Novela histórica

Recuperar a Johannes Gutenberg por la vía de la ficción, de la mano del catalán Enric Satué

Novela centrada en Nicolas Jenson, discípulo y notable figura del siglo XV

Enric Satué
Enric Satué
(Foto: Albert Salamé/ VWFoto/ proporcionada por Distribuidora Océano como material de difusión)

por José Arenas
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Cuando la técnica y el oficio de la imprenta alborean, pasada la primera mitad del siglo XV, y Gutenberg se ha instalado en Maguncia, aparece como discípulo la figura consular de Nicolas Jenson, que renovaría el arte de la impresión hasta nuestros días, dándole un toque de modernidad al invento más importante en la historia del conocimiento Occidental.

Impresor durante la era de Carlos VII en Francia, Jenson es enviado a Alemania para trabajar bajo las directrices de Johannes Gutenberg y aprender la difusión y la impresión en el sistema de tipos móviles. Tres años durará su estadía como estudiante de las formas de su maestro. Allí habrá de desarrollar una técnica que lo volverá idóneo a la vez que un esteta del arte de la tipografía. Escribirá un manual en forma de decálogo con reglas para la difusión del trabajo con la imprenta y abrirá, luego en Venecia, su propio taller donde se concebirá desde un inicio la idea del libro y las raíces del concepto de edición: maquetas, ilustraciones, tipografías variadas, impresiones diversas. Todo ello dejará estandarizada la escritura y sus oficios allegados, construyendo el andamiaje de la industria editorial tal como se la conoce ahora.

Enric Satué (Barcelona, 1938) cuenta toda esta historia en una novela repleta de conocimiento histórico, con erudición por cada una de las aristas que forman el texto: el arte de la tipografía, la historia de la escritura a partir de la imprenta y una técnica narrativa que sin ser explosiva o brillante tampoco deja que el lector se evada. El príncipe de la imprenta es un texto de historiador más que de novelista. Se trata del ejercicio de pasar a la ficción aquello que simplemente pudo haber sido un buen libro de historia o de ensayo histórico. Los personajes, el narrador, irán poniendo en manos de lo ficticio las conjeturas que el académico no se anime del todo a establecer corriendo riesgo verdadero. Se trata de un truco de ficción ensayística basada en las “memorias”.

Claro que la información es basta e irrefutable, pero por momentos aparece la idea de que el texto ficcional de rango medio pudo haber sido una obra de crónica o ensayo histórico de verdadera relevancia. Sería injusto, de todos modos, achacarle esos yerros a la novela de Satué. Las “memorias” de Jenson, en definitiva, llegan a buen puerto.

EL PRÍNCIPE DE LA IMPRENTA, de Enric Satué. Galaxia Gutenberg, 2025. Barcelona, 259 págs.

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