por Laura Chalar
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Algunas veces los hados de las letras conceden dones a los mortales. El hallazgo de una obra teatral inédita del escritor argentino Roberto Arlt ingresa en esta categoría, aunque la palabra “hallazgo” no sea del todo adecuada para una pieza que, vendida por la hija del autor al Instituto Iberoamericano de Berlín en el año 2002, pudo haber conocido alguna representación en 1964 (no hay certeza al respecto) y ya había sido objeto de atención crítica.
Lo novedoso, en este caso, es la publicación del trabajo, uno transgresor —data de 1934—, técnicamente ambicioso y, sobre todo, nunca antes difundido del canónico escritor. La edición cuenta además con un minucioso e inteligente aparato crítico a cargo de Ignacio Gutiérrez y Oscar Brando, e impactantes ilustraciones de Pedro Dalton.
El prusiano de Flores. El rescate de una obra olvidada de Arlt es una ocasión más que propicia para conocer o revisitar a este ineludible representante de las letras argentinas. Hijo de inmigrantes de lengua alemana (prusiano el padre, austrohúngara la madre), Roberto Emilio Godofredo Arlt nació en Buenos Aires en 1900. Pasó su infancia en el barrio porteño de Flores. Autodidacta, con una escolaridad salteada, ejerció diversos oficios —incluyendo los de mecánico y hojalatero— antes de comenzar a trabajar como periodista, tarea que desempeñaría durante toda su vida.
En la década de 1920, el joven Arlt se acercó al círculo literario llamado “Grupo de Boedo”, agrupación de escritores vanguardistas caracterizada por su marcada preocupación social y de signo izquierdista. En el seno de este grupo —que la crítica suele contraponer, quizá a contrapelo de la realidad, al “Grupo de Florida”, caracterizado como más aristocrático— comienza a desarrollarse su creación literaria, aunque la misma no siempre halló recepción favorable entre los integrantes del cenáculo. De hecho, su primera novela, El juguete rabioso (1926), fue rechazada por la Editorial Claridad, vinculada al Grupo de Boedo, y publicada por Editorial Latina gracias al estímulo y ayuda de Ricardo Güiraldes, para quien Arlt trabajó como secretario y con quien entabló una sólida amistad.
Esta novela sería seguida por Los siete locos (1929), Los lanzallamas (1931) y, finalmente, Amor brujo (1932), que marca el final de su involucramiento con la narrativa larga. Alejado de la novela, Arlt seguirá escribiendo cuentos, teatro y, sobre todo, artículos periodísticos, hasta su temprana muerte en 1942 a consecuencia de un infarto.
Exponer la decadencia. Tanto en la narrativa (cuento y novela) cultivada por Arlt como en su obra dramática y —por supuesto— en su trabajo periodístico, el interés por la cuestión social y una visión extremadamente crítica de la decadencia política y moral argentina resultan manifiestos. A través de personajes y peripecias que a menudo rozan lo grotesco, Arlt traza la angustiosa cartografía de un país atravesado por la desigualdad, el autoritarismo y la exclusión —cualquier semejanza con la Argentina actual no es pura coincidencia— y crea un corpus literario que, si bien no puede caracterizarse como escritura de denuncia, por cierto no se priva de decir lo que se tiene que decir. Los enfermos psiquiátricos piojosos y maltratados, mencionados como al pasar en la obra rescatada que hoy nos ocupa, son apenas un ejemplo. En Saverio el cruel (1936), que se considera la pieza más lograda de Arlt y algunos ven como “descendiente” de la recuperada, un grupo de jóvenes ricos y ociosos urde una farsa moralmente repulsiva para tomarle el pelo a un hombre pobre, con resultados trágicos. La sociedad argentina, parece decir el autor, está enferma; tan enferma como pretende estarlo la muchacha de buena familia que se divierte fingiendo locura para gastar una broma a un infeliz.
Según queda dicho, las temáticas y estilo de Arlt fueron a menudo cuestionados; y esto no sólo por los supuestos “cajetillas” del Grupo de Florida sino también por sus propios contertulios del Grupo de Boedo. Los intelectuales argentinos entendían que la sociedad del momento no estaba preparada para la virulencia y sordidez que trasuntaban algunas de las obras de su colega. Fue por ese motivo que Ricardo Güiraldes le aconsejó abandonar el título “La vida puerca”, que inicialmente llevaba la primera novela de Arlt, y sustituirlo por “El juguete rabioso”, con el que en definitiva se publicó. Para el escritor, sin embargo, no existía opción posible, pues “entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados”.
Entre los edificios que se desmoronan —con estruendo aterrador— en este país herido de muerte, se encuentra el innominado hospital psiquiátrico del manuscrito conservado en Alemania.
Teatro en el manicomio. Los editores de la pieza recuperada han mantenido el título de Ursaverio, dado a la obra —que no tiene título en el manuscrito— por los académicos alemanes, a la manera del Urfaust de Goethe, si bien las diferencias con Saverio el Cruel son importantes. Señalan, también, las múltiples —y por lo menos curiosas— coincidencias de esta obra con la muy famosa Marat-Sade, de Peter Weiss, aunque la de Arlt la precede en tres décadas.
Al igual que en el drama de Weiss, el Ursaverio muestra una “obra dentro de la obra”, escrita, puesta en escena y protagonizada por los pacientes de un hospital psiquiátrico —en la época en que Arlt escribía, simplemente un “manicomio”—, ámbito que, entonces como ahora, era testigo de miserias humanas que el autor no tiene reparo en exponer, así no sea más que a través de los agravios de los enfermos.
Estimulados por los directivos del hospital a montar una pieza teatral que demuestre las facultades terapéuticas de la creación artística y, de paso, traiga reconocimiento y gloria a la institución y sus jerarcas, los “locos” llevarán al escenario sus obsesiones, deseos, antagonismos y reivindicaciones, con un final trágico, aunque difícilmente inesperado.
La acción se juega a través de diversos planos o capas, una complejidad porosa que los personajes encarnan y desarrollan fluidamente, trascendiendo la mera “experimentalidad” para elevarse al nivel del mejor Arlt.
URSAVERIO, de Roberto Arlt. Estuario, 2023. Montevideo, 213 págs.
