Oscar Brando
JUAN JOSÉ SAER (Serodino, provincia de Santa Fe, Argentina, 1937) murió en París el 11 de junio de 2005 sin haber podido terminar la novela que estaba escribiendo. La única frase que dejó para el último capítulo de La grande fue: "Con la lluvia, llegó el otoño, y con el otoño, el tiempo del vino". Esta frase breve y sencilla cerraba una obra extraordinaria en complejidad, calidad y cantidad que Saer había comenzado a escribir hacía 50 años. En ese medio siglo había editado cinco libros de cuentos, doce novelas (si se incluye La grande publicada póstumamente en el 2005), un libro de poemas, un relato-ensayo sobre la zona de su narrativa y dos recopilaciones de artículos críticos. El año después de su muerte se conoció en libro un conjunto de colaboraciones periodísticas y a partir del año 2010 comenzaron a publicarse sus materiales inéditos, y a partir del 2012 como parte de un plan de edición del archivo que dejó.
El contacto con el material inédito de Saer lo tuvo un grupo de investigadores encabezado por Julio Premat que, aun en vida del autor, realizó la edición crítica de las novelas Glosa y El entenado para la colección Archivos de la Unesco. El autor puso a disposición todos los papeles preparatorios de las dos novelas; el trabajo estaba concluido cuando Saer murió, pero la edición recién se conoció cinco años después. En ella se dio a conocer la transcripción pero también la versión digital de todo lo concerniente a las dos novelas publicadas. Ese primer acercamiento hizo posible que, luego de la muerte, se siguiera trabajando con el copioso volumen de papeles que Saer había dejado en su apartamento parisino: alrededor de sesenta cuadernos, veinte carpetas y hojas sueltas. Así fue que durante varios años, sobre todo en París pero también en Argentina, equipos de investigadores se propusieran la tarea de ordenar, clasificar, copiar y digitalizar el archivo dejado. Finalmente este fue adquirido por la Universidad de Princeton.
CUADERNOS VARIOS.
La tarea de edición de los "Borradores inéditos" consta, por ahora, de tres etapas. Una primera es la publicación de los llamados "Papeles de trabajo"; luego aparecerá la poesía que dejó inédita y finalmente un volumen de ensayos, al parecer muy nutrido, que Saer había escrito desde sus primeras épocas y que no incluyó en los libros que publicó en vida. El año pasado se pudo acceder a la primera parte de los "Papeles de trabajo" que, finalmente, fueron repartidos en dos volúmenes. Se anuncia la aparición del segundo en la primera mitad de 2013.
¿Qué encuentra el lector en este libro? La reproducción parcial de 10 cuadernos del archivo más la inclusión de unos pocos textos sueltos y otros encontrados en una carpeta. ¿Por qué la reproducción es parcial? Porque los investigadores, así lo explica Premat en la "Introducción general", excluyeron las notas preparatorias y los manuscritos de los textos editados, seguramente reservados para futuras ediciones críticas de la obra de Saer. De manera que lo que queda reproducido son anotaciones que Saer pudo ir haciendo en los cuadernos, fragmentos tanto de relatos como de ensayos, algunos poemas, breves traducciones, reflexiones sobre distintos temas. Como excepción a lo excluido se incluyen algunos comienzos tentativos de novelas luego publicadas que, en rigor, formarían parte de los llamados antetextos de la obra y versiones de relatos que cambiarán de rumbo, pero en las que se pueden encontrar también elementos pre-textuales de la redacción definitiva.
Revisemos rápidamente el material contenido en este primer Papeles de trabajo. Los dos primeros cuadernos se conservaban en Argentina. El llamado Cuaderno 0, con los textos más primitivos del autor, había sido dejado por Saer en manos de un amigo. Un sobrino poseía el Cuaderno 1. Los Cuadernos 2 al 7 y el llamado Cuaderno Núcleo I fueron comenzados en Argentina y trasladados a Francia, país en el que Saer residió desde 1968 hasta su muerte. La mayor parte de su material corresponde a los años de permanencia del escritor en su país de origen; luego en Francia, Saer pudo retomar alguno de esos cuadernos para incluir anotaciones. La carpeta contiene una versión dactilografiada de un texto titulado "La ocasión", fechado en tres lugares: Paraná, 1961/ Guadalquivir, 1973/ Sena, 1984. Finalmente, del Cuaderno 22, plenamente francés, se recogen los comienzos de la novela La ocasión escritos ya en 1987.
A MEDIO BORRAR.
¿Qué tiene que ver esta árida descripción con la satisfacción que produce la lectura de la obra édita de Saer? Mucho y nada. Es muy difícil interesarse por estos materiales si no se es lector de Saer. Es poco probable que este libro inicie lectores nuevos. Pero sin duda para aquellos lectores de Saer, comunes y corrientes, este libro puede depararles algunas sorpresas agradables. Un consejo: luego de leer la "Introducción general", vaya leyendo la descripción de cada Cuaderno incluida en las "Notas" finales, antes de sumergirse en la lectura del Cuaderno correspondiente. La primera cosa que puede seducir son relatos, muchas veces inconclusos, que uno se pregunta por qué no publicó. Los trabajos titulados "A medio borrar" (lejano antecedente del luego publicado con ese título), "La habitación de la luz", "Rojo blanco al rojo vivo" o el primitivo "La ocasión" valen por sí mismos. Valen, igualmente, las reflexiones de Saer sobre su condición de escritor: la conciencia clara de su vocación y de un proyecto de escritura. Sus anotaciones sobre la situación del escritor y el intelectual en los años 60, sobre política y literatura, sobre Borges o Lugones o su testimonio sobre un pequeño escándalo que produjo en el V Congreso de Escritores realizado en Paraná en 1964 complementan los registros ensayísticos que dejó en los libros publicados y completan el itinerario intelectual del escritor, sobre todo en sus años argentinos. El amplio espectro del Cuaderno Núcleo I, 1963-1978, es el que permite sopesar mejor la acumulación de la experiencia creadora.
Ya para lectores más devotos pueden interesar los primeros textos narrativos para ver cómo se fue formado el universo saeriano entre ensayos y errores, cómo se produjo la aparición de los personajes de su "elenco estable". Hay en estos esbozos escenas que luego no tendremos: la de Carlos Tomatis escribiendo, por ejemplo, en "La habitación de la luz", al que luego apenas veremos retocando poemas en la novela que Saer le dedica, Lo imborrable (1992). Para los más especializados, la presencia de los comienzos de El limonero real o de una primera versión de "A medio borrar" en los años 60 reformula lo que hasta el momento se consideraban las etapas de la escritura de Saer: la idea que surgía de su obra édita sugería que el proceso más profundo de investigación narrativa se había producido en los años 70, cuando Saer, ya instalado en Francia, publicó El limonero real (1974), La mayor (1976) y Nadie nada nunca (1980), sus textos más experimentales. Estos antecedentes, si bien se advierte que los cambios producidos en las versiones finales son grandes (el libro no reproduce la primera versión de El limonero real para saber qué cambios se produjeron) flexibilizan los tabiques que tradicionalmente había trazado la crítica entre las estéticas saerianas.
Retocando la teoría del iceberg planteada por Hemingway para el cuento, se podría decir que la parte publicada de la obra de un escritor, sobre todo cuando se trata de un escritor inmenso como Saer, se sostiene en un también inmensa, invisible e imborrable tarea, cuya revelación no impide en absoluto el goce de la lectura.
PAPELES DE TRABAJO. Borradores inéditos, de Juan José Saer. Seix Barral, 2012. Buenos Aires, 388 págs. Distribuye Planeta.