Tres famosas hermanas

Pablo Cajarville

DURANTE LOS CUARENTA primeros años del siglo XX, la música popular en Estados Unidos abundó en voces como las de Bessie Smith, Alberta Hunter, Ma Rainey, Lucille Hegamin, Mamie Smith, Ella Fitzgerald, y Billie Holiday. Todas eran cantantes de blues, de jazz o ambas cosas y todas llegaron a ser famosas. Tenían en común, además, ser afroamericanas.

Las vocalistas blancas son menos recordadas aunque algunas, intérpretes de canciones a veces poco relacionadas con esas dos principales formas, fueron muy populares en su época. Annette Hanshaw, Lee Morse, Ruth Etting, Fanny Brice, Helen Kane, por ejemplo, no han sido totalmente olvidadas y sus voces se han conservado en discos de "pasta" de los años 20 o 30 del siglo pasado. A veces surgen en reediciones electrónicas. Su público era muy diferente del que compraba discos de blues o jazz; le interesaba más la música bailable.

Cantaron y grabaron cientos de canciones; algunas hermosas y disfrutables aún después de tanto tiempo; otras, intrascendentes y efímeras, que se olvidaban pronto. También registraron no pocas baladas, que hablaban de amores perdidos y corazones desgarrados, las "torch songs", cuyas letras no diferían demasiado de los blues negros pero que musicalmente no se atenían a su forma clásica. Pero las cantaban de un modo totalmente distinto, sin la poderosa fuerza emocional que las intérpretes negras volcaban en sus blues. No ha quedado de aquellos años recuerdo de cantantes de blues blancas; no hay indicios grabados de que hayan intentado emular a las negras.

En cuanto al jazz, sí hubo entre las artistas blancas voces cuyo recuerdo perdura. Es el caso de Mildred Bailey, Lee Wiley, o Sophie Tucker y algunas que integraban orquestas grandes de gran arraigo popular entre fines de los años 30 y los comienzos de los 40, como Peggy Lee o Bee Palmer, entre otras. Eran cantantes a veces descollantes, capaces de generar "swing" e improvisar, dotes sin cuya presencia el jazz no existe.

LOS COMIENZOS. Los esposos Boswell, procedentes del estado de Kansas, se habían radicado en Louisiana, en un suburbio de Nueva Orleans, a comienzos del siglo XX. En 1905 nació su primera hija, Martha, y dos años después, Connie. En 1910 llegó Helvetia (Vet). Al año siguiente, Connie contrajo una poliomielitis que la inmovilizó durante muchos meses, incapacitándola de por vida para caminar. Cuando comenzó a recuperarse, pasado un año, ya se había propuesto que su impedimento no le impediría vivir normalmente. Y salvo por su silla de ruedas, así fue hasta su muerte. En la madurez, andaba a caballo y en bicicleta, nadaba, trabajaba en madera y pintaba al óleo, además de cantar y tocar instrumentos musicales.

El entorno familiar había sido muy musical y las tres hermanas, desde su niñez, recibieron instrucción formal. En la casa había tres pianos y con gran apoyo de su madre y con un buen profesor local, pronto aprendieron a tocar varios instrumentos, mientras, sin maestros, también aprendían a cantar.

Martha llegó a ser una excelente pianista, mientras Connie comenzó por dominar el violoncello, para seguir después con el piano, el saxo alto y el trombón. Vet tocaba el violín y la guitarra. Muy jóvenes, formaron un trío vocal e instrumental, que actuaba con gran éxito en cuanta oportunidad se presentaba. Tenían un repertorio que incluía música clásica, que ejecutaban Connie en violoncello, Martha en piano y Vet en violín. Pero cuando tocaban jazz, la primera tocaba el saxo, Vet el banjo, y Martha el piano.

En Nueva Orleans la música formaba parte de la vida cotidiana a un grado único en el país y las tres hermanas sacaron de ello el máximo partido. Inevitablemente, en su condición de ciudad sureña, había segregación y discriminación en perjuicio de la población negra, pero la música parece haberlas mitigado mucho. Así, blancos y negros alternaban sin conflictos en iglesias, teatros y otros lugares donde había música.

Muchos años después Connie contaba en una entrevista que admiraba a Enrico Caruso, y es revelador lo que decía al respecto: "En esa época yo admiraba a Mamie Smith y en cierto momento traté de cantar como ella... también traté de cantar como Caruso... Caruso probablemente influyó sobre mí más que cualquier otro. Por supuesto que no sueno como él, pero yo me sentaba a escuchar sus discos y su manera de respirar me resultaba asombrosa. Luego trataba de hacer lo que él hacía. Respiraba bien hondo y podía alcanzar una cantidad de notas".

