires. García Pardo ideó un edificio en forma de paraboloide hiperbólico con una planta triangular que iba rotando en sus 230 metros de altura. El proyecto no ganó el primer premio, pero aún hoy se mantiene vigente, al mejor estilo de la torre en espiral que el español Santiago Calatrava levantó en Suecia.

EDIFICIO GUANABARA

Dirección: J. Benito Blanco 1223, entre Barreiro y Pagola.

Proyecto: Fue construido en pleno auge inmobiliario de la rambla de Pocitos, tiene puntos de contacto con la estética de la playa de Copacabana, en Río de Janeiro. Son dos apartamentos por piso, cada uno de ellos con una terraza de dos metros de profundidad.

Detalle: El mural del artista nacional Lincoln Presno.

EDIFICIO POSITANO

Dirección: Avenida Luis P. Ponce 1262, esquina Charrúa.

Proyecto: Fue proyectado en distintas etapas y la construcción tuvo lugar entre 1959 y 1963. Utiliza materiales innovadores en el medio, como los vidrios de doble cámara, la losa radiante eléctrica y la carpintería de aluminio.

Detalle: El mural de Lino Dinetto y la escultura de Germán Cabrera.

EDIFICIO EL PILAR

Dirección: Bvar. España 2997, esquina Av. Brasil y Rambla.

Proyecto: Un único pilar central, hueco, concentra las circulaciones. De él cuelgan tensores de acero que sostienen las losas. El área de servicios se distribuye en torno al pilar, mientras que el dormitorio y el estar-comedor se abren al paisaje de la costa.

Detalle: Tenía un mural de Lino Dinetto que hoy ya no está.

EDIFICIO GILPE

Debe su nombre a que fue encargado por un rico comerciante del interior llamado Eustaquio Gil Pereira. La obra incorporó la innovación de utilizar vidrio de color verdoso de piso a techo en cada uno de los niveles.

El jardín, ubicado en la parte posterior del edificio, fue diseñado por el paisajista brasileño Roberto Burle Marx, quien también realizó una obra en cerámica sobre uno de los muros. En el hall domina un mural de Vicente Martín.

GARCÍA PARDO EN EL MNAV

Hasta el próximo domingo, la sala 1 del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) del Parque Rodó alberga una exposición que recorre la vida y la obra de Luis García Pardo. La iniciativa, a cargo del Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura, forma parte de un ciclo iniciado en 2007 sobre la trayectoria de destacados arquitectos uruguayos. En paneles que combinan texto, planos y fotos, la muestra logra transmitir el espíritu vanguardista del genial arquitecto.

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