Cómo se leía en el 900

La biblioteca de una adolescente sagaz y curiosa, Ana Amalia Batlle Pacheco, hija de José Batlle y Ordóñez

Una intelectual lectora signada por la enfermedad y la tragedia

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Ana Amalia Batlle Pacheco
(Archivo)

por Laura Chalar
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En mayo de 1912, tras una velada en el Teatro Solís, Ana Amalia Batlle Pacheco, hija del entonces presidente José Batlle y Ordóñez y de Matilde Pacheco Stewart, tosió sangre por primera vez. Nueve meses después, en enero de 1913, moría de tuberculosis en la quinta familiar de Piedras Blancas a los dieciocho años. Una vida trunca que este libro, reuniendo aportes académicos, busca recuperar.

La obra tiene como antecedente la exposición dedicada por el Museo Histórico Nacional a la biblioteca que Ana Amalia y Matilde construyeron a través de los años y que Matilde continuó luego de la muerte de su hija. Esta “biblioteca de las dos” se componía tanto de los regalos de parientes, amigos y otras personas del círculo social de la familia como de adquisiciones propias, muchas de ellas realizadas durante un largo viaje a Europa, Medio Oriente y el norte africano entre 1907 y 1911. Al morir Matilde, la biblioteca —que contaba con novelas, poesía, teatro y ensayos, entre otros géneros— superaba las seiscientas obras. Aun luego de fallecida Amalia, su madre continuó estampando los nombres de ambas en las que sumaba a la colección. “Mi tesoro, siempre cuido lo tuyo”, escribe en un libro comprado con anterioridad a la pérdida de la hija.

La obra indaga otros temas, como la vivencia iniciática del viaje familiar, las cartas de la joven, el diario que llevó en las semanas previas a morir, el impacto social de su muerte y el modo en que sus padres transitaron el duelo. Es duro leer sobre el tratamiento del neumotórax —novedoso por entonces— a que fue sometida. Amalia lloraba de dolor ante el “pinchazo profundo” y “horrible desgarramiento”, mientras un Batlle pálido y sudoroso le aferraba la mano. Amalia padeció este horror en tres ocasiones.

Más positivo es observar el vínculo de Amalia con sus hermanos y primos, teñido de afecto y humor, aunque esta jocosidad, manifiesta en la correspondencia familiar, no siempre sea captada en el libro. Por ejemplo, al mencionar la carta de uno de los hermanos, César, a su cuñada inglesa, a quien dice que el rey Eduardo VII quiere conocerlo por ser pariente de ella, se especula sobre si el encuentro se habrá dado, cuando el comentario de César tiene todas las trazas de ser una broma.

Más allá de estos detalles, este es un libro conmovedor que revela el mundo de una adolescente sagaz y curiosa.

UNA VIDA BREVE EN EL 900: Ana Amalia Batlle Pacheco, de AA.VV., Planeta, 2024. Montevideo, 231 págs.

Matilde Pacheco y su hija Amalia
Matilde Pacheco y su hija Amalia
(Archivo)
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Ana Amalia Batlle y familia, durante el viaje que realizara Jose Batlle y Ordoñez por Europa entre sus dos presidencias, año 1908 a 1910
(Archivo)
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Jose Batlle y Ordoñez y familia, con Ana Amalia al medio, sentada
(Archivo)

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