Hacia 1925, comenzaron a pensar en dedicarse profesionalmente a la música. Se habían familiarizado con músicos de jazz y en la ciudad eran celebridades. En su casa eran frecuentes las reuniones en las que se tocaba y escuchaba, a las que concurrían artistas como los hermanos Louis y Leon Prima, trompetistas, o los clarinetistas Leon Roppolo (quien integraba la ya célebre banda de los New Orleans Rhythm Kings) y Tony Parenti. También solía estar presente en ocasiones el legendario cornetista Emmett Hardy, novio de Martha. Muchos años después, ella relataba que Hardy las estimulaba constantemente a desarrollar nuevas ideas musicales, para evitar que su música perdiera originalidad y se convirtiera en una copia de las ideas de otros músicos. Cuando falleció, a mediados de aquel año, las hermanas ya habían grabado algunos discos; dos fueron editados. Aunque el trío no había moldeado todavía un estilo propio, ya se percibe en esos discos la originalidad que las haría famosas pocos años después.

Hacia 1930 ya eran profesionales, y trabajaban en Los Angeles, conduciendo un programa radial, en el que cantaban las tres y luego tocaban música instrumental, con Martha al piano, Vet en violín, y Connie en saxo o cello. Eran tiempos difíciles pues el país estaba sintiendo el impacto del crack bursátil en el año anterior, pero consiguieron contratos de grabación de discos para uso en radiodifusoras de Hawaii, y pudieron así superar las dificultades. Ese año grabaron para OKeh una exitosa sesión.

No era, ciertamente, el primer conjunto de voces femeninas de la historia, pero sí el único que se sustentaba en la música de jazz. Las tres Brox Sisters actuaron entre 1924 y 1927, y las Ponce Sisters, dos hijas de músicos, entre 1925 y 1929, haciéndose famosos ambos grupos en el circuito del vodevil. Se conservan discos de las primeras que nunca han sido reeditados y que carecen de interés desde el punto de vista de los blues o el jazz. A fines de 1932, las Ponce, habiendo grabado en seis o siete años una treintena de discos, realizaron su última sesión. Tienen interés debido a quienes las acompañan: Joe Venuti, Frank Signorelli y Eddie Lang, artistas descollantes en el jazz de Nueva York. Pero las cantantes no estaban dotadas para la música sincopada y no hay posible comparación con los discos hasta entonces grabados por las Boswell. Tal vez no fue más que un intento fallido de la compañía editora, Columbia, por plantear competencia a Brunswick, de la que éstas eran artistas exclusivas.

UNA CARRERA EXITOSA. Quienes han analizado en profundidad las grabaciones de las hermanas concuerdan en situar en una sesión de marzo de 1931 en que registraron "Whadja do to me?" y "When I take my sugar to tea", el primer ejemplo de su inconfundible estilo, que les daría fama universal. Allí, por primera vez, un trío de voces femeninas abordaba, con mente jazzística, dos temas muy populares. Sobre arreglos estructurados por Connie ayudada por sus hermanas y, calladamente, por Glenn Miller, crearon una forma totalmente nueva de expresarse. La elección de los conjuntos que las acompañarían fue un acierto. Se trataba, con muy pocas excepciones, de la Dorsey Brothers Orchestra de los hermanos Jimmy y Tommy Dorsey, integrada por músicos de primera línea entre los blancos del ambiente neoyorquino, y el equipo así formado produjo unos setenta y cinco discos de alta factura jazzística. Entre los múltiples innovaciones que introdujeron las hermanas en su repertorio, se han señalado algunas que las caracterizan: continuos cambios del "tempo" ("Roll on, Mississippi, roll on"); modificación de la tonalidad de las canciones, fragmentando y abstrayendo el texto para usarlo como un blues ("There’ll be some changes made"); interpolación de fragmentos de otras canciones ("Yes Sir, that’s my baby"); estrecha interacción con los músicos, como en "Nothing is sweeter than you" en el que Connie canturrea mientras Tommy Dorsey canta con ella el tema en su asordinado trombón; asombrosa interacción, totalmente innovadora para la época, entre Connie y Martha en "Whatja do to me?". Y todo esto, se ha señalado, "sin que nada deje de sonar absolutamente natural".

En 1936, el trío se disolvió. Martha y Vet se habían casado y dejaron de cantar. Pronto se casaría Connie. Sin duda la de mayor talento musical, continuó cantando y llevó al disco muchísimas grabaciones, para un público que la amaba. Durante su larga carrera, fue una importante influencia para muchas cantantes. Falleció a fines de 1976.

"Connie Boswell. Sé que Connie Boswell estaba haciendo cosas que nadie hacía en su tiempo. No hay que darlo por bueno porque yo lo diga; basta que escuchen los discos que hacía en su época..."

Así contestó Ella Fitzgerald en su juventud, en vida de Connie, cuando se le preguntó cuál había sido la artista que más había influído en ella. Es un elogio tanto para ella como para el grupo que integró, una de las más originales y fecundas agrupaciones en la historia del jazz "tradicional".

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